Capítulo 9

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JungKook

Si había una cosa que ansiaba día tras día, era el sentimiento de querer.

Queremos una casa, un auto, unas soñadas jodidas vacaciones y prestigio. Entonces, ¿qué hacemos? Vamos a la escuela y tenemos trabajos que odiamos para pagar por las cosas que queremos. Tratamos con personas que no nos gustan y desperdiciamos años de nuestras vidas con rigurosos horarios, iluminación fluorescente y escuchando a compañeros de trabajo fastidiosos y así podemos pagar por una pequeña cantidad de tiempo para disfrutar lo que nos hace felices. Para conseguir que una parte de nuestras vidas se sienta como si todo valió la pena.

Nos sacrificamos para adquirir.

Bueno, tenía una casa. No era una mansión, pero sí un hogar acogedor y limpio dada a mí por una mujer que me amó y se convirtió en la madre que no tenía que ser.

Tenía un auto. No un Ferrari o algún otro codiciado auto deportivo sino un fuerte y rápido Mustang GT, regalo de un hermano al que amo.

Tenía unas jodidas vacaciones. Todavía las estaba disfrutando. Obsequiadas por una nueva madre y un buen hermano que me rescataron del abuso y las casas de acogida.

Tenía prestigio. Cierto, era en la pequeña ciudad de Shelburne Falls y nadie fuera de los límites del condado sabía quién demonios era. Pero las personas que veía todos los días y consideraba amigos eran los únicos que importaban.

Tenía todo por lo que los demás venden toda su vida. Tenía todo excepto a K.C. Carter, la única cosa que quería.

La primera vez que la vi, la tierra vibró bajo mis pies y mi mundo dio vuelta. Aunque tuve novias y más sexo del que podía contar, nunca estuve enamorado.

Me encantó. Me encantó la forma en que se me resistía. Quererla era más adictivo que la idea de poseerla.

Empecé a vivir por la sensación de saber que la vería todos los días en la escuela.

Ella está en la cafetería. Puedo sentirla.

Estar parado en un grupo con ella y sentir la necesidad de tocarla como si fuéramos dos jodidos imanes y tener que luchar contra el impulso de extender la mano.

El vello de mi cuerpo se erizaba cuándo estaba cerca. Saber que me miraba; disfrutando cuando apartaba los ojos tan pronto como la atrapaba.

Cada vez que me decía un insulto arrogante o hacía una mueca, me reía, porque sería una jodida conquista cuando finalmente la consiga.

Pero nunca presioné demasiado. Realmente nunca lo intenté. Quererla era una adicción y por eso nunca ataqué. La quería en mi cabeza más de lo que la quería en mi cama. Nunca quise el reclamo al final.

Hasta que tuve una probada en la sala de pesas. Luego todo se salió de mi control.

—¿En serio? —gritó, lo suficientemente alto como para escucharla sobre la música de la fiesta.

Me encontraba afuera, apoyado en mi auto con un grupo de personas, incluyendo a JiMin y Fallon, viendo a los dos policías confrontándola por el ruido mientras todos estaban en el camino de entrada de la casa de Tate.

Sonreí. Todo el mundo empezó a reírse cuando, hecha una furia, pasó a los policías con sus pequeños shorts de pijama y una corta camiseta que mostraba un fragmento de su estómago, descalza.

Sus brazos se balanceaban adelante y atrás mientras avanzaba directamente hacia nosotros, gritando.

—¿Estoy levantada por horas con tu alboroto y presentas una queja de ruido sobre mí? —gritó—. ¡Voy a hacerte daño, Jung JungKook!

Cayendo {F.A.S; #3} ➳ Jeon JungKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora