―No, no quiero ser esa mujer.―Sergio cantaba mientras cerraba el local de aquel starbucks.
Estaba contento, muy contento, había ganado buenas propinas y podría comprarle ropita a pato, su patito.
Con la corta edad de 17 años se creyó la pendejada de su novio de tener un buen trato, que lo iba a amar, que lo iba a tener en un pedestal, pero todo cambió cuando Sergio con emoción le contó a Carlos que estaba embarazado.
―No mames Sergio, qué van a decir de mi, no mames.
―Amor yo...
―Nada de amor, yo no pienso mantener a ese bastardo, mi imagen se va a arruinar, tienes que abortarlo.
Y claro, Sergio hizo caso, aunque no se sentía orgulloso de haber buscado opciones para deshacerse de su solecito, no le quedaba de otra, era un joven inexperto y con miedo, aún era un niño, un niño que tenía un bebé en su interior, quería pensar que Carlos slim, hijo de uno de los hombres más ricos del mundo estaba pasando por la misma situación, pero no fue así.
―Yuki Tsunoda.―Sergio observó a aquella mujer que tenía los labios rojos y estaba detrás de lo que pretendía ser un escritorio de recepción.
El chico bajito que Sergio había estado evitando mirar se levantó de la silla metálica para adentrarse en la que pretendía ser una sala de operaciones en aquella bodega.
―Sergio Pérez.―Checo soltó un suspiro nervioso y se levantó de aquella silla, Carlos en ningún momento le dió una mirada, ni de apoyo.
El tapatío siguió el recorrido que anteriormente había hecho aquel chico de estatura baja, y pudo observarlo, estaba en una camilla recostado, parecía estar inconsciente mientras que su pareja estaba ahí con él.
Sergio sentía que temblaba como un chihuahua y sus ojos se llenaron de lágrimas, estaba aterrado.
―No puedo.―Fue lo único que mencionó mientras se aferraba a Carlos, este último parecía estar bastante enfadado debido a lo que Sergio había provocado.
Aquella noche Sergio salió aterrado de aquella clínica clandestina, Con un Carlos slim agarrándolo del brazo hasta el punto de lastimarlo mientras lo regañaba y le obligaba a subirse a su coche.
―Carajo Sergio, es que eres un puto cobarde que no puede hacer nada bien.
―Si me hubieras hecho caso cuando te dije que te pusieras el condón...
Y el auto frenó en seco, haciendo que Sergio casi se fuera contra el tablero.
―A mi ni me culpes, que tú no te sepas cuidar sabiendo que eres una zorra es otro pedo, sabías que yo era millonario y claro, buscaste la forma de amarrarme.―Sergio se arrepentía de manera inmensa, levantar aquella billetera en la calle fue el mayor efecto en su vida, si la hubiera dejado ahí tirada tal vez no estaría comenzando su infierno.―Y ni creas que te vas a chingar el dinero cabrón, te voy a dar lo de la pensión alimenticia siempre y cuando el niño sea mío.
―Irás a hablar con mi papá y mi tía, ¿cierto?
―Pues no me queda de otra, ay deja de llorar Sergio, no vas a lograr nada, no nos vamos a casar, ¿qué van a decir de mi?
Checo asintió, en parte él había sido culpable al dejarse enredar por ese cabrón de veintitrés años.
Y no fueron las palabras de Carlos lo que lo destruyó emocionalmente, fue el rostro de su papá cuando se enteró que estaba esperando un bebé, fue la manera en la que don Antonio le rogó para que se quedara con ellos, pero Sergio sabía que su papá ya no tenía la edad para mantener una boca más; con el corazón en la su mano y unas inmensas ganas de llorar en los brazos de su papá, Sergio salió con sus maletas tan sólo una semana después de asistir a esa clínica clandestina.
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El chico del apartamento 512 (chestappen's version)
FanfictionSergio no puede evitar emocionarse al pasar frente aquella puerta con el número 512 grabado en ella, esperando ver al chico que hace su pobre corazón saltar.