Mi licántropa, al igual que yo. La emoción de que Adonis me persiga me empuja a correr más rápido. La excitación late en mis venas mientras corro junto a docenas y docenas de árboles que se unen en una sola mancha. Mi confianza aumentó, ya que pensé que Adonis estaba demasiado lejos para alcanzarme. Ese fue mi primer error. Un gruñido familiar me hizo sentir escalofríos cuando deje de correr. No podía dejar que me atrapara tan fácilmente. Pensando que tenía un plan infalible, corrí en otra dirección, y cada pocos minutos cambiaba de dirección.
Verás, mi lógica era que, si cambiaba de dirección, mi olor estaría en todas partes y eso confundiria a Adonis. Ese fue mi segundo error. Estaba tan metida en ni propio mundo, pensando que había engañado a Adonis, que cuando lo vi de pie frente a mí con una sonrisa en la cara, me asuste. Entonces, ¿qué hice? Me di la vuelta y salí corriendo, por supuesto. Y ese fue mi tercer y último error.
No llegue muy lejos antes de que los brazos de Adonis rodearon ni cintura y me atrajeran hacia él. Mi licántropa decidió devolverme el control cuando vio que estábamos atrapadas. Que bonito. Ambos caímos, pero Adonis, como un caballero, se llevó la peor parte. A diferencia de la vez anterior, cuando me empujó directamente al suelo.
- Hmmm.... Yo sigo persiguiendote, y tu sigues perdiendo.- Adonis me sonrió.
- Bueno, no es culpa mía que seas demasiado rápido. Si redujeras la velocidad, sería una persecución justa.- fingi indignación y me levanté.
- Sin embargo, disfruto de nuestras persecuciones, pequeña.- Los ojos de Adonis brillaron con diversión mientras se levantaba y se quitaba la suciedad.
- Da igual, se que me estás tomando el pelo.- resople.
Adonis se esforzaba por no reír, y yo lo miraba con desprecio. Dios, si no estuviera tan bueno, le daría un puñetazo. No, lo besarla. Espera, ¿que?
- De todos modos, no habrías tenido que perseguirme. Es culpa de ese idiota que cuelga de la ventana de Niya.- murmure.
En un instante, la diversión desapareció de los ojos de Adonis y fue sustituida por la ira.
- ¿Sabes lo preocupado que estaba? Pensé que había pasado algo.- Adonis me miró.
- Te habrías asegurado de que no me pasará nada si me mantuvieras a tu lado.- miré fijamente a Adonis.
Adonis suspiró y se pasó las manos por el pelo.
- Pequeña, lo habría hecho, pero no estaba seguro de cómo reaccionarian los padres.
- No importa, es inútil hablar de ello. Al menos dime que tienes al tipo.- respondí.
- Sí, y lo están interrogado mientras hablamos. Adilah, asustarte a Niya cuando saltaste por la ventana. Se asustó y solo alcanzó a decir que lo habías hecho tú.- suspiró Adonis.
- ¡Ese bastardo retuvo a mi prima a punta de cuchillo pensando que era yo! No pude controlar mi ira y mi licántropa se apoderó de mí.- respondí.
- Tu licántropa se hizo cargo. Me habría encantado burló.- sonrió Adonis.
- ¿De verdad?- me sorprendí, porque había creído que sería al contrario. Quiero decir, ¿quien querría ver a su compañera perder el control como lo había hecho yo?
- Para nosotros los licántropos, nada es más sexy que ver a nuestra compañera perder el control. Ver a sus licántropas apoderarse de su cuerpo.- respondió Adonis.
- Ah, no lo sabía. Entonces, ¿cuando puedo ver tu licántropo?- pregunté, descubriendo que lo que había dicho Adonis era cierto.
- Espero que nunca.- refunfuño.
- No lo creo. Ese día solo vi una breve imagen de tu licántropo, y quiero verlo todo. ¡Vamos, Adonis!- le suplique.
- Adilah, no estoy seguro de cómo reaccionará. El es inflexible en cuanto a completar el proceso de apareamiento contigo. Odia verte sin aparear.- suspiró Adonis.
Si, estaba nervioso por el asunto del apareamiento con Adonis en su forma humana. En su forma de licántropo era un juego totalmente diferente. Algo me decía que no podría discutir con su licántropo, y no terminaría bien para ninguno de los dos.
- Ah, claro... ¿Tal vez en otro momento entonces?- Le miré con esperanza.
- Cuando todo esté asunto se haya calmado, te lo mostraré.- se rio Adonis-. Esta igual de impaciente que tu por conocerte.
Sonreí y entonces recorde lo que acababa de pasar.
- ¡Santo cielo! Te he sacado de la reunión. ¡Oh, no! ¿Te has enterado de algo? ¿Cómo estaban los padres? Me refiero a si resultaron de ayuda.- divague hasta que Adonis puso su dedo sobre mis labios.
- Respira- dijo-. Bueno, no fue muy bien. No tiene mucha información, y estaban demasiado angustiados para que yo los interrogara demasiado. Los tengo alojados en una de nuestras habitaciones de invitados hasta que puedan llevarse el cuerpo de su hija a casa.
Adonis me miró derrotado, sentándose junto a un árbol, y yo lo seguí. Por primera vez, ambos nos sentamos en silencio. Ni siquiera fueron necesarias las palabras. Fue entonces cuando me di cuenta de que Adonis cargaba el mundo sobre sus hombros sin nadie con quien compartir la carga punto apartaba a un lado sus preocupaciones sus sentimientos para que el reino funcionara sin problemas. Pero, cuál era la consecuencia de todo eso. Había sido retratado como un rey sin emociones y sin compañeras puntos un gran rey, pero que asustaba a la gente. Una cuyas historias se contaban para aterrorizar a los niños. Pero la realidad era muy diferente. Adonis tenía sentimientos; lo he visto desde que estoy aquí. Simplemente no se preocupaba por ellos porque, para él, era más importante asegurarse de que todo el mundo estuviera bien y no hubiera problema. Es cierto que todos le querían, pero no conocían al verdadero Adonis, y eso me enfurecía. La gente es demasiado rápida en sus juicios. Ahora tenía a quien con quien compartir sus sentimientos, alguien con quien podía abrirse y que podía compartir la presión con él. Todos los libros que el ídolo largo de los años no podrían haberme preparado para la presión de ser una reina. Pero cuando miraba a Donís, sabía que es, si estaba a mi lado, podía hacer todo lo que quisiera, y quería que supiera que siempre voy a estar con él. Lidia de escapar ya había desaparecido de mi mente punto de todos modos, no había forma de dejar Adonis. Había crecido en mí, y no sería capaz de sobrevivir sin él.
- No hagas eso, Adonis.- dije, rompiendo el silencio.
Me miró, confundido, y yo suspiré.
- No te rindas.- Le dije.
- Nunca me rendiré. Tengo que encontrar a la persona que mato a esa niña y que drogo a mi compañera bajo mi puto techo.- gruño.
Milli cantó payu estuvimos de acuerdo en que Adonis necesitaba calmarse, y lo primero que se me ocurrió fue subido a su regazo y sentarme a horcajadas sobre él. Le sujeté la cara con las manos y le contesté:
- Este enfado no te ayudará a atrapar al bastardo. Se que te sientes derrotado porque no pudiste sacarle mucha información a los padres, pero eres inteligente. Encontrarás pistas, atraparas a ese hijo de puta t le harás pagar.
Adonis me sonrió y apretó sus labios contra los míos. Fue un beso lento pero igual de sorprendente. Rompió el beso y apoyó su frente contra la mía.
- Cuando Gabe encontró a Lexi hace muchísimos años, me alegré mucho por el, pero estaba celoso. Celoso de no poder encontrar a mi compañera. La gente me miraba fijamente; era consciente de lo que todos pensaban. Algunos días lo único que quería era esconderme en mi habitación, pero pensaba en mi compañera. Quería que se sintiera orgullosa, aunque no nos conociéramos.- Adonis sonrió con tristeza.
No pude evitar las lágrimas que se me escaparon. Oírle decir esas palabras me dolió mucho punto estaba sufriendo, y no había nada que yo pudiera hacer.
- Oye, no era mi intención hacerte llorar.- Adonis rio suavemente, secandome las lágrimas que me brotaban.
- Me siento como una idiota. Mientras tú estabas aquí tratando de hacer lo mejor para tu compañera, ¿que estaba haciendo yo? Anhelando a un idiota que me conquisto con sus dulces palabras. Echándo la vista atrás, ni siquiera se me se que me pasó. Me dijo algunas cosas dulces y me prometió algo, y yo espere como una contenta integral.- sacudi la cabeza, avergonzada de mi misma.
- Eras joven, no lo olvides. Esta claro que ese tipo sabía lo que tenía que decirte. Tu pasado no define lo que eres ahora.- dijo Adonis, secandome otra lagrima.
- Estás lleno de buenos consejos.- sonreí.
- Valió la pena.- respondió Adonis.
- ¿Mereció la pena? ¿Que?- pregunté, confundida.
- Valió la pena esperar todos esos años por ti. Valió la pena no escuchar a mi consejo hasta el último minuto, porque tu llegaste a mi vida. Lo volvería ja hacer todo si al final te tengo a ti.- Adonis aspiro mi aroma y cerró los ojos, como si lo estuviera saboreando.
- No puedes decir esas cosas y no esperar que llore.- Le golpee juguetonamente mientras las lágrimas surcaban mi rostro.
Adonis me besó ambos lados de la cara, por donde resbalaban mis lágrimas.
- Sigues siendo preciosa.- me guiño un ojo.
- Lo que sea.- puse los ojos en blanco al responder-. Pero, hablando más en serio, tengo el insistente presentimiento de que, quien haya hecho esto, volverá a atacar. Encontraremos a ese bastardo, pero para ello tenemos que trabajar juntos.
- Tienes razón, tengo la misma sensación.- asintió Adonis.
- Lo primero es lo primero; déjame hablar con los padres. Tal vez se sintieron intimidados por ti, así que déjame ver si yo puedo obtener información.- Le dije.
Adonis me miró con reticencia pero pronto asintió con la cabeza.
- De acuerdo, pero estaré fuera. No voy a arriesgarme más.
Asentí con la cabeza y Adonis se puso en pie, levantándome con él. Me bajo y sonreí.
- ¿Carrera?
- Por mucho que me apetezca, creo que no.- se rio Adonis.
Obviamente estaba a punto de quejarme, pero Adonis me levanto al estilo de una novia y empezó a correr. Que descaro el suyo. Ya sé que yo no era tan rápida, pero solo me había convertido en licántropa unos días antes. Aunque estaba molesta, no me importaba tanto porque significaba estar en los brazos de Adonis y, quiero decir, quién soy yo para quejarme de eso. Cuando llegamos a la parte delantera del palacio me bajó, y yo estaba a punto de salir furiosa, pero me sujeto la mano para impedirmelo. Atravesamos el palacio de la mano y nos dirigimos directamente a su despacho. Evan, Gabe, Lexi e incluso Niya ya estaban allí. Niya se levantó de un salto y sus ojos recorrieron mi cuerpo.
- ¿Estás bien? ¿Cómo has saltado tanto y no te has roto nada?
- Las ventajas de ser una licántropa, supongo.- respondí.
Como todo el mundo estaba en su asiento, decidí sentarme con Niya, pero Adonis tenía otros planes y tiró de mí hacia su asiento.
- Vaya, genial. Ahora los tortolitos están sentados juntos. Gracias a Dios que ella escapó al bosque para que pudieran hacer lo que fuera allí.- Adonis y yo miramos a Evan, y Gabe le golpeó en la nuca.
- No es el momento ni el lugar, hermano. Te van a patear el culo los dos.- dijo Gabe.
- Bien. Sigamos entonces.- Evan sonrió a Adonis, que puso los ojos en blanco.
- ¿Cómo están los padres?- pregunto.
- Todo bien, tengo tres guardias fuera de su habitación y dos debajo de su ventana.- respondió Gabe.
Adonis asintió, satisfecho, y luego pregunto:
- ¿El prisionero?
- Esta retenido en la celda, como pediste. Todavía no le hemos interrogado.- respondió Evan, y sus ojos juguetones se tornaron serios.
Supongo que tampoco era fan de la persona que había retenido a su compañera a punta de cuchillo. Adonis asintió lentamente.
- ¿Deberíamos hacer una visita a nuestro prisionero?- pregunto mirándome. Sus ojos estaban llenos de ira y alegría. Claramente su licántropo estaba emocionado.
Asentí con la cabeza, y estaba a punto de levantarme cuando alguien llamó a la puerta. No reconocí el olor, pero los hombres sí, ya que todos intercambiaron miradas confusas antes de que pudiera preguntar, una mujer de mediana edad abrió lentamente la puerta. Abrí los ojos de par en par al darme cuenta de quién era. Como no iba a saberlo. Tenía los mismos ojos que la niña.
- ¿Esta todo bien? ¿Necesitas algo?- pregunto Adonis.
- Majestad, quiero hablar con usted.- pidió la dama, mirándome directamente.
- Por supuesto, podemos ir a otro sitio.- Adonis me miró, y luego volvió a mirar a la señora.
- Tengo que hablar con la reina. A solas.- sacudió la cabeza.
Una sensación de inquietud se instalo en mi mientras contemplaba el pánico que asomaba a los ojos de la señora....
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Reina de los licántropos
Manusia SerigalaAdilah, una mujer loba de 19 años, nunca se había considerado una romántica empedernida hasta que el chico al que amaba la dejó al encontrar a su compañera. Con el corazón recién roto, asiste a regañadientes al Baile de los Licántropos, donde conoce...