Capítulo 30

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Gabe ya estaba en el despacho cuando Adonis irrumpió y cogió el teléfono. La tensión en la sala era evidente. Faltaba una persona, y era Luke. Miré a Gabe, que asintió. Supongo que eso significaba que Luke iba a venir.
- ¿Que coño quieres?- gruño Adonis.
Se oyó la rusa enfermiza de Bradley. Adonis agarró el teléfono con más fuerza mientras Evan y Gabe apretaba los puños. Dios, su risa era horrible.
- ¿Es esa la forma de saludarme, viejo amigo?- la voz de Bradley me produjo escalofríos.
Luke entró en ese mismo momento e inmediatamente se puso rígido. Sophia le cogió la mano para apoyarle, pero Luke se quedó paralizado. Pobre Luke, escuchar la voz de su hermano después de tantos años debía ser un shock para el.
- No te metas conmigo. ¿Qué quieres?- la voz de Adonis era cada vez más fuerte.
Me aparté de él, pero Evan decidió que eso no estaba bien. Me empujó hacia adelante para que chocará con Adonis. Lanzando una mirada a Evan, me volví para enfrentarme a mi enfadado compañero. Adonis me cogió de la mano y se aferró a ella con fuerza.
- Todavía no somos la persona más paciente del mundo, ¿verdad? Pensé que tener una compañera te cambiaría.- dijo Bradley por teléfono.
Adonis gruño y me acercó a él. El tal Bradley sabía exactamente qué decir para poner de los nervios a Adonis, y a mí también.
- Seguro que todos estáis allí. Gabe, Evan, e incluso mi hermanito Luke. Esto es una advertencia. Tú jugaste tu juego todos esos años; ahora yo estoy jugando el mío. Vigila tu espalda, porque nunca me veras venir.- advirtió Bradley.
Los hombres se tensaron y se miraron entre sí.
- ¿Eso es una amenaza?- escupió Adonis.
- No, es una promesa.- respondió Bradley.
- Ah. ¿Cómo podría olvidarme? No he saludado a su Majestad. ¿Te gustó tu regalo? Es mi regalo de bienvenida para ti. Dimitri, espero que estés listo para dejar a tu compañera.- rio Bradley.
Adonis no pudo soportarlo más; su cuerpo temblaba y sus ojos se volvieron negros en cuestión de segundos puntos su licántropo se había apoderado de él. Su fuerte gruñido hizo que los objetos se agitaran y cayeran.
- ¡NO!- grito, lanzando el teléfono y esquivando por poco a Gabe.
Antes de que nadie pudiera hacer nada, Adonis se dio vuelta y salto por la ventana.
- ¡Joder, Adilah!- grito Evan, apartándome justo a tiempo.
Los cristales salieron disparados cuando Adonis los atravesó y aterrizó a salvo en el exterior punto se oyó un gruñido, alto y claro, mientras corría como loco. Durante unos instantes todos se quedaron paralizados. Un minuto después, recuperaron el aliento y asimilaron lo que acababa de suceder. Después de oír hablar a ese bastardo, tuve un horrible presentimiento. Realmente no tenía corazón y estaba claramente desquiciado. Eso lo hacía aún más peligroso, porque nadie sabía de qué era capaz.
- Bien, tenemos que limpiar este desastre.- Gabe fue el primero en hablar-. Niya, tú y Lexi id a buscar a alguien que limpie esto. El resto, tenemos que hablar.
Entiendo por que Adonis eligió a Gabe para hacer su segundo al mando. Sabe exactamente que hacer. Salimos del estudio y caminamos hacia el segundo estudio. Mi licántropa gemía, rogándome que fuera a buscar a Adonis porque podía sentir el dolor de su licántropo. Por mucho que se quisiera ir, tenía que hablar con los demás. Además, Adonis necesitaba estar a solas. Entren en el estudio y me senté. Todos parecían solemnes.
- ¿Que creéis que hara?- pregunté.
- No tengo ni idea.- suspiró Evan-. Bradley en imprevisible y peligroso. Su advertencia aún resuena en mi mente.
- Te quiere a ti. Quiere herir a Adonis, igual que Adonis le hirió a él, pero de la peor manera posible. ¿Qué mejor manera que quitarle a su compañera?- Luke me miró fijamente.
Una sensación de malestar se instaló en mí estómago mientras sacudía la cabeza.
- Puede intentar todo lo que quiera, pero no me pondrá un dedo encima. No sé lo permitiré.
- Ninguno de nosotros se lo permitirá. Eres demasiado importante para Adonis y para todos nosotros. Lo que tenemos que hacer es ser cautelosos en todo momento. Cualquier información importante tiene que quedar entre nosotros, y solo entre nosotros. No me sorprendería que Bradley tuviera un topo que le diera información.- explicó Gabe.
- ¿Y ahora que?- pregunto Evan.
- Bueno, creo que voy a entrenar. Quiero asegurarme de que los soldados estén preparados para un ataque inesperado.- Luke se levantó con Sophia a su lado-. Además es un buena distracción. Escuchar la voz de Bradley... Bueno... me ha alterado mucho.- suspiró Luke.
- Es normal, hombre. Cuidate.- Gabe le dio una palmadita en la espalda a Luke.
Cuando Luke y Sophia se fueron, Niya y Lexi entraron.
- Entonces... ¿Dimitri?- Evan me miró.
- Creo que necesita estar un tiempo a solas. Ha pasado por muchas cosas.- respondí.
- Sabes que es la primera vez en mucho tiempo que se va sin más. Antes, a menudo tenía que huir para que su licántropo no le dominara. Desde que tu llegaste no lo ha necesitado porque lo mantuviese controlado. Pero supongo que escuchara har que su viejo amigo quiere jmhacer daño a tu compañera haría que cualquiera perdiera el control.- intervino Gabe.
- Dimitri da carreras muy largas.- dijo Evan.
- Y lo estaré esperando cuando regrese. Se que os preocupáis por él, puedo verlo en vuestros ojos. Pero también sé qué necesita tiempo para pensar, para ordenar sus ideas. Necesita su espacio, y voy a dárselo.- suspiré.
- Eres lo mejor que le ha pasado a este reino. Ni siquiera te das cuenta de que lo que acabas de decir ahora demuestra que tienes una conexión con Dimitri mucho más profunda de lo que crees. Sus sentimientos significan mucho para ti, y lo respeto.- sonrió Gabe.
- Sí, yo también. Sobre todo porque tenerte aquí significa que Dimitri no tiene que estar encerrado todo el tiempo.- respondió Evan.
- Tenemos trabajo que hacer, especialmente ahora que Dimitri no está. Vamos, quiero asegurarme de que se dupliquen las patrullas.- Gabe miró a Evan.
- Recién apareado y ya ocupado.- Evan miró a Niya y puso mala cara.
- Sobrevivirán.- Niya sonrió y le dio una palmadita en el hombro.
Gabe se limitó a poner los ojos en blanco y a arrastrar a Evan. Ahora solo quedamos Niya, Lexi y yo. Lexi se sentó a mi lado y me dijo:
- ¿Cómo te mantienes tan segura de ti misma?
- Porque creo en Adonis.- me encogí de hombros.
- Nosotras creemos en ti.- sonrió Niya.
- No quiero que nuestros hombres sientan que no pueden llevarnos a ningún combate. Somos tan fuertes como ellos, así que tenemos que demostrárselo. Llegan tiempos difíciles; tenemos que estar ahí en todo momento para nuestros compañeros. Darles amor y apoyo, porque eso es lo que les impulsará a derrotar a este hijo sñde puta.- miré a las dos chicas, que asintieron.
- Palabras de sabiduría de la propia reina.- Niya guiño un ojo.
Puse los ojos en blanco, pero sonreír. Las chicas se fueron poco después como y decidieron ir a buscar a sus compañeros. Adonis no había vuelto aún, no podía sentirlo. Milicántropa estaba enfadada conmigo por no haber ido a buscar a Adonis pero no me importaba. Suspirando, me levanté, salí de su estudio y me dirigí al dormitorio. Parece que iba a ser una noche larga para mí. En cuanto entré a la habitación, tuve recuerdos de lo que estaba a punto de suceder antes de que ese cabrón decidiera llamar. Que mal momento. Mi mente se desvió hacia Bradley. Ese hombre estaba jodidamente loco. Culpaba Adonis de todo, así que no me sorprendió que me amenazara. Me tumbé en la cama y encendí la televisión como pasándose en rumbo por los canales. Sacudiendo la cabeza me concentré en el pan en el televisor y empecé a ver bones. Seis episodios después, aún no había rastro de Adonis. Ahora estaba empezando a cabrearme. Si pensaba quedarse fuera durante tanto tiempo, tenía que decírselo a alguien. Mi cuerpo no me permitía dormir, no hasta que se hubiera quedado ni se había vuelto y estaba a salvo. Un chorro de viento llamó mi atención, y me giré justo a tiempo de ver a Adonis fracasando en su intento de colarse.
- ¿Dónde coño estabas?- dije, haciendo que Adonis saltara del susto.
-¿Todavía estás despierta?- preguntó sorprendido.
- No, estoy hablando en sueños.- me burle.
- No creí que estuvieras despierta.- Adonis se rasco la nuca.
- ¿A donde fuiste?- lo intenté de nuevo.
Adonis suspiró y se sentó en la cama.
- No lo sé, solo corri. Oír a ese bastardo decir esas palabras me hizo querer destruirlo todo.
- Oye, no tienes que explicarme por qué corriente. Creo que era bastante obvio. Estaba preocupada porque has estado fuera mucho tiempo.- respondí.
- ¿Sabes? Tener a alguien que se preocupe por mi que no sean Gabe y Evan es algo que nunca pensé que experimentaria.- Adonis sonrió con tristeza.
- Adonis.- me levanté y me senté en su regazo para estar a horcajadas sobre el-. Todo este asunto del compañero me aterrorizada, y aún lo hace. Estos sentimientos son tan fuertes porque son crudos. Me importas y me preocupas; no puedo evitarlo. Siempre me tendrás preocupada por ti, aunque no siempre lo quieras.- sonreí.
- Esto de ser compañeros es bastante extraño, ¿no? Nunca pensé que tendría una compañera sentada aquí, en mi regazo. Cuando llegaste a mi vida tan repentinamente, no sabía qué hacer. Así que dejé que mis sentimientos posesivos de licántropo se apoderaran de mí. Probablemente no fue lo mejor.- Adonis sonrió tímidamente.
- Oye, todavía estamos aprendiendo. No ha pasado tanto tiempo desde que supimos que éramos compañeros.- respondí.
- Parece que te conozco desde siempre.- admitió Adonis.
- Y todavía no te has cansado de mi.- bromee.
- Nunca. No puedo vivir sin ti.- respondió Adonis-. ¿Esta es la parte en la que huyes porque te das cuenta de lo posesivo que soy?- Adonis me miró fijamente.
Bese su mejilla, no sus tentadores labios.
- No, porque yo tampoco puedo vivir sin ti.- admiti.
En un instante, Adonis me levantó y me arrojó sobre la cama.
- Dios, ¡que suerte tengo de tenerte como compañera y reina!- gimio.
- Muy afortunado, obviamente. Deberías estar muy agradecido de que sea tan inteligente, amable....- exagere, pero me interrumpi cuando Adonis se arrastró para encontrarse conmigo.
- Y un cuerpo magnífico, labios pecaminosos.- El deseo de Adonis se hizo más profundo.
- Creo que es hora de terminar lo que empezamos.- rio.
No tuve tiempo de protestar, porque ya había atrapado mis labios y deslizaba su mano por mi ropa interior. ¡Oh, Dios...! Tenía el presentimiento de que esta iba a ser una larga noche.

Reina de los licántroposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora