Capítulo 11

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JungKook

—¿Papá? —llamo, entrando en la sala de estar—. ¿Quieres ir al parque? —Aguanto la respiración y espero sonar amable y calmado. Por favor, por favor, por favor, rezo. Quiero ir al parque y jugar en algún sitio que sea bonito.

—No —murmura, sin siquiera mirarme—. Hoy no.

Me quedo en la entrada, viendo como él y una chica juegan con azúcar en la mesa.

Lo cortan con algo afilado y luego se ríen justo antes de aspirarlo por sus narices. No me ven. No sé qué están haciendo, pero sé que no me gusta. Hay algo mal.

La música suena en la radio y rebota en las paredes, golpeándome. La intensidad de la luz solar entra a través de las ventanas y calienta la basura de la cocina haciendo que apeste realmente demasiado.

Sé que papá y la chica estarán así durante un tiempo, estaré solo por el resto del día.

No me gusta estar aquí, quiero ir a casa. A mi familia de acogida. He vivido con ellos cinco años desde que era un bebé y no me gusta mi padre.

Me acerco hacia ellos.

—¿Qué están haciendo? —pregunto en voz baja.

—Nada. —La voz de mi padre se vuelve dura—. Ve a jugar.

No sé dónde jugar. No tenemos juguetes y no hay jardín. Sólo una vieja y sucia calle fuera.

La chica se levanta y empieza a bailar; mi padre le sonríe antes de aspirar más del polvo.

Mis ojos pican y queman por las lágrimas. Quiero gritar que no me gusta estar aquí. Que quiero ir a casa. Pero mi padre dice que me pegará otra vez si digo algo malo. Pensaba que quería vivir con él cuando vino por mí. Pensaba que conocería a mi madre.

Pero estoy solo y triste todo el tiempo. Aquí todo es sucio y no me gusta la gente que viene. Nadie cocina. Nadie juega conmigo. Lloro cada día que despierto y recuerdo dónde estoy.

Las lágrimas se derraman de mis ojos, e intento susurrar.

—Papá, tengo hambre.

Me mira con maldad y retrocedo; me duele el rostro porque no puedo dejar de llorar. Caen más lágrimas, mis hombros tiemblan.

—Aww, vete a conseguir algo de comida para el niño —dice la chica con una voz amable—. Me quedaré con él.

—El niño puede esperar —murmura mi padre, acercándose a ella por detrás y poniendo sus manos en sus partes privadas—. Primero muéstrame lo bien que chupas.

Estaba en la ducha. Mi cabeza inclinada y mis antebrazos por encima contra la pared. Recorriendo mi mano por la parte superior de mi cabeza, exhalé un suspiro, liberando recuerdos de mierda que pasé día tras día intentando olvidar.

Era por esto que me mantenía ocupado.

La escuela. El Loop. Lacrosse. El club. Mis ordenadores. Mis amigos. Apenas había tiempo en el que me quedaba en casa, especialmente solo. Es por esto que no tenía una relación estrecha con las personas.

Especialmente las mujeres.

Pasé mis manos por mi rostro, sintiendo la familiar comodidad de mi cabello descansando contra mi espalda.

A la mierda K.C. Carter. Tenía que ir y ponerse todo perra. Y, ¿por qué siquiera me sorprendía? HoSeok me había advertido, diciendo que era estirada y malhumorada, pero todavía la quería.

Cayendo {F.A.S; #3} ➳ Jeon JungKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora