Capítulo 12

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Los dos días siguientes se sucededieron mucho más rápido de lo esperado. Me encontré metida hasta el cuello en preparar todo el equipaje. Adonis me llamaba todos los días sin falta, y yo esperaba con impaciencia sus llamadas. Me preguntó cómo había ido el equipaje, y le contesté con un 《aburrido》, a lo que me dijo que debería haberme quedado en casa con él.  Pero le dije lo mismo, que quería despedirme como es debido del lugar en el que había crecido, y lo entendió. Carter se metió de lleno en su papel de Alfa, y Diya estuvo a su lado. Verlo a los dos juntos me hacía sentir mal o feliz, no lo sabía.
《Creo que Carter intenta hacerme sentir mal a propósito, besándose con mi prima delante de mí》. Fiel a su palabra, Luke me siguió a todas partes. Se notaba que era muy precavido. En cuanto a mi, había asumido que esta vez no podría escapar, pero no me había rendido.
Sophia también estaba muy preaente; me ayudó ha hacer la maleta y me habló de los cbios a los que me iba a enfrentar. Sonaba bastante desalentador para ser sincera, pero solo asentí y sonreí. Hubo una persona que empezó a darme escalofríos. Hunter.
Por alguna razón, cada vez que le miraba, el ya me estaba mirando. Ya no sentía el dolor que había sentido antes, sino mucha incomodidad. Sentí que estaba reclamando, y eso no podía terminar bien para el. No puedo imaginarme a Adonis entregandome voluntariamente a Hunter.
Adonis me llamo a las 9 de la mañana para decirme que estaba de camino a mi manada. Esas palabras me hicieron saltar de la cama y prepararme rápidamente. Saber que esta sería la última vez que vería mi habitación me entristeció. Después de todo, había sido mi santuario desde siempre y no quería dejarla atrás.
-¿Todo empacado?- pregunto mamá asomando la cabeza por la puerta. No me fiaba de mi voz, así que me limité a asentir, y mamá suspiró.
- Cariño, se que te resulta difícil, pero este es un nuevo capítulo para ti. Deberías estar emocionada. Este siempre será tu hogar pase lo que pase, lo sabes.
- Ay, mamá. ¿Cómo dejar todo atrás? Estp es todo lo que he conocido.- me derrumbe en el cálido abrazo de mi madre.
Me paso las manos por el pelo antes de responder.
- Adilah, he criado a una chica fuerte. El cambio siempre es duro, pero se que lo superarás.
- Lo intentare.- suspiré antes de asentir.
- Esa es mi chica.- mamá me sonrió.
Pase las dos horas siguientes emabalando y llevando todo abajo. Carter y Diya vinieron a ayudar, au que Carter se pasó la mayor parte del tiempo molestandome.
- Sonrisas, no te vayas.- Carter me dedico una mueca triste.
- No empieces porque creo que voy a llorar.- sacudi la cabeza.
- He estado retrasando este momento, pensando que me quedaba mucho tiempo contigo. Dios, como te echaré de menos, Sonrisas.- Carter me atrajo en un abrazo. Me dejé llevar.
- ¿Cómo voy a sobrevivir sin tus constantes burlas?- luego respondí.
- Ahora eres demasiado altiva y poderosa para eso.- se burló Carter.
Despedirme de mi manada fue demasiado para mí y se me escaparon algunas lágrimas. Me las estaba secando cuando llego un coche. Adonis salió, e inmediatamente ka gente se inclinó ante el. Su mirada se encontró con la mía y me quedé embelesada mié.tras caminaba hacia mí.
- Pequeña compañera, te he hechado de menos.- susurró Adonis, provocando escalofríos que me recorrieron la columna.
Le dedique una pequeña sonrisa y observé como su mirada se endurecia ante los surcos que habían dejado mis lágrimas.
- ¿Lágrimas? ¿Quién hizo llorar a mi reina?- gruño.
La gente miraba al suelo preocupada y yo miraba la cara de mi compañero. Adonis miraba a todo el mundo, tratando de entender por qué estaba llorando.
- Nadie me hizo llorar. Solo estoy disgustada porque me voy.- dije suavemente.
- Debería haberlo sabido.- suspiró Adonis mientras me miraba- Lo siento, creo que he exagerado.
- No, solo estabas preocupado por tu compañera.- respondió Carter.
- ¿Estás lista?- Adonis me miró.
Asentí con la cabeza y Adonis hizo un gesto para que los guardias que estaban detrás de él se llevaran mis cosas. Las lágrimas amenazaron con brotar de nuevo cuando vi cómo se llevaban todas mis pertenencias y como mi familia estaba de pie con sonrisas tristes en su rostro. Antes de que nos sentaramos en el coche una voz dijo mi nombre.
- Adilah.
Me giré y vi a Hunter avanzando a toda prisa con algo en la mano. Si siguiera teniendo los mismos sentimientos que antes, mi corazón se habría acelerado, pero ahora solo me sentía incómoda. 
- No te vayas sin que te de tu regalo. Toma.- Hunter me dio un collar.
Era un simple collar,  pero mientras lo sostenía en la mano, no pude evitar pensar que me estaba reclamando algo.
- Déjame ponértelo.- Hunter me quito la cadena de la mano.
- No- dijimos Adonis y yo al mismo tiempo.
Miré a Adonis, que parecía que iba a destrozar a Hunter. Mierda, espero que no se haya dado cuenta de que el fue quien me ro.pio el corazon. Sin embargo eche mi brazo hacia atrás buscando la manos de Adonis. Solo el podrías hacerme sentir bien en estos momentos. Con suerte el entendió porque pedía su mano y me la dio.
- Gracias por el regalo, Hunter, pero me lo pondré más tarde. Tenemos que irnos ya.- Le explique.
Hunter asintió,  pero no pude evitar advertir la mirada derrotada de su rostro. Mi mirada encontrá a Carter,  que a su vez estaba mirando a Hunter. Eso confirmó mis sospechas de que Hunter estaba actuando de forma extraña. No había rastro de Lana por ninguna parte, lo cual era muy raro. Adonis seguía mirando a Hunter, pero decidí tomas las riendas del asunto.
- Vamos, Adonis, tenemos que irnos.- dije, sacando a Adonis de su trance de ira contra Hunter.
Asintió, y yo me volví hacia mi familia y sonreí con tristeza.
- Os quiero a todos y os echaré mucho de menos.- dije.
- Nosotros también te queremos, Adilah.- respondió mi padre.
Una vez que Adonis y yo estuvimos en el coche, me despedí con tristeza del hogar de mi manada. En unción hogar que había conocido durante toda mi vida. La primera hora del viaje fue silenciosa; escuche música mientras Adonis conducía. Durante la segunda hora nos detuvimos en una estacionde servicio para ir al baño, y me encontré con Sophia mientras compraba algo de comida. Cuando salimos de nuevo a la carretera, me di cuenta de que Adonis no había comprado comida mientras yo cogía un sándwich. Entonces se produjo el debate interno de si debía o  no ofrecerle mi sándwich.
Mi loba, por supuesto, decía que le ofreciera toda mi comida, lo cual era exagerar un poco. Después de todo, las chicas necesitan comer. Al final decidi compartir mi sándwich,  pero cuando se lo ofrecí a Adonis, me dijo que no podía comer y conducir a la vez. Que tontería, yo siempre comía y conducía.
Sin embargo, sentí una especie de necesidad de querer que Adonis comiera. Por lo tanto, hice la única cosa lógica posible. Le di de comer. Creo que se sorprendió cuando mi mano pasó de repente por delante de su cara sosteniendo un sándwich. Me miró confundido, y yo volví a mirar el sándwich y le dije:
- Come.
Asintió lentamente con la cabeza y, mientras se concentraba en la carretera, dio un mordisco al bocadillo. Esa acción me hizo temblar. Sinceramente, ¿mi cuerpo iba a reaccionar así cada vez que Adonis hiciera algo? No estaba segura de poder soportarlo.
Adonis siguió comiendo el sándwich que le daba, y una vez que terminó, supe que estaba satisfecho. Entonces me comi la otra mitad.
- No se si sabes que me estaba formando para ser médico de la manada.- dije, rompiendo el silencio.
- Si, lo sabia.- Adonis me miró y luego volvió a concentrarse en la carretera.
Por supuesto que lo sabía. Obviamente, había hecho algunas averiguaciones sobre mí.
- Bueno, me gustaría continuar mi formación y trabajar como profesional.- miré para ver su reacción.
- Por supuesto,  no hay ningún problema.- la respuesta de Adonis me sorprendió.
- ¿Te... te parece bien?- pregunté.
- Si, ¿por qué no iba a parecerme?- Adonis me miró.
- Pensaba que iba a estar todo el día ocupada en tareas de reina, o que no me lo permitirían porque iba a ser reina.- admiti.
- No hay ninguna razón por la que no puedas ser médico y reina. Es obvio que tienes talento y te apasiona ser médico de la manada. Esas dos cosas son preciosas u nunca te las quitaría.- Adonis sonrió al ver mi reacción.- Ten un poco de fé en mi, pequeña. No soy tan malo como crees.- se burló Adonis.
No confiaba en mi voz, así que me limité a asentir. ¿Quién iba a decir que Adonis lo aceptaría tan fácilmente? Había planeado en mi cabeza los pasos que daría porque estaba segura de que no estaría de acuerdo, pero me había demostrado que estaba equivocada.
Fue en ese momento cuando bostece, y Adonis se rio. Eso activo las chispas que me recorrieron la espalda. Subrisa me hizo sentir un poco confusa por dentro.
- Seguro que no eres madrugadora.- sonrió Adonis.
Sacudi la cabeza y Adonis dijo:
- Duerme, pequeña.
No necesite que me lo dijera dos veces. Se me empezaron a cerrar los ojos en cuanto me relajé, y las últimas palabras que escuche antes de caer en un profundo sueño fueron:
- Pronto estaremos en casa.

Reina de los licántroposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora