Mi cerebro aún estaba procesando lo que acababa de ocurrir cuando la puerta se volvió a abrir. Abrí los ojos de para en par al ver a Adonis acechandome. ¿Que iba a hacer ahora?
- Pensándolo bien, no voy a darte la oportunidad de que me dejes.- afirmó.
Antes de que pudiera responder, Adonis me besó. Sus cálidos labios se apretaron contra los míos y me encendieron todo el cuerpo. Joder tiene unos labios tan increíbles. Mi pensamiento acabaron consumidos por el beso y las maravillosas labios de Adonis. Un golpe en la puerta hizo que ambos nos separasemos. Quise gritar.
Una criada nerviosa entró y dejó la bandeja de comida en el suelo antes de retirarse rápidamente. Pobrecita, no hacía falta ser un genio para saber lo que estaba pasando antes de entrar. A diferencia de mí como Adonis tenía una sonrisa en la cara. Besé borrarle esa sonrisa de un puñetazo. ¿O tal vez quería besarla? Dios un beso y estoy actuando así. Genial.
- ¿Disfrutas?- pregunto.
- Si... Quiero decir que no.- sacudi la cabeza- Sabes que es injusto que me distraigas con tus labios pecaminosamente ardiente.- me quejé.
- ¿De verdad? Creo que eso debería decirtelo yo. Ver tus labios hinchados por mis besos te hace parecer aún más sexy.- dijo Adonis, colocándose un mechón detrás de la oreja.
Me estremeci al sentir su contacto.
- Hoy ha sido un día largo; necesitas comer y descansar. Mañana empezamos a entrenar.- me dijo Adonis.
- ¿Entrenar? ¿Yo?- estaba confundida.
- Quiero que mi reina sepa defenderse, y se que eres más que capaz.- explico Adonis.
Me quedé con la boca abierta por la sorpresa. No podía creer lo que estaba escuchando. Adonis tenía una leve sonrisa en la cara mientras me cerraba la boca.
- Tu falta de fe me hiere, pequeña. Mantes la mente abierta y puede que la próxima vez no te sorprendas tanto.- Adonis se rio.
Me dijo que volvería más tarde, y me quedaba sola con mis propios pensamientos, cosa que también era peligrosa. Bueno, ahora me sentía como una idiota. Debería haber sabido que Adonis era diferente cuando no tuvo ningún problema que continuara mi formación para ser médico de la manada punto en mi cabeza, y le había convertido en un tirano que no dejaba hacer nada a su compañera, pero me estaba demostrando que estaba equivocada en todos los aspectos.
Una parte de mí estaba deseando entrenar. Sería muy diferente al entrenamiento de mi manada como ya que aquí todos irán glicántropos. Mediante del tocador me dirigió la bandeja de comida. Todo el día divinamente. Tenía que convertirme en la mejor amiga del chef porque la comida estaba muy buena. Después de mi delicioso cena como me preparé para ir a la cama, y fue entonces cuando vi la marca del ataque de Adonis en mi cuello. En realidad no me importaba en absoluto; era como su pequeña marca para demostrar a los demás que estaba tomada. La cama me llamaba después de un día así.
Obviamente, no me dormí de inmediato porque eso sería raro. Pasé una hora en el teléfono, poniéndome al día en las redes sociales y diciendole a mi familia que estaba viva. Sin embargo, nadie sabía preocupado. Nomás supuso que pasaría tiempo con Adonis y se sorprendió a ver un mensaje. Típico. Probablemente pensaron que estaríamos haciendo el amor o algo así. Había dicho que nada de sexo por un tiempo, pero después de probar los labios de Adonis, no estaba segura de cuándo duraría. Ya me lo plantearía cuando llegara el momento. Ahora mismo necesitaba dormir. Poniendo el teléfono a cargar, dejé todas las hojas se me cerraran y el sueño se apoderara de mí...Normalmente, me despierto con mi madre gritando mi nombre por las escaleras o con mi estúpida alarma, que siempre es muy ruidosa. Sin embargo, esta mañana no ha ocurrido nada de eso puntos mi llamada me para despertarme fue que sentí que alguien jugaba con mi pelo. Abrí los ojos con mis ganas y vi Adonis tumbados y jugando despreocupadamente con mi cabello. Parecía totalmente relajado mientras enroscaba mi pelo alrededor de sus dedos. Definitivamente, ¡la mejor forma de despertar de la historia!
- ¿Por fin despierta?- Adonis sonrió.
- Probablemente habría dormido más tiempo su no hubieras empezado a jugar con mi pelo.- admiti.
- Si pudiera, me quedaría así contigo para siempre, pero debemos levantarnos para entrenar.- suspiró.
Mientras yo me estiraba y cogí el teléfono para rápidamente llevaba ropa. No dormía sin camiseta, aunque parecía que se le iba a romperse al estirarla. Me mandó un mensaje a Carter, que me dijo que no me contestaría en los próximos días, rematando con una cara de guiño. O, no quería saberlo. Cuando termine de revisar mi teléfono, Adonis estaba listo.
¡Cielos, como me atraía! Pero no debía mirar. Esa camiseta se le pegaba a los músculos, y los pantalones cortos mostraban un impresionante bulto. 《¡No, Adilah! ¡Deja de mirar!》.
Salté de la cama y me apresuré a vestirme; mi mente se estaba volviendo loca. Me preparé en tiempo récord con unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes. Llevaban su estado deportivo por debajo, pero pensé que no debería salir con eso, por mi bien y por el de Adonis. Estaba sentado en la cama, pero eso se fiaron en mí. No dijo nada, solo me tomo de la mano y nos fuimos. Por alguna razón me sentía diferente. Miré a Adonis y me di cuenta de que tenía pecas en las mejillas, pero no me había fijado. Es cierto que eran sutiles, pero aún así. También me sentía más alta. Adonis me guío más allá de la cocina y directamente al exterior, al campo de entrenamiento. Sorprendentemente, ya había mucha gente. Estaba claro que les gustaba el entrenamiento.
- ¿Por qué me siento diferente? Mi vista es más aguda y me siento más alta- le susurre a Adonis.
- Ya lo descubriras.- respondió, y se marcho con una mirada de suficiencia.
¿Que eta eso? ¿Por qué no podía darme una respuesta directa? Encontré con la mirada a Luke y a Sophia. Luke se acercó a Adonis y yo le hice un gesto a Sophia para que se acercara a mi.
- ¡Hey, primera sesión de entrenamiento con los licántropos!- sonrió.
-Si, pero te he llamado porque me he despertado y he notado algunos cambios extraños. Por alguna razón me siento más alta y mi vista se ha vuelto definitivamente más aguda. ¿Crees que me estoy volviendo loca?
Lo que esperaba de Sofía era que me miraba como si me estuviera volviendo loca. Sin embargo, no esperaba que me diera un gran abrazo y que una gran sonrisa pareciera en su rostro. Me hizo preguntarme qué demonio se había Sophia y Adonis que yo no sabía.
- ¡Eres muy divertida, Adilah! ¡Estas cambiando a licántropa! Es increíble ver como cambia tu cuerpo, disfrutalo.- rio Sophia.
Por algún motivo, me había olvidado esa parte o no comprendió los puntos que sucedía. Mi mirada encontró a Adonis, que estaba hablando con loco. Ahora comprendía porque tenía una mirada de suficiencia en su rostro. Bajé la vista hasta los labios de Adonis. Tenía demasiada ganas de besarlos. Comprobarlo solo una vez ya estaba enganchada. Mi pensamiento se vieron interrumpido por el anuncio de que el entrenamiento iba a comenzar. No tenía ni idea de dónde ir ni de qué hacer cómo pero esta vez Adonis me llamó.
Le escuché a él y a Luke explicando cómo iban a progresar el entrenamiento de hoy. Primero había una técnica que Adonis y Luke demostrarían y luego tendríamos que practicar ese movimiento. Después nos separaríamos en grupo, para que los que no habían entrenado antes, es decir yo, pudieran aprenderlo desde el principio.
No sonaba tan mal hasta que me enteré de que sería un entrenamiento de cuatro horas con descanso entre medios puntos de repente, tenía muchas ganas de volver a la cama, pero estaba atrapado aquí. Sophia estaba a mi lado mientras Adonis y Luke enseñaban esta técnica. Entre intrace, con los ojos fijos en Adonis y solo con él. Su aspecto era tan sexy que no podía apartar la mirada. Solo me di cuenta de cuánto tiempo debía llevar mirándole cuando Adonis me cerró la boca y me dijo:
- Estas babeando.
Sus labios se curvaron en una atractiva sonrisa mientras se alejaba de mí. Lo hizo a propósito. Se puso a entrenar justo delante de mí para conseguir mi reacción. Bueno, los dos podemos jugar a ese juego, Adonis. Será mejor que tengas cuidado.
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Reina de los licántropos
WerewolfAdilah, una mujer loba de 19 años, nunca se había considerado una romántica empedernida hasta que el chico al que amaba la dejó al encontrar a su compañera. Con el corazón recién roto, asiste a regañadientes al Baile de los Licántropos, donde conoce...