🏈Capítulo 5🏈

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Fiesta de bienvenida
(Parte uno)

Kylie

Desde que tenía tres años he amado la fotografía, siempre me había gustado fotografiar cualquier cosa que me llamara la atención. Creo que heredé la pasión por la fotografía por mamá, ella era una gran fotógrafa. Siempre salíamos juntas al parque y ella se ponía a fotografiar los lindos paisajes, a mi me encantaba verla y también poder ayudarla. En mi cumpleaños número siete, mamá me había regalado una cámara para fotografiar mis propias cosas. Ese día fue el mejor, porque me llevó a varios lugares junto con papá para que yo pudiera fotografiar lo que quisiese.

Papá era arquitecto. Un gran arquitecto en la ciudad, yo lo admiraba todos los días. Ellos siempre estuvieron ahí para mi en mis peores momentos, no eran perfectos pero nunca me faltó cariño, apoyo y más por parte de ellos. Eran mi vida. Mis razones por la que se seguir es esta vida y también mi abuela. Ahora estar sin los tres, es como no estar en este mundo, estoy muerta en vida desde que mis padres fallecieron y ese mismo día se llevaron a mi abuela a un acilo. Ella aún me podía cuidar hasta ahorita, pero mi tía se las arregló para que no fuera así.

Y eso me duele.

—¡Hemos llegado! —hice una mueca cuando Dafne aparcó su auto frente a una mansión con luces de colores, muchos universitarios y vehículos costosos. Se quitó el cinturón de seguridad y me miró —. Todo estará bien, Kylie. Además, estás conmigo y jamás te dejaré sola. Nos vamos a divertir y será la mejor noche de nuestras vidas —asentí no tan convencida.

Bajamos de su auto y me abracé a mi misma, no hay frío, pero es que estoy muy insegura con esta fiesta.

Son las siete de la noche y, parece que todo el campus habita la mansión porque hay muchísimas personas allá adentro.

Dafne lleva un vestido abierto por los lados de tiras color azul claro y unas botas blancas, su maquillaje es perfecto y le luce demasiado, ella se ató su cabello en una cola alta. Yo por mi parte decidí ponerme mis vaqueros acampanados oscuros con mis botas negras de militar y un top de manga que me llega por el ombligo color verde militar. Lo bueno de mis vaqueros, es que son alto y cubre la cicatriz que llevo debajo del ombligo. Mi cabello está suelto y Dafne me maquilló, porque yo tenía pensado solo echarme polvo, rubor y brillo nada más. No me esmero en estás cosas, porque me dan totalmente igual.

Me colgué mi pequeño bolso en mi hombro y suspiré.

—Andando —la pelinegra tomó mi mano y nos encaminamos dentro de la casa.

Lo primero que hago es tratar de respirar, porque siento que se me corta la respiración al estar tan rodeada de personas. Hay muchas luces de colores y es un caos aquí adentro de la mansión, muchos universitarios están encuerados sin importarles nada. También hay chicas con lindos bikinis que se dirigen a la parte trasera donde está situada la piscina. Hay tres mesas unidas con todo tipo de bebidas exóticas.

Aprieto más mi mano en la de Daf, porque siento que me puedo desmayar en cualquier momento.

—¡Vamos afuera! —me dijo ella, a través de la música y asentí algo aturdida. Cuando salimos a la parte trasera, hay más universitarios tirándose a la piscina.

Dios.

Tomé una fuerte bocana de aire al ver todo este alboroto. La música está tan fuerte que me duelen los jodidos tímpanos de repente.

Dafne nos condujo hacía un pequeño bar que está situado cerca de la orilla de la piscina. Cuando llegamos, Dafne pidió bebidas para nosotras y él chico asintió, echándome una mirada que se la devolví con mala cara.

Fingiendo por tres meses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora