Capítulo 21

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- ¡Adilah!- Niya sonrió y me atrajo hacia si para abrazarme.
- ¡Realmente estas aquí! Te he hechado de menos.- la apreté más fuerte.
- Si, deberías de darme las gracias por traerla y tener que sufrir lo que he oído.- Evan suspiró dramáticamente.
Niyabse separo y me miró confundida antes de decir:
- No entiendo nada.
- No quieras saber lo que oí antes de que se abriera la puerta.- Evan se estremeció.
- ¡Estúpido oído licántropo!- abrí los ojos como platos cuando me di cuenta de lo que estaba hablando Evan.
Adonis decidió entonces hacer acto de presencia.
- Bueno, yuso inocentes oídos podrían haberse salvadobsi hubieras mandado un mensaje, como una persona normal.
- Ah, pero no somos gente normal. ¿Y quién dijo que mis oídos eran inocentes?- Evan guiño un ojo.
- ¿Seguro que quieres entrar en este tema delante de cierta persona? Tengo mucho que decir.- Adonis señaló a Niya.
Evan maldijo en voz baja y cambio rápidamente de tema.
- Bueno, de todos modos, pensé que Niya querría sorprender a Adilah.- contestó Evan, con un rubor que subía por sus mejillas.
- Entonces, ¿todo esto fue por tu compañera? Tu rubor lo dice todo.- Adonis sonrió. Afortunadamente, no mencionó nada.
Niya miró al suelo, mientras Evan miraba a Adonis como si quisiera asesinarlo. Le di un codazo a Niya, que nos miró a mí y a Adonis antes de que una sonrisa se abriera paso en su rostro.
- Bueno, he oído que has estado bastante ocupada, prima. Primero, transformándote en licántropa de la manera más dramática posible, consiguiendo que tengan que encerrar a tu compañero.
- Ya me conoces, me encanta el teatro.- dije.
- Ahh, claro, por eso saliste corriendo cuando viste por primera vez a tu compañero.- respondió Niya riéndose.
- ¡Oh, vamos! Eso ya es agua pasada.- la mire con indignación.
- Es demasiado fácil tomarte el pelo.- Niya se rio aún más.
Mi sonrisa se ensancho cuando Niya se rió. Me di cuenta de que había recuperado parte de su chispa, pero también sabía que se esforzaba por demostrarme que estaba bien. Ojalá Adonis hubiera hecho sufrir más ese imbécil, pero la ira lo había dominado. Otra razón por la que necesitaba controlar la ira.
- Entonces, ¿te vas a mudar aquí?- pregunto Adonis a Niya.
- Eh... sí. Me puse bastante enferma en casa, y me dijeron que tenía que venir aquí.- Niya me miró tímidamente.
- ¿Estuviste enferma? ¡Niya! ¿Por qué no llamaste?- ahogue un grito.
- Porque sabía que vendrías a toda prisa y no quería. Además, cuando hablé con mi terapeuta, me dijo que me curarla más rápido si me rodeaba de vosotros.- respondió Niya.
- Con eso te refieres realmente a Evan. Después de todo, es tu compañero.- dije.
Evan hinchó el pecho como si estuviera orgulloso, y aunque tímidamente, Niya sonrió.
- Yo también necesito tu amor y apoyo.- Niya cambio de tema.
- Y siempre estaré para dártelo.- sonreí.
- ¿De verdad? ¿No estarás ocupada con tu compañero, tus deberes de reina y tu formación de médico?- se burló Niya.
- ¡Haré tiempo para ti! Además, si no tengo tiempo, tu compañero estará más que feliz de dejar lo que este haciendo.- Le guiñe un ojo a Evan.
Niya se limitó a poner los ojos en blanco y se volvió hacia Adonis.
- Solo quiero darte las gracias por lo que has hecho...
- No tienes que dar las gracias- respondió Adonis sonriendo-. Hice lo que cualquier persona decente haría. Además, en ni palacio no hay lugar para cabronas como ese. Niya, quiero que sepas que siempre estarás a salvo en mi palacio.
- Gracias...- Niya parecía no saber como llamarlo.
- Puedes llamarme Dimitri.- Le dijo Adonis.
Simplemente asintió y se volvió hacia mi.
- Evan me contó que habéis tenido unos días difíciles, así que os dejaré solos. De todos modos, tengo que deshacer la maleta.
Justo cuando iba a responder a Niya. Adonis se interpuso.
- Gracias, Niya. Tu prima se reunirá contigo mañana. Diviértete instalandote.
Niya sonrió y asintió. Se despidió con la mano antes de marcharse con Evan cerca. Este chico era increíble; respetaba tanto a Niya que caminaba detras de ella para no agobiarla. Adonis me arrastró al interior y cerró la puerta.
- No necesito descansar, ¿sabes?- lo miré con fastidio.
Adonis no respondió, solo me levantó y me colocó sobre la cama.
- Hablas demasiado.- murmuró, poniéndose cómodo en la cama.
- ¿Qué?- pregunté.
De nuevo, en lugar de una respuesta, se limitó a acercarme a él. Intenté zafarme, pero me agarró con firmeza.
- He tenido un largo dia encerrado y encadenado, y no puedo dormir bien sin ti, así que nos echaremos una siesta los dos.- me dijo Adonis.
Vaya, muy bien, Adilah. Ni siquiera había pensado en Adonis y su encierro. Sus palabras resonaron en mi mente. Realmente no puede dormir sin mí. Eso me hizo sonreír.
- ¿Por qué esa gran sonrisa?- bostezo Adonis.
- No hay ninguna razón, solo quiero sonreír.- respondi rápidamente.
- Eresbuna mentirosa muy mala, pero no tengo energía para sacarte la verdadera razón.- Los ojos de Adonis se cerraron.
- Solo duerme, no tienes que preocuparte.- incluso mis ojos comenzaron a cerrarse.
- Eres lo mejor que me ha pasado nunca, pequeña.- murmuró Adonis antes de que su respiración se volviera regular.
Mi sonrisa se ensancho aún más mientras me dormía con el sonido de los latidos del corazón de Adonis.

Reina de los licántroposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora