"Ella será mía, cueste lo que cueste".
Kylie Watson tiene una meta en su vida: estudiar en una de las mejores universidad en su país, siendo una becada.
Ella tratará de pasar desapercibida y alejarse lo más posible de los problemas, pero eso cambia...
No he vuelto hablar con mi abuela, he intentado llamarla, pero siempre me da buzón. Estoy tan preocupada por ella, preguntándome en si está bien. La echo de menos, no quiero que esto siga así; no poder verla me consume por dentro. Ha pasado una semana, Aurora sigue en el hospital por seguridad, la he ido a ver cada vez que salgo de clases, Travis me lleva. También me la he pasado tomando muchas fotografías, tengo demasiadas que me encantan, se las mostré a Travis —menos la que tengo de él —. Al castaño les gustaron todas, tanto así... que me pidió que les pasara algunas, no lo entendí, él me dijo que luego me iba a explicar.
Tendremos un proyecto, donde el estudiante de la carrera tenga el mejor cuadro con una fotografía, podríamos venderlos. Así que Dafne y yo hemos tomado muchas, aún no me decido cuál me gusta más.
Mae estos días no deja de mirarme con tanto odio, cada vez qué paso por su lado se cuchichea junto con sus amiguitas. No la soporto, de verdad que ya no lo hago. Aguanté tantas cosas de ella y no es justo que siga esperando que cambie conmigo. Estoy empezando a dejar el pasado atrás y vivir el presente, ser otra Kylie, no dejarme pisotear de nuevo.
—¿Quieres que te maquille? —alzo la vista de mi laptop que yace sobre mi cama para ver a Dafne, lleva una bata de baño roja y el cabello húmedo.
Hoy es el baile, a decir verdad me anima ir, no sé qué puede pasar esta noche, solo espero pasármela bien. Quería llevar mi cámara, pero Dafne me convenció de dejarla, porque estaría solamente tomando fotos y no me divertiría.
Suelto un suspiro, cerrando mi laptop.
Decidí quedarme en el campus, Travis quería que me vistiera en su departamento, me negué de una vez.
—Suena bien.
La pelinegra pega un brinquito de la emoción.
—¡Genial! ¡Anda a ducharte ahora! —me pide, señalándome con un dedo. Ruedo los ojos, levantándome de mi cama descalza.
Tres horas después —batallando con Dafne —, puedo decir que me veo como otra persona, pero muy hermosa. ¡Por primera vez amo como me veo! Dafne supo el estilo de vestido que me iba a encantar, el que llevo puesto es perfecto. Mis ojos cafés resaltan por el delineado negro que me hizo Dafne en los ojos, mi mirada se ve felina ahora, me gusta. No me maquilló demasiado, mi cabello está ondulado, se ve increíble.
Hoy, me estoy dando mi tiempo para apreciar como me veo, solo me falta ponerme la máscara negra que tiene el mismo diseño de los guantes que tengo en los brazos.
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Adoro el vestido, se ajustó en mi cintura a la perfección.
Ladeo la cabeza hacía Dafne, se estaba terminado por echar perfume. Ella está hermosa, ese color del vestido la hace ver más atractiva.
