🏈Capítulo 6🏈

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Fiesta de bienvenida
(Parte dos)

Travis

Los ojos cafés de Kylie se abrieron, totalmente perplejos. Todos los que están alrededor de la mesa están boquiabiertos por lo que le acabo de retar a la enana que quiere desaparecer. Mae parece que bota humo por las orejas, porque está roja y tiene los labios apretados en una fina línea.

No sé por qué carajos me llegó ese reto a la cabeza, pero desde que llegué y la vi, no pude evitar bajar la mirada a sus labios gruesos que me vuelven loco.

Joder.

Sus ojos se clavaron en los míos, tratando de descifrarme, pero yo solo me mantengo firme ocultando una sonrisa maliciosa.

—Puedes cambiar el reto, Kylie —le dijo Mae, con la intención de que ella acepte.

No lo cambies, porqué volveré a retarte.

Ella se mordió el labio inferior, indecisa.

Tiene que aceptar, muchas chicas morirían por besarme, porque saben que a nadie beso en la boca. Es algo muy íntimo para mi.

—¿Si lo cambio me lo volverás a retar? —me preguntó ella con seriedad.

Lamí mis labios.

—Lo haré, enana —aseguré muy decidido.

—Pues no juego —se encogió de hombros. Todos la miraron, perplejos.

—¿Qué? —logré articular. Ella suspiró.

—No voy a besarte —aclaró.

¿Por qué carajos me encanta?

—¿Segura qué no quieres besar a Travis? —le preguntó Asher, perplejo. Kylie asintió sin más.

—No puedes retractarte, porque has aceptado jugar —le recordé.

—Así como me metí a jugar, puedo salirme —replicó ella.

—Kylie... —su amiga tocó su hombro, pero ella no se inmutó.

Sus ojos están en los míos, mirándome con odio puro. Todos nos miran a ambos al mismo tiempo, esperando una reacción por parte mía.

—Nadie me niega un beso —hablé entonces, controlando el temblor de mis labios. Ella alzó una ceja.

—Pues hoy es tu día de suerte, chico engreído —puso las manos en la mesa y parpadeé varias veces —. Porque yo, Kylie Watson, no pienso besarte. Que muchas hagan fila y y te besen, con permiso —tomó el brazo de su amiga, se dio la vuelta y empezó alejarse.

—Ella le negó un beso al Quarteback —murmuró alguien con los ojos abiertos. Muchos empezaron a murmurar cosas, pero yo los ignoré. Mis ojos están enfocados en la silueta de ella, viéndola entrar de nuevo a la mansión.

Esto no se queda así.

—Yo puedo besarte, ya que ella te acaba de rechazar —miro con seriedad a Mae.

—No, yo la quería a ella —me miró furiosa, pero me importó muy poco. Ignoro las miraditas que todos me echan y me alejo yendo a la casa de nuevo.

Necesito un trago porque mi cuerpo arde por completo. Cuando entro, pierdo de vista a la enana con su amiga pelinegra, así que decidí ir por un trago, mirando a todos festejar.

Ella me dará ese beso, así sea lo último que haga.

🏈

Ya han pasado tres horas y solo me he concentrado en bailar, beber y pasarla bien con mis amigos. Mae sigue furiosa conmigo, pero sé que soy un hijo de puta, porque no me importa. Ella puede hacer lo que se le dé la gana con su vida y yo también puedo hacerlo con la mía.

Fingiendo por tres meses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora