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Carlos llegó junto a Max a las seis de la mañana al apartamento.

―¿Qué vamos a hacer?―Max le cuestionó mientras que el español abría la puerta del apartamento.

―Tendré que contactar con algún colega, debe de haber alguno especializado en estos casos, y de cualquier modo, busca tus documentos Verstappen.―Mencionó entrando al lugar, siendo seguido por Max.

―Hay mucho silencio.

―Sí, este lugar es una cosa totalmente distinta cuando está Sergio aquí.―El español mencionó lanzando una almohada hacia el sillón en el que Arthur estaba descansando junto a mick, llamando la atención del holandés que veía a su hermano cómodo ante la calidez del monegasco.―Iré a preparar algo de café, ¿quieres una taza?

Max asintió, desviando su mirada desde su hermano hasta Carlos.

―Buen día.―Daniel apareció en la puerta de la habitación del español y charles, estirándose y soltando un bostezo.―Mi espalda está destruida.

―¿Estuvo todo tranquilo?―Preguntó Carlos colocando agua en la cafetera.

―Algo así, tu esposo es muy hiperactivo, pero lando se portó muy bien.―Mencionó esto último con orgullo.

―Gracias, por cuidar de ellos y no dejar solos a mi cuñado y mick.

―Ay, para nada, es un placer.

―Daniel.―Max le lanzó un trapo húmedo al australiano.―Se te olvidó quitarte la pintura de ayer de la cara.

―Santo dios, si ayer me bañé y se me cayó toda.

―Daniel, ten cuidado con lo que te pongas en la cara.

El australiano salió disparado del apartamento de Carlos hasta el suyo y max comenzó a contar hasta cinco, aunque llegando al número cuatro fue cuando Daniel soltó un grito que se podría escuchar fácilmente en toda la ciudad.

―¿Hay alguna posibilidad de que checo pueda alejarse de ese hombre y que no lo regresen a México?

Carlos soltó un suspiro y comenzó a sonar su cien.―Podría pedir asilo político, pero es un proceso bastante largo.

―Vamos Carlos, debe de haber otra posibilidad.

―Y la hay.

―¿Entonces?

―¿Eres nacido aquí?

―¿Qué?

―Oh, que si naciste en Estados Unidos, Emilian.―Verstappen asintió.

―Sí, pero a temprana edad me mudé a Hasselt y después a Montfort.

―Vale, Sergio es menor de edad en este país, aunque en el suyo ya lo sea.―Carlos soltó nuevamente otro suspiro.―Aunque, para esto sólo necesita la autorización de sus padres.

―No te entiendo Carlos.

―Charles y yo iniciamos el proceso de adopción hace aproximadamente un mes.―Max volvió a asentir.―Sergio se va a convertir en nuestro hijo de manera legal en al menos dos meses, pero ya está autorizado.

―¿Entonces por qué lo deportaron?

―Porque llegó aquí de manera ilegal y sigue siendo Sergio Pérez, además Charles y yo no somos ciudadanos, para que Sergio se quede aquí necesita serlo.

―Sigue.

―Y aquí es donde entras tú.

―¿Pero yo qué tengo que ver?

El chico del apartamento 512 (chestappen's version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora