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Jamás fue valiente, no era como Max, tampoco era como Arthur y mucho menos como Sergio, jamás había afrontado los problemas de frente, Max era quien respondía siempre por él.

Jamás tuvo el valor de confrontar a los niños que le molestaban, Max era quien se encargaba.

Jamás pudo confrontar a Jos como Max lo hacía, era un miedoso.

Entonces, ¿por qué estaba llorando? ¿Por qué lloraba si sabía que Max resolvería todo? Tal vez, no quería que Max se entrometiera en esa situación.

―Dejaré mi número en la mesa, es necesario hablar en algún día de estos, Max.―Michael mencionó escribiendo su número en una servilleta de las que se encontraban sobre la mesa.―Y también es importante que mick escuche.

―No es necesario, señor Schumacher.―El holandés mencionó levantándose del suelo, limpiando sus lágrimas.―Dudo mucho que mick quiera hablar.

―Entiendo.―El alemán sonrió, sintiendo pena por ambos chicos.

Mick escuchó los pasos de ambos hombres afuera de su habitación, y después la puerta principal abrirse.

Jamás en su vida tuvo el valor para hacer o confrontar alguna situación que lo implicara.

¿Por qué dejarle toda la responsabilidad a Max?

Abrió la puerta de su habitación, llamando la atención de su hermano y el alemán que estaba saliendo del apartamento.

―No te vayas, quiero oírte.―Mencionó sintiendo sus manos frías, al igual que su estómago revolverse por segunda vez al día.―Pero primero quiero hablar con mi hermano.

Max había contraído matrimonio con Sergio, no estaría todo el tiempo para resolver los problemas de mick, tarde o temprano el holandés lo dejaría y se haría cargo de su nueva familia, el rubio sabía que debía de comenzar a solucionar las cosas por sí mismo.

―Bien, esperaré aquí.―El alemán mencionó recargándose en la pared.

Mick asintió.―Max, debemos hablar, sígueme.

El holandés asintió, siguiendo a su hermano menor hasta la habitación del mismo.

Max suspiró, temiendo por cualquier cosa que pudiese decir su hermano, una vez que cerró la puerta tras su espalda.

Esperaba reclamos, gritos, incluso golpes, esperaba que mick desatara todo su rencor contra él, que le dijera que se iría de su lado, a decir verdad esperaba cualquier tipo de rechazo por parte del más bajo.

―Mick, yo...

Justo antes de que Max lograra disculparse y decirle que estaba de acuerdo con él si deseaba irse (para lo cual ya se estaba mentalizando) el rubio se lanzó sobre él para abrazarlo.

―Lo siento.―Susurró rompiendo en llanto una vez que estuvo sosteniendo el cuerpo de su hermano mayor.―Perdóname por decirte todo eso, no fue mi intención maxie.

El holandés correspondió el abrazo del menor, para dejar un beso en su frente y después sostener su rostro, limpiando sus lágrimas y sonriendo, pese a que también estaba llorando.

―No te preocupes Micky, está bien.

―No, no está bien.―El más bajo mencionó sorbiendo su nariz.―Yo no debí de decir eso, te quiero mucho, pero estaba confundido y me dolía saber que no me habías dicho la verdad, tampoco debí de decir que eres un mentiroso porque después de todo te sacrificaste para criarme, debías de estar jugando pero en su lugar te asegurabas de que yo estuviera bien.

―Suficiente.―Max sorbió su nariz acariciando el cabello del rubio.―Eres mi niño, ¿qué no haría por ti?―Sonrió, acariciando la mejilla de su hermano.―Mi pequeño hermanito.

El chico del apartamento 512 (chestappen's version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora