Capítulo 20

8.2K 460 0
                                    

Los ojos negros y sin alma me miraron mientras respiraba profundamente y cerraba la puerta. Adonis estaba de pie frente a mí, envuelto en cadenas y respirando con dificultad. Excepto que ese no era Adonis; su licántropo tenía demasiado control. Tener un compañero enfadado es una cosa, pero tener un compañero enfadado que es un licántropo es algo completamente diferente. Adonis nunca me haría daño. Lo sabía, pero no me había presentado a su licántropo, y eso me asustaba. Adonis luchó contra las cadenas. El sonido me hizo estremecer. No podía creer cuantas había, pero mirando el cuerpo de Adonis, no me sorprendía. Sabía que tenía que mantener la tranquilidad y tomármelo con calma. Este no era el Adonis que yo conocía.
- Adonis.- dije.
Sus ojos se entrecerraron cuando di un paso más. Inmediatamente empezó a olfatear el aire, y de nuevo aquellos ojos negros conectaron con los míos.
- Compañera.- dijo el licántropo de Adonis, y su profunda voz hizo que mi corazón latiera aún más rápido.
¿Debería decir algo? Mi cerebro aún se estaba decidiendo, pero era demasiado lento para su licántropo. Cuando Adonis avanzó, di un salto hacia atrás, sorprendida, pero las cadenas le hicieron retroceder y soltó otro gruñido.
- Compañera. Debo llegar a la compañera.- Adonis luchaba contra las cadenas.
Mis ojos encontraron los lugares donde las cadenas se clavaban en su piel, haciéndole sangrar de tanto tirar.
- Para.- dije. Tenía que hacer algo; no podía ver a Adonis causarse tanto dolor a sí mismo.
Afortunadamente, se detuvo. Me miró interrogativamente y yo suspiré.
- Por favor, no tires de las cadenas. Necesito ver a Adonis.
Volvió a gruñir, claramente insatisfecho con lo que le había dicho, pero lo intenté de nuevo.
- Por favor.- Le rogué.
Su determinación se quebró al cerrar los ojos y respirar profundamente. Esta vez mis ojos conectaron con los ojos de color avellana de Adonis. Comprendí que eran los mismos ojos que había echado de menos. Aunque no había pasado tanto tiempo, añoraba sus ojos.
- Adonis.- sonreí.
Esta vez cerré los ojos al oír su familiar voz responder:
- Adilah.
Escuchar su voz me hizo dar un suspiró de alivio. Volví a abrir los ojos y su sonrisa se hizo más grande.
- Estas bien.- respiro aliviado.
- Si, perfectamente bien. Lo sabrías si no tuvieras puesto en plan psicopata con esa pobre doctora. Quería ver tu cara cuando abriera los ojos, pero, en lugar de la tuya, vi la cara de una enfermera.- dije, fingiendo indignación.
- Lo siento, pequeña- se disculpó Adonis mirando al suelo-. Cuando te derrumbaste en mis brazos, mi licántropo no pudo soportarlo. Acababamos de encontrarte; no podíamos perderte.
- Y no lo harás, pero tú y tu licántropo necesitáis unas buenas clases de control de la ira.- Le dije.
- Haría cualquier cosa por ti, pero ahora mismo solo quiero volver a sentirte entre mis brazos. Pero es un poco difícil en este momento.- Adonis hizo sonar las cadenas.
- Ya, claro. ¿Cómo te quito esto?- busque una llave a mi alrededor.
- En la esquina, en el estante del medio; las llaves están ahí.- respondió Adonis.
Deja que te diga algo, quitar todas estas cadenas fue un trabajo duro. Especialmente porque las cadenas estaban todas enredadas y Adonis estaba muy impaciente. Te juro que me entraron ganas de volver a encerrarlo con las cadenas. Cada vez que le quitaba una cadena, quería tocarme. Tuve que apartarle las manos continuamente. Cuando le quité todas las cadenas, no perdió tiempo en cogerme en brazos. Chille y rodee su cintura con las piernas.
- Tu olor siempre consigue calmarme.- dijo, enterrando su cara en mi cuello e inspirando.
- Hmmm..- no preste atención, porque yo también disfrutaba envuelta en su cálido abrazo-. Espera, estas herido. Vi las cadenas clavandose en ti.- me revolvi en sus brazos y Adonis me bajo.
La respuesta de Adonis fue abrazarme más fuerte.
- No me importa. Te quiero entre mis brazos. Solo por esta vez, por favor, no discutas.
¿Cómo podría discutir? Sus palabras me hicieron sentir esa calida sensación en la columna vertebral y me acurruque en su abrazo.
- ¿Sabías que ahora soy una licántropa?- murmure.
- Si, puedo sentirlo, pequeña.- Adonis se rió.
Mi respuesta fue enterrar la cara en el cuello de Adonis mientras me subía en brazos por las escaleras. Que me abrazara así me parecía lo más normal, y me encantaba.
- Dimitri, estas....- se interrumpió Gabe.
- Ocupado.- repuso Adonis, alejándose.
- Si, muy ocupado con tu compañera. Ni siquiera te salvo de intentar matar a ese médico, pero claro, a ti no te importa.- murmuró Evan en voz baja.
- Puedo oírte.- Le dije.
- ¿Que... cómo?- balbuceo Evan.
- Idiota, ahora es una licántropa.- Gabe le golpeó la cabeza.
- Vaya, mierda. Más vale que tenga cuidado con lo que digo.- dijo Evan, provocando la risa de Lexi y el suspiró de Adonis.
No pude evitar sonreir; Evan era todo un personaje.
- Evan, ella me ayudó a ser mejor persona, y eso es más de lo que has hecho tú.- repuso Adonis, sonriendo a la cara de Evan.
- Nos aseguraremos de que nadie os moleste, tortolitos.- grito Evan, sin dejar que le afectara y comportándose como siempre.
- Voy a matarlo.- murmuró Adonis.
- Ya, claro. Es tu mejor amigo.- dije riendo.
Adonis no dijo nada más mientras se dirigía a nuestra habitación. Los guardias se inclinaron cuando pasamos junto a ellos. Todavía no me había acostumbrado a eso. Abrió la puerta y me separé de él de mala gana.
- No sabes lo preocupado que estaba.- dijo Adonis, sentándose en la cama.
- Bueno, si que estuvieras encerrado no era una señal suficientemente grande de que me echabas de menos, entonces que no estuvieras a mi lado cuando me desperté fue la señal definitiva.- respondí, sentandome a su lado.
- Lo siento mucho. Mi licántropo me domino cuando te desplomarse en mis brazos. ¡Sucedió tan repentinamente!- Adonis suspiró.
- Bueno, hablaba en serio cuando dije que ambos necesitabais clases de controlar la ira.- repuse, intentando aligerar el ambiente.
- Siempre sabes que decir.- la boca de Adonis se curvo en una sonrisa.
- Es un talento mío.- Le guiñe el ojo.
- Te sientes bien, ¿verdad? Por favor, dime que te dieron el alta antes de venir a por mi.- Adonis se levantó de un salto y sus ojos recorrieron mi cuerpo, como si de repente recordara que había estado en un hospital.
- Estoy bien, ¿y quien necesita que le den el alta? Me sentía bien, así que me fui y vine a buscarte. Sinceramente, nadie podría haberme detenido. Además, ¿que hay de ti? Esas cadenas clavandose en tu piel...- me estremecí.
- ¿Ni siquiera avisaste al medico?- Adonis se pasó las manos por el pelo, frustrado.- ¿Simplemente te fuiste? Eso no está bien. Y yo estoy bien, me curare. Eres tu quien me preocupa.
- No. Jane, la doctora, estaba allí cuando me fui. Si fuera grave, habría tratado de detenerme. Bueno, esta preocupada por mi, y yo estoy preocupada por ti.- puse los ojos en blanco.
- Pero aún así, deberías estar descansando. No te preocupes por mi, pequeña, me curo muy rápido.- Adonis parecía preocupado.
- Adonis, estoy bien. No me pasa nada.- me puse de pie y me di la vuelta como diciendo 《mira》 y tome nota mentalmente de lo rápido que se curan los licantropos.
- Bien, esta claro que no voy a ganar esta batalla.- respondió Adonis suspirando.
- Si. Ahora soy una licántropa y me curo súperrápido.- dije, usando sus propias palabras en su contra.
- Ahora eres una licantropa...- repitió Adonis.
- Si, lo acabo de decir.- lo miré, confundida.
De repente, una enorme sonrisa apareció en la cara de Adonis.
- ¿Sabes que significa esto?
- No, pero esta claro que tu si.- respondí.
- Que seas una licántropa significa que una licantropa increíble...- Adonis no llegó a terminar su frase porque alguien llamó a la puerta.
Gruño, por supuesto, pero le di un codazo en el costado. Tenía que aprender a controlar su ira.
- Se que prometí no dejar que nadie os molestara, tortolitos, pero creo que esto es una excepción.- dijo la voz de Evan.
Adonis parecía poco impresionado, así que le dije:
- Deja de pensar con la polla un vez.
- Si pensara con la polla, ya estarías desnuda sobre esta cama y te estaría haciendo cosas que no puedes ni imaginar.- contestó Adonis, y sonrió.
¡Joder! Esa frase suya hizo que saltarán chispas en mi interior. Antes de que pasara nasa, me levanté rápidamente y me dirigí a la puerta.
- Evan. Más vale que sea importante.- dijo Adonis.
Abrí la puerta y ahogue un grito.
- ¡Niya!

Reina de los licántroposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora