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―Serás tan mío, como yo seré tan tuyo.―El más alto mencionó acercando la mano de Sergio hasta sus labios, besando con delicadeza el torso de esta, cerrando sus ojos para abrirlos tan sólo unos segundos después.

La fija mirada de aquellos ojos azules sobre él hicieron que Sergio se sintiera más nervioso aún.

Max, al percatarse de ello soltó una risita y recargó su frente sobre el pecho del mexicano.

―Si no quieres hacerlo, me detendré.―Susurró sonriendo sobre la piel del mexicano.―No quiero que te sientas presionado, podemos detenernos y ver una película mientras te abrazo.

El corazón de Sergio se aceleró, y al dirigir su mirada hasta el holandés se percató de que este tenía las orejas rojas; así que con nerviosismo acercó su mano hacia el cabello del más alto y comenzó a acariciarlo con cariño.

―Está bien, Max.―El mexicano sonrió.―Quiero seguir.

El holandés sonrió, dejando un beso en el pecho de Sergio para después sentarse y mirar a su esposo con la misma sonrisa.

―Deberíamos de poner algo de música.―El holandés mencionó tomando su teléfono, sólo para comenzar a buscar en Spotify alguna canción.

"It's a long, long time" comenzó a reproducirse, y Max se levantó de la cama, quedando frente a Sergio que se encontraba sentado.

―Toma mi mano.―Mencionó el el holandés tendiendo su mano hacia el más bajo.

El mexicano asintió, dudoso de hacerlo pero con curiosidad tomó la mano del holandés, quien no dudó en colocar sus manos en la cintura del chico para apecharlo a su cuerpo.

―Cuando nos casamos no pudimos bailar así.―Susurró el holandés dejando un beso sobre la frente del mexicano.

Sergio se ruborizó y recargó su cabeza sobre el pecho de Max, en medio de ambas manos, observando el fino anillo color dorado en su dedo anular.

Sólo eran ellos dos, bailando en silencio mientras la música sonaba y a lo lejos se escuchaba el ruido de la ciudad, aquello se sentía tan íntimo, incluso más que mantener relaciones sexuales.

Sintió ganas de llorar, a inicios del año estaba con un hombre que no hacía nada más que tratarlo mal, pero en esos meses su vida dió un cambio repentino y ahora tenía a un buen hombre al lado suyo, además de una hermosa familia y claro, Patricio estaba a un mes de cumplir un año.

―¿Qué sucede?―Max preguntó, notando las lágrimas de su esposo y deteniendo aquel baile.

Sergio levantó su cabeza, observando a Max con pena por el simple hecho de que lo descubrió llorando.

―¿Qué voy a hacer contigo, mi lindo solecito?―Max mencionó, frunciendo su ceño ligeramente, sólo para sonreír después y unir sus labios con los del más bajo.―Me siento tan afortunado de tenerte a mi lado.

―Yo lo soy aún más, realmente soy afortunado.―El mexicano mencionó, colocando ambos brazos en la nuca de su pareja y poniéndose de puntitas solo para dejar un beso en la nariz del holandés.

―Eres realmente hermoso.―Max mencionó, tomando la pequeña mano del mexicano, sólo para recostarlo en la cama con delicadeza y después acomodarse encima de él, manteniendo la delicadeza de no aplastarlo.

Sergio sonrió, acariciando la mejilla de Max y este tomó su mano para dejar un beso en la palma de esta, iniciando un camino de besos a lo largo de su brazo, finalizando en su cuello, donde Sergio soltó una risita debido al cosquilleo que el holandés provocaba.

La mano izquierda de Max sostenía la de Sergio, entrelazando sus dedos y rozando ambos anillos en el momento.

Los labios del holandés recorrieron el pecho del mexicano con amor, llegando hasta su abdomen y quitando la bata de baño de su camino, provocando que el mexicano se apenara en cuanto el holandés observó la cicatriz de su cesárea.

El chico del apartamento 512 (chestappen's version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora