Callar el dolor
Travis
Tenía meses que no hacía mi hobby favorito; surfear, mi padre me enseñó desde muy pequeño, recuerdo la primera vez que me enseñó a cómo montar una tabla para surfear. Aurora sigue en el hospital por la quimio, no voy a negar que tengo miedo si no resulta como todos esperábamos. Mi hermana se ve más pálida, odio verla así; sufriendo. Mi madre la fue a visitar ayer por la tarde, solo se demoró media hora nada más, le da igual no quedarse más rato con su hija.
Yo no he ido a clases, no me dan ganas de tomar un bolígrafo, solo voy a los entrenamientos, dentro de unos días tenemos un juego muy importante donde asistirán patrocinadores, si ganamos, iremos a Chicago para jugar con el equipo de esa cuidad. Antes tenía muchas ganas, pero ahora no, estoy más centrado en que mi hermana pueda vencer el puto cancer.
Hoy las olas están perfectas, no dejo de surfear, tratando de centrarme en esto, porque cuando pienso en la quimio de mi hermana, no quiero ni respirar. Solo llevo unos shorts playero azul oscuro, mi tabla es del mismo color pero más clara. No he ido a mi piso para estar con los demás, me la paso durmiendo en la habitación de Aurora, mirando sus muñecas.
Me quedo otro minutos surfeando, viendo desde lejos la casa. Para cuando termino, me pongo boca abajo sobre mi tabla, muevo mis brazos y piernas para nadar hasta la orilla.
Visualizo una pequeña figura caminar por la arena, abrazándose a sí misma. Me es inevitable no sonreír al verla, es tan enana.
Me levanto, llevando mi tabla de surf con una sola mano, con la otra me trato de peinar mi cabello húmedo. Salí por completo de la playa, caminé a ella de una vez.
De seguro acaba de salir de clases, tiene que entregar un trabajo muy importante. Su cabello está suelto, expande un olor agradable. Sus ojos cafés se clavaron en mi, alzando un ceja.
—¿Muy rica la playa? —ruedo los ojos.
—Demasiada, tonta —sonríe un poco —. ¿Y eso que me has venido a visitar?
—No te ilusiones, chico engreído. ¿Vas a ir con Aurora? —asiento con lentitud —. ¿Puedo ir contigo? Es que le tengo un regalo.
—¿Cuál regalo...?
—No seas chismoso, ¿si puedo acompañarte?
¿No quieres casarte conmigo más bien? Yo contento de la vida.
—Claro que si, hermosa.
—Bien, ahora ve a ducharte para irnos lo más pronto posible —se da la vuelta y camina por el pequeño camino que da al jardín de la casa.
—¿Eso es todo? —Enana se tiene y me mira por encima de su hombro —. ¿Y mi beso de saludo? Que mala educación, Watson —niego, dramáticamente.
—Que te lo dé la playa —me lanza un beso y sale corriendo, haciéndome quedar indignado.
—¡No es justo, Enana!
—¡Deja el drama, Howard!
Siento un bufido de mala gana.
Enana tonta.
🏈
Acabamos de llegar al hospital donde se encuentra mi hermana, mi padre sigue aquí, le dije que ya fuera a casa para descansar, ambos nos torneamos, mis amigos, Dafne, Olivia y Liam nos ayudan.
Enana viene a mi lado, feliz por ver a Aurora. Trae una bolsa de regalo rosa, quería ver que había adentro, pero no me dejó.
ESTÁS LEYENDO
Fingiendo por tres meses
Teen Fiction"Ella será mía, cueste lo que cueste". Kylie Watson tiene una meta en su vida: estudiar en una de las mejores universidad en su país, siendo una becada. Ella tratará de pasar desapercibida y alejarse lo más posible de los problemas, pero eso cambia...