🏈Capítulo 30🏈

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Mirada dolida

Kylie

Mmm, Travis no ha aparecido en el campus, es extraño. Van a jugar contra el equipo de fútbol de Chicago en un mes próximamente, debía de estar en los entrenamientos, sin embargo, no apareció. En toda la clase me la pasé preocupada por él, también que debo comprarme una cámara nueva, menos mal entregamos el proyecto porque ya lo tenía listo y me había decidido que fotografía usar. Aunque no me gusta estar sin mi cámara, me la pasaba tomando fotografías a todo.

Hablé con Hugo y acepté su propuesta. Podría resultar, así obtendría dinero para rentar un pequeño departamento por los menos. Sería fantástico.

Aurora sigue en el hospital, no he dejado de visitarla, siempre le llevo películas de princesas para ver juntas. A ella le fascinan, me gusta verla sonreír y con buena energía —a pesar que las quimíos la tienen débil —, los chicos se nos unían, pasábamos una linda tarde junto con Aurora.

Dafne salió con su madre, hoy es viernes, así que yo voy al dormitorio para dejar algunas cosas e ir a buscar a Travis. Lo llamé y no contestaba, Hugo me dijo que por la mañana visitó a Aurora, pero que luego se fue. Hugo se siente mal por lo qué pasó hace unos días con la madre de Travis y a Aurora, esa mujer es una mentirosa de primera, le tengo tanta rabia por cómo se comporta con sus hijos.

Antes de ir al dormitorio, recuerdo que tengo que dejar un libro en la biblioteca que había quitado prestado hace dos días, lo terminé de leer ayer por la noche, era muy corto y con una triste historia.

Suelto un suspiro y me dirijo hacía allá con pasos rápido, sin mirar a nadie y con mi expresión seria. Saludo a la señora que se encarga de toda la biblioteca cuando llego, decido dejar yo misma el libro en donde lo tomé que se encuentra en la tercera fila de los estantes.

Me detuve al escuchar dos voces que conozco bien, para cuando asomo mi cabeza en la segunda fila, me llevo la sorpresa de ver a Travis y a... Mae. Los dos están de pie, él me está dando la espalda, lleva la chaqueta del equipo, su cabello se nota húmedo. Mae está muy cerca del castaño, que casi podrían unir sus pies. No sé qué le dijo Travis, pero veo cómo mi prima se pone de puntitas... intentó besarlo, solo que Travis retrocedió y ella se quedó quieta.

Yo no sé qué decir o hacer, ¿esto es en serio? ¿Será qué ambos ya se han besado? ¿Por qué estoy pensando en todo eso?

—Primita.

La voz de mi prima hizo que hubiera un largo silencio cuando los hombros de Travis se tensaron y se giró para verme, yo me enderezo y los miro sin expresión alguna. Parece que ella está contenta con la situación, lo disfruta. Esta vez no pienso dejarme, claro que no volvería a hacerlo.

—Hola —hablé en tono agrio.

Los ojos mieles de Travis no dejan de estar enfocados en mi, me acerco a ellos sin más.

—¿Por qué nos interrumpes? —casi me río por la tonta pregunta de la pelirroja.

—Hermosa.

Joder.

Hago todo mi esfuerzo para que mi cuerpo no reaccione a ese apodo, y lo ignoro por completo. Presto toda mi atención en Mae que no deja de sonreír.

—No me importa si los interrumpí o no, solo venía a devolver un libro —aclaro con seriedad, sintiendo el perfume de él y su mirada.

—Ah, claro. ¿Entonces por qué no te vas...?

—Tú y yo ya no tenemos nada de que hablar, Mae —masculló Travis —. Ya te dejé las cosas claras, y no vuelvas a intentar besarme.

Fingiendo por tres meses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora