Deshazte del cuerpo- dijo Adonis antes de salir sin mirar atrás siquiera. Tampoco me dijo nada cuando me agarró de la mano y me alejó de allí.
Volvimos a subir, y afortunadamente Niya ya no lloraba, pero nuestra familia seguía consolándola. Gabe y Lexi se habían unido a nosotros.
- He enviado a todos a casa.- dijo Gabe, acercándose-. Era lo mejor que podía hacer después de los acontecimientos de esta noche.
Adonis se limitó a asentir. Evan nos miró a ambos antes de preguntar:
-¿Es...?
- Está muerto- respondió Adonis sin rodeos.
- ¿Lo hiciste tú?- respondió Gabe.
- Yo lo maté.- dijo Adonis.
Los rostros de los licántropos estaban conmocionados y yo estaba confundida. ¿Por qué estaban todos tan asombrados? Seguramente Adonis ya había tenido que matar a alguien antes. Tenía tres pares de ojos mirándome, haciéndome tragar el nudo que se me había formado en la garganta. ¿Había hecho algo malo?
- Tengo que ir a comprobar algo. Quédate aquí.- esa última frase iba dirigida a mi. Vi como Adonis se alejaba.
Sophia y Luke entraron y parecían preocupados. Gabe les susurró algo a los dos y me miraron sorprendidos. Instintivamente, miré mi vestido para ver si tenía una mancha o algo, pero no la había.
- Adilah, ¿estabas allí cuando...?- Sophia se quedó sin palabras.
- ¿Cuando Adonis mató a ese pedazo de mierda?- pregunté.
Sophia asintió y yo respondí:
- Si, estaba allí. Lo vi todo.
De repente se les iluminó la cara. Sophia se rió y dijo:
-¡No sabes lo felices que nos hace escuchar eso!
- ¿Te alegra saber que he presenciado la muerte de alguien?- pregunté, confundida por sus sonrisas.
- ¡No, tonta! Me alegro de que Adonis no haya perdido el control. Normalmente tiene que mostrarse contenido, pero ni siquiera podía hacer una tarea tan simple como matar a alguien sin perder el control. No ha pasado un día completo desde que te encontró, y sin embargo tu presencia le está ayudando a mantener el control.- Sophia sonrió.
Eso tenía más sentido. ¿Podría mi presencia ser realmente la razón por la que Adonis lograba mantener el control? Parecía poco probable, pero las caras de los licántropos me hicieron pensar lo contrario. ¿Era tan importante la compañera de un licántropo como para ayudar a su compañero a mantener el control? No tuve mucho tiempo para pensar en ello, porque entró Adonis. Había cambiado, y no pude evitar admitir lo sexy que me parecía.
- Ya es hora de que nos vayamos.- dijo mi madre, acercándose a mí para darme un gran abrazo.
Se me cayó el alma a los pies. ¿Cómo no iba a volver a casa con ellos? No era posible.
- Voy a volver contigo.- dije, y Adonis giró la cabeza.
- No, cariño. Tienes que quedarte aquí. Embalaje tus cosas y te las enviaré aquí.- mi madre me acarició la mejilla.
- De ninguna manera. Voy a volver- dije, burlona-. No te ofendas, mamá, pero todavía mi vida está en casa y debo ser yo quien lo prepare.
Adonis gruño, claramente descontento con lo que había dicho, pero me limité a hacer un gesto de fastidio. Mi madre nos miró preocupada. De todos modos, nunca le gustaron los conflictos.
- Sonrisas, se que vas a echar de menos mi magnífico cuerpo pero no te preocupes, te enviaré fotos.- dijo Carter guiñandome el ojo.
Me reí y aparté a Carter de un empujón.
- Por favor, no quiero ver fotos de tu barriga cervecera.- Carter iba a replicar, pero no le deje decir nada-. Vuelvo a casa porque solo yo tengo derecho a embalar lo que me pertenece.
Nadie dijo nada más; todos estaban esperando ver que decía Adonis. No es que me importara. Iba a volver a casa pasara lo que pasara.
- Bien. Puedes volver a casa, pero solo tienes dos días- suspiró finalmente Adonis-. Dentro de dos días estaré allí para recogerte.
Su tono no dejaba lugar a discusión. Maldita sea, dos días no es mucho tiempo, pero todavía podía escapar. De ninguna manera pensaba volver aquí. No quería un compañero y no quería ser reina. Tenía que escapar antes de que fuera demasiado tarde. Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el tono duro de Adonis.
- Enviaré a dos personas de confianza para que te custodien. No creas que puedes intentar escapar de mi.
Su mirada se clavó en la mía y me quedé helada. ¿Cómo podía saber lo que estaba pensando? Toda mi esperanza se desintegró al comprender que no podría escapar. Adonis miró a todos y asintió antes de indicar a los demás licántropos que le siguieran. Cuando se fueron, mi madre me miró y suspiró:
- Adilah, ¿qué te pasa?
Me encogí de hombros, sin querer responder, pero no fue suficiente para ella.
- Eres la compañera de un licántropo. Olvídate de que es el rey. Sabes lo importante que es una compañera para un licántropo y sigues actuando así. ¿Por qué?
- ¿Y si no me deja ser médico de manada porque tengo que ser reina? No quiero estar atada y no poder seguir mis sueños.- suspirando,me aparté de mi madre.
- He criado a una mujer fuerte, no a una cobarde- me dijo a la vez que daba la vuelta-. Todos sabemos que, si quieres algo, lucharás por ello. Así que no me vengas con tonterías. Sé que es difícil crecer y dejar a tu familia, pero te necesitan aquí. Piensa en tu compañero.
No había nada que pudiera decir ante eso. Obviamente mi madre tenía razón. Siempre la tenía. Lo que ella no sabía es que mi renuncia a tener un compañero se debía a mi desengaño anterior. Carter captó mi mirada y me dedicó una sonrisa comprensiva; sabía la razón.
- Seremos tus guardias.- Luke y Sophia sonrieron al entrar.
- Así puedo pasar más tiempo con mi familia- añadió Sophia.
La esperanza se reavivó en mí; tal vez todavía era posible escapar. Luke me miró con una expresión sería en su rostro.
- No intentes nada, Adilah. No te dejaré escapar; materias a mi rey al intentarlo.- tan rápido como llegó, la esperanza se desvaneció. Al no confiar en mí voz, me limité a asentir. No había forma de intentar nada con Luke cerca. Y no tenía duda de que Sophia tampoco me dejaría escapar.
- Vaya, no puedo creer que mi Sonrisas vaya a ser reina. No te olvides de nosotros, los plebeyos, cuando te sientes en ese enorme trono tuyo.- dijo Carter, rodeándome los hombros con sus brazos.
Poniendo los ojos en blanco, le di un codazo y Carter se limitó a reír antes de coger a Diya de la mano y salir.
- Bien, es hora de volver al hotel. Tenemos que salir mañana temprano, o mejor debería decir hoy.- suspiró papá, frotándose la frente.
Niya salió con los brazos de sus padres rodeandola. Sophia dijo que me enviaría un mensaje sobre el plan y se fue con Luke. Salí del palacio sintiendo que me arrancaban la libertad
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Reina de los licántropos
WerewolfAdilah, una mujer loba de 19 años, nunca se había considerado una romántica empedernida hasta que el chico al que amaba la dejó al encontrar a su compañera. Con el corazón recién roto, asiste a regañadientes al Baile de los Licántropos, donde conoce...