Capítulo 22

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JungKook

Agarré mis brazos apretado, haciéndome una bola y cerrando mis ojos con tanta fuerza que las lágrimas se filtraron por mis párpados. Las ráfagas de aire frío cortaban mis orejas mientras los ventiladores soplaban alrededor de mi cara.

Estoy en un congelador.

En un congelador muy frío en casa de mi padre y no es la primera vez.

—Por favor —solo puedo susurrar, mis dientes castañean tan fuerte—. Déjame salir.

¿Cuánto tiempo he estado aquí? Siento que ha pasado una hora, pero no creo que haya sido tanto. Todavía puedo oír a mi padre gritándole a HoSeok en la cocina. Oh, Dios, ¡duele! Me mezo atrás y adelante.

Él había golpeado a papá. Es por lo que estoy aquí.

HoSeok sabe que soy maltratado y está enfadado. Arremetió contra nuestro padre mientras estaba sentado en el sofá y no le tomó demasiado tiempo ponerlo bajo su control. No quiero ni pensar lo que le están haciendo ahí fuera. HoSeok está enfadado por lo que nuestro padre nos obliga a hacer, está colérico por lo que me pasa y vi a mi padre sacarse el cinturón para castigarle. Tengo miedo.

Mi hermano. Intentó protegerme. El aire frío quema mi nariz, así que inhalo por mi boca y siento mis pulmones llenarse con hielo. Toso, jadeando en suave respiraciones.

Estirando mis brazos, presiono mis manos contra la tapa y empujo más y más fuerte, mis músculos se estiran y me duelen cuando me encorvo y toso. Duele respirar, mis orejas pican como un millón de agujas y estoy temblando con el aire congelado sobre mi piel.

—Por favor —lloré—. ¡Por favor!

Dos golpes aporrean la tapa e intento abrir mis ojos para ver si me han abierto.

—¿Papá? —digo con voz temblorosa.

Pero mis ojos se abren y el congelador sigue oscuro. Sin luz. Sacudo mi cabeza, mi cabello largo cubierto con escarcha.

—Por favor, por favor, ¡por favor! —grito, mi garganta ronca por el rugido—. ¡Por favor! —grito, poniendo mis manos sobre mis orejas heladas. Ardiendo, doliendo, air...—. ¡Por favor! —grito de nuevo—. ¡HoSeok! ¡HoSeok, por favor!

Mi cuerpo se sacude con el grito, el alarido viene de algún lado aún más profundo que mi estómago. Es un grito enfermo, como el de un animal.

—¡Por favor!

Golpeo, lanzando mis brazos contra las paredes del congelador, aporreando y clavando mis puños una y otra y otra vez.

—¡Déjame salir! —rugí, golpeando la pared izquierda, derecha, izquierda, derecha, otra y otra vez—. ¡Déjame salir!

Luz ilumina el interior de mi jaula y aprieto mis puños y dientes. Abajo, abajo, abajo, la rabia se hunde en mi garganta, girando hacia mi estómago.

Levanto la mirada, los ojos ardiendo de furia.

La novia y el amigo de mi padre se asoman y me miran, sonriendo a lo que, sin duda, tienen planeado.

Sherilynn se inclina y acaricia mi cabello y la dejo. Extrañamente, no me asusta. No me da miedo.

¿Por qué no me dan miedo? Gordon lame sus labios.

—Al sótano, Kook —ordena.

Asiento.

Sé lo que va a pasar. Como si no hubiera otra opción.

Cayendo {F.A.S; #3} ➳ Jeon JungKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora