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Aquel beso provocó que el estómago de Sergio comenzara a removerse ligeramente.

Correspondió de manera torpe, Max notó aquello y sonrió de manera suave, acariciando la mejilla del mexicano que no hacía más que tratar de corresponderle de manera nerviosa.

Que el tapatío tratara de corresponderle de cierta forma le alegró, aunque se sintió nervioso cuando Sergio se alejó de él para respirar un poco.

―Sergio.―El mexicano se sentía nervioso, sus labios estaban rojizos al igual que sus mejillas y sus ojos cristalizados.

―Max.―Su corazón se aceleró.―Me gustas mucho, y honestamente tengo mucho amor pero me da miedo que tú no sientas lo mismo y que me lastimes, además tengo a pato, no puedo darme el lujo de pensar sólo en mi.

El holandés le veía atentamente, mientras que el mexcano expresaba sus emociones y se trababa en el proceso.

―Yo entiendo si tú no quieres algo serio conmigo, o incluso si no me miras de la misma forma en la que yo lo hago.―El mexicano suspiró nervioso.―Sólo no quiero que me lastimes y tenga que volver a comenzar de cero.

Seguir los consejos de charles de cierta forma le sirvió, ahora sentía que podía respirar con tranquilidad.

―Mira Max, yo entiendo si sólo soy un juego para ti, después de todo nadie toma en cuenta y de manera seria o formal a un "adolescente" que ya tiene un hijo.

El silencio del holandés comenzaba a ponerlo intranquilo, los nervios lo estaban carcomiendo por dentro y Max no hacía más que mirarle sin decir nada.

―Mejor iré adentro, tengo que ver cómo está pato.―Checo se levantó de aquella banca, con intenciones de caminar hasta la casa, arrepentido y con el corazón en la mano después de confesarse de tal manera con Max.

La mano del holandés tomó el brazo del mexicano, evitando que siguiese su camino.

―Sergio, detente.―Max finalmente habló, levantándose y colocándose frente al mexicano que se veía entre dolido y apenado.―Fui yo el que te besó, en todo caso debería de disculparme, pero no lo haré Sergio.

―No tienes porqué disculparte Max, no me disgustó, charles me dijo que debía de decirte lo que sentía, pero tengo miedo porque como se lo dije a él, tengo mucho amor dentro de mi pecho y aún así siento terror de que sólo me veas como un juego nada más.

―Te besé sin tu permiso Sergio, y me alegra saber que no te disgustó.―El holandés hizo una pausa, tomando las manos del mexicano, eran tan péquelas que encajaban perfectamente con las suyas.―Porque a mi me encantó.

Las manos del mexicano se colocaron sobre el pecho de Max, específicamente sobre su corazón, Sergio se sorprendió al notar que el corazón del holandés latía con fuerza y rapidez.

―No tienes idea de lo mucho que había estado deseando probar tus labios, eres tan precioso.―Max sonrió ligeramente sintiendo sus mejillas arder.―¿Sientes cómo está latiendo?

Sergio asintió.

―Es por ti, chaparrito.―Max mencionó y Sergio sonrió de manera suave, el holandés había aprendido a decir aquello sólo por él.―Me gustas mucho Sergio, me encantas.

Las manos de Max soltaron las de Sergio y se colocaron sobre las mejillas de este, con tanto cuidado que Sergio se sintió protegido, con tanto cariño que se sintió amado, con tanto amor que se sintió comprendido.

Y ahora que lo notaba, Max tenía el cabello ondulado, incluso más que él.

―Desde que te vi, desde aquel momento en que nos miramos por primera vez, supe yo que podría perderme en tus lindos ojos marrones, y también que podría contar esas pecas preciosas una infinidad de veces.―Sus mejillas estaban sonrojadas al igual que las del mexicano.

El chico del apartamento 512 (chestappen's version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora