Capítulo 1

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Estaba en la cama y me puse a leer un rato mientras conseguía espabilarme. Al rato acabe de leer.
《Me besó profundamente y en ese momento supe que estaríamos bien》. Al cerrar el libro recién terminado, suspiré.
Normalmente no era el tipo de chica que se obsesiona con las historias románticas, pero la semana pasada todo eso cambió.
Lo único que he hecho desde entonces es leer esas historias románticas irreales y, obviamente, imaginarme como la protagonista femenina. 《¿Quién es el protagonista masculino?》, te estarás preguntando.
El mismo chico que me robo el corazón hace cuatro años: Hunter Hall.
-Adilah, ¿quieres venir conmigo a hacer la compra?- la inconfundible voz de mi madre gritó por las escaleras.
-No, mamá- contesté.
Adilah Bedi ese es mi nombre. Tengo 19 años y, por si no lo has adivinado por mi nombre, soy marroquí, y sí, también soy una mujer loba.
Actualmente vivo con mis padres, Sid y Tara; llevan 27 años casados. Mi hermano mayor, Sai, tiene 24 años y su compañera, Zoya, también tiene 24 años.
Nuestra manada se llama Luna Negra; me encanta nuestra comunidad. Todo el mundo se conoce, y crecer aquí fue maravilloso. Ahora mismo me estoy formando para ser médico de manada, que es lo que siempre quise ser.
Recuerdo que se burlaban de mí cuando decía que quería ser médico de la manada. Era a causa de mi color de piel y los estereotipos, por supuesto.
Todo el mundo pensaba que era la carrera perfecta para mí, ya que soy marroquí y, al parecer, todos somos médicos, abogados o contables. Antes me molestaba, pero ahora lo acepto.
En mi mente bullían pensamientos sobre Hunter Hall; es nuestro beta. Él y nuestro alfa, Carter Ward, habían sido enviados a entrenar cuatro años antes, y hoy regresaban.
Todavía recuerdo el día previo a su marcha. Hunter se acercó a mí con sus preciosos ojos azules y me dijo que esperara por él. En aquel momento yo sólo tenía quince años, pero sabía que lo esperaría.
Después de todo, estaba completamente enamorada de Hunter. Con él me di mi primer beso; aún recuerdo la sensación de sus labios contra los míos.
La mayoría de los lobos encuentran a su compañero a los dieciocho años, y como Hunter no estaba aquí cumplí los 18 y no encontré a mi compañero, estaba convencida de que Hunter estaba destinado a ser mi compañero.
Gimiendo, me levanté de la cama y me dirigí a la estantería. Tenía que pensar en otra cosa, de lo contrario me volvería loca. Estaba repleta de libros. Se podría decir que era un ratón de biblioteca.
Mis dedos rozaron las cubiertas de muchos volúmenes antes de detenerse en uno. Al cogerlo, suspiré. Era la historia de los humanos, los hombres lobo y los licántropos. No era una historia de fantasía sino de hechos reales.
Sin embargo, sabía que si leía otra historia romántica, mis pensamientos irracionales no me dejarían descansar.
Me acomodé en la cama y me puse a leer. Los humanos, los hombres lobo y los licántropos vivían en paz, y así ha sido durante miles de años.
No era un secreto que los licántropos nos dominaban a todos; eran mucho más fuertes y poderosos que nosotros, los hombres lobo.
Nuestra familia real estaba formada en su totalidad por licántropos. Siempre me parecieron extremadamente intimidantes. Tenían un aura a su alrededor.
Hojeando la historia de cómo nos unimos todos para una gran batalla, encontré el capítulo que siempre me había intrigado.
Compañeros de los licántropos. Se les consideraba muy valiosos para los licántropos. Se decía que, si un licántropo perdía a su compañera, podía arrasarlo todo, matando a miles de personas y destruyendo ciudades enteras.
Hay un ejército especial entrenando para lidiar con estas situaciones. Los licántropos sólo pueden tener una compañera. No pueden marcar y aparearse con otra si su compañera muere, a diferencia de nosotros, los hombres y mujeres lobos.
Siempre me pareció fascinante. Si un hombre lobo perdia a su compañera, teníamos la opción de encontrar la felicidad marcando y apareandonos con otro, pero los licántropos no podían hacerlo.
Por eso la compañera de un licántropo era tan preciada, y también convertía a los licántropos en seres extremadamente leales. Mientras continuaba leyendo, me encontré con la parte del envejecimiento. Los licántropos dejan de envejecer a los 20 años.
Muchos siguen celebrando su cumpleaños, pero técnicamente tienen siempre veinte, aunque pueden vivir cientos de años.
Antes de nuestro rey actual, el anterior gobernó durante quinientos años antes de entregar las riendas a su hijo. Se dice que partió de viaje con su compañera y nadie ha sabido nada de ellos desde entonces.
Los hombres lobo también vivimos mucho tiempo, pero no tanto como los licántropos. Simplemente envejecemos lentamente.
También se dice que, si la compañera de un licántropo es una humana o una mujer loba, su cuerpo se adapta para convertirse en licántropa. Se vuelven más fuertes y poderosas, y se las considera licántropas.
Esa parte siempre me había asustado, pero sabía que era verdad. Después de todo, mi mejor amiga ahora era una licántropa.
Aunque nunca lo admití, siempre me había sentido intimidada por ella. Cambió, y eos me asustó.
Como el libro no era nuevo , no mencionaba a nuestro nuevo rey, Adonis Dimitri Grey. Al parecer, todo el mundo le llamaba Dimitri y solo los más cercanos podían llamarle Adonis.
Nuestro rey era extraño; subió al trono sin una compañera a su lado, lo cual era inaudito. Todos los reyes licántropos anteriores habían encontrado a sus compañeras antes de ser coronados. También odiaba las fotos. Al parecer, solo había tres de él. Una de cuando nació, otra de cuando nacieron sus hermanos y la última d echando ascendió al trono.
Yo era muy niña entonces. Han pasado diez años. Nadie sabe realmente la edad del rey, y sospecho que probablemente él tampoco se la diga a nadie.
Empezó a sonar un tono de llamada que me resultó familiar y me di la vuelta para coger el teléfono, que estaba cargando. Al ver el nombre que aparecía en la pantalla, sonreí y contesté rápidamente.
- Sophia Butler, cuanto tiempo sin hablar- me burlé.
- Adilah Bedi, deja de burlarte de mí. Sabes que he estado ocupada.- se quejó Sophia, mi mejor amiga.
- ¿Realmente has estado ocupada?¿O es q Luke te ha tenido atrapada?- continúe bromeando.
- Eres terrible- rió Sophia-. Sabes que he estado ocupada. Al fin y al cabo, ¡se acerca el Baile de los Licántropos! ¿No estás emocionada?
Ah, sí, el Baile de los Licántropos. La forma que tiene el reino de asegurarse de que todas las manadas vean el palacio y conozcan al rey. Lo odiaba. Esta era la segunda vez que nuestra manada era elegida, peri en realidad era la primera vez que iba a ir. Siempre he odiado los bailes, tanto los del colegio como los de las bodas. No sé por qué, porque me encanta disfrazarme.
Aunque nunca había asistido a uno, tengo la sensación de que la razón por la que odiaba el Baile de los Licántropos era porque me intimidaban los licántropos.
La primera vez que nos eligieron, caí enferma con una gripe fortísima. Mis abuelos volaron desde Canadá para cuidarme mientras el resto de mi familia iba al baile. Así es como mi mejor amiga conoció a su compañero licántropo, Luke. Es la amiga que acabo de mencionar. Sophia conoció a Luke en el baile de hace cuatro años, y a partir de ese momento, cambió mucho. No me malinterpretéis, me alegré mucho cuando llamó y me lo contó, aunque por dentro se me retorcieran las tripas. Una parte de mi sabía que perdería a mi mejor amiga.
Después de todo, ahora es una licántropa y tenían funciones y responsabilidades muy importantes. Su compañero, Luke Martin, era el jefe de los guerreros, así que Sophia estaba ocupada todo el tiempo. Como le gustaba tanto organizar,  se encargaba de los eventos importantes, y el Baile de los Licántropos era el más importante que iba a organizar Sophia.
- Oh, si. Le hace mucha ilusión. - respondí con sarcasmo.
- Pero lo bueno es que podrás verme.- intentó animarme Sophia.
- Es cierto. No nos hemos visto en un año. No desde que volviste a casa a ver a tu sobrino.- suspiré.
- Yo también te hecho de menos. Ojalá pudiera volver más a menudo. - Sophia también suspiró.
- Estás ocupada, lo entiendo. Pero doy gracias a Dios por la tecnología. Siempre podemos hablar aunque no estemos juntas.- dije.
- Eso es muy cierto. ¡Ay, Adilah! ¡Me muero de ganas de verte! Vienes mañana, ¿verdad?- preguntó Sophia.
- Si, mañana. Bien temprano.- suspiré.
-¡Deja de suspirar! Al menos intenta estar un poco emocionada- se quejó Sophia.
- Vale, lo siento. Lo intentaré. - me reí.
- Bueno, ahora tengo que irme. El deber me llama, pero estoy deseando verte mañana.- respondió Sophia.
- Hasta mañana.- dije, colgando.
No paso mucho tiempo hasta que mi madre entró en mi habitación con Zoya, llevando una bolsa. Sabía lo que había dentro: mi vestido para el baile.
- Adilah, tienes que hacer la maleta. Sabes que mañana nos vamos temprano.- dijo mamá, sacudiendo la cabeza en mi dirección.
- La ayudaré a hacer la maleta. - dijo Zoya, riendo y gimiendo a la vez.
Mamá asintió y se fue. Zoya me sacó de la cama y me ayudó a preparar el equipaje. Era una distracción para no pensar en Hunter.
- ¿Alguna noticia sobre cuando volverán Hunter y Carter? - Le pregunté a Zoya cuando terminamos.
-¿Por qué?¿Estamos impacientes?- Zoya se echó a reír.
-No, solo tengo curiosidad, eso es todo- repuse, poniendo los ojos en blanco.
Zoya era la única de mi manada que sabía que Hunter me había besado y que yo lo amaba. Los demás creían que solo era un capricho mío. No quería que mis padres lo supieran, y especialmente mi hermano. No sé tomaría muy bien la noticia, pero sabía que podía confiar en Zoya.
-Bueno, deberían estar aquí muy pronto. ¿Estás nerviosa?- preguntó Zoya.
- Un poco. Me muero de ganas de verlo.- admití.
Zoya y yo nos sentamos en mi cama y charlamos un rato. Me encantaba poder abrirme a Zoya; era como mi hermana. Sai decía que le encantaba ver que su hermana y su compañera tenían una relación tan increíble. ¡Había tenido suerte de que Zoya fuera tan genial! Después de que Sophia se fuera, me sentí sola, pero Zoya siempre estuvo a mi lado cuando la necesité.
Al poco tiempo, mi oído de mujer loba captó el sonido de los coches que bajaban por el camino. Me levanté de un salto, con em corazón latiendo a toda velocidad mientras los nervios empezaban a apoderarse de mí. Por fin había llegado la hora. Iba a ver a Hunter después de cuatro años. Zoya me cogió de la mano mientras bajábamos juntas las escaleras.
-¿Tengo buen aspecto?- me pase las manos por el pelo y Zoya sacudió la cabeza.
- Respira profundamente, Adilah, tu puedes. No pasa nada.- por suerte, nuestra nuestra casa estaba cerca de la casa de la manada donde vivían con sus familias el alfa y el beta.
Sai nos estaba esperando abajo y tomó la mano de Zoya.
-Vamos a ver a nuestro alfa y a nuestro beta.
Zoya no me soltó la mano mientras caminábamos la corta distancia que nos separaba de los vehículos aparcados. El corazón me latía muy rápido, y yo solo quería ver a Hunter. Nos acercamos a los coches y mi loba estaba muy inquieta. ¿Era esa la señal que había estado esperando?¿Mi compañero estaba aquí? Mis sueños se estaban haciendo realidad. Hunter saldría de ese coche y sabría que somos compañeros. Al oír abrirse la puerta del coche, mi cabeza se dirigió instintivamente hacia el sonido.
Primero salió nuestro alfa , Carter Ward. No había cambiado nada. Bueno,  excepto que se había vuelto más musculoso. Sus ojos verdes brillaban con picardía y felicidad. Sí, el mismo Carter de siempre. Se apartó un poco el pelo rubio de la cara antes de abrazar a sus padres y a su hermano pequeño. Observé como los saludaba a todos antes de detenerse ante mí. Había tenido la suerte de que el futuro alfa quisiera ser mi amigo. Durante nuestros años de escuela, Carter siempre había estado a mi lado cuando lo necesité, y nunca podría agradecérselo lo suficiente.
Lo consideraba uno de mis mejores amigos, junto con Sophia. Una sonrisa contagiosa se apoderó de sí rostro,  y me descubrí devolviéndole la sonrisa. Lo siguiente que recuerdo es que Carter me levanto y me hizo girar, provocando las carcajadas de todos los adultos.
-¡Adilah!¡Ay, como te he hechado de menos! Has cambiado bastante. La pubertad,¿eh? - se burló Carter.
Puse los ojos en blanco y lo abracé.
-Yo también me alegro d everte, Carter. No has cambiado nada. No te preocupes, a veces la gente llega tarde.- bromeé, ganándome una risa de los padres de Carter.
-Te he añorado de verdad, Sonrisas.- Carter sonrió y me abrazo de nuevo.
-Yo también te he hechado de menos.- repuse, sonriendo ante el apodo que me había puesto de niños, y que no había olvidado.
Al oír que la puerta del coche se volvía a abrir, miré por encima de los hombros de Carter para ver un cuerpo conocido salir del vehículo. Estaba de espaldas a mí, así que no podía saber que yo estaba detrás de él. Quería ver sus ojos azules llenos de amor y adoración por mí. Carter se apartó y se quedó a mi lado, lo que me pareció un poco raro. Seguramente debería haber seguido saludando a todo el mundo. Tal vez quería ver el momento en que Hunter y yo nos reconociamos como compañeros. Sí, debía ser eso. Mi loba seguía nerviosa, alimentando mis pensamientos de que Hunter era realmente mi compañero. Observé cómo su pelo castaño claro ondeaba al viento. Seguía de espaldas a mi, y yo solo quería que se diera la vuelta.
¿A qué estaba esperando?
Justo cuando pensaba que estaba a punto de darse la vuelta y que se produciría ese momento mágico con el que había soñado, Hunter se giro hacia el coche y tendió la mano. Mi corazón se detuvo al ver que una mano delicada  con manicura perfecta buscaba la de Hunter. La sonrisa se me borro de la cara y en su lugar apareció una mirada traicionada.

Reina de los licántroposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora