- Bueno, por algo me has llamado, así que déjame ayudarte a deshacer la maleta- dijo Adonis, sonriendome.
- ¿Qué?- mi mente estaba en un estado de ánimo muy complejo.
- Desempaquetar. A menos que hayas decidido que no necesitas mi ayuda después de todo. Entonces me iré.- Adonis se encogió de hombros.
- ¡Espera! Necesito tu ayuda para guardar las cosas pesadas.- divague.
¿Desde cuándo divago? Ah, sí, desde que descubrí que Adonis era mi compañero. Adonis se quedó parado y sonrió.
- Primero me reclamas como tu compañero, y ahora alabas mi fuerza. El mejor día de mi vida.
- ¡No he dicho que seas fuerte!- sentí que me ardían las mejillas.
- Quizá no directamente, pero lo has insinuado.- sonrió.
Puse los ojos en blanco y señalé hacia las cajas.
- Bien, entonces vamos a deshacer el equipaje.- dijo Adonis.
Tardamos media hora en desempacar todas mis cosas. Obviamente, no le permití colocar mi ropa ni mi lencería, para su desgracia. Los hombres, tienen una sola cosa en mente. Una vez instalada, Adonis me llevó abajo, donde estaban Gabe y Lexi.
- Vaya, no pensé que os veríamos hoy.- Gabe guiñó el ojo.
- Como si Lexi y tú lo hubierais hecho cuando os conocisteis. De hecho, si no recuerdo mal, entonces no saliste de vuestra habitación en tres días.- respondió Adonis.
Lexi se sonrojo y Gabe empujó a Adonis.
- Vale, ya está bien. ¿Qué hacemos ahora?- preguntó Lexi.
- ¿Qué tal una visita? No sé donde está nada en este lugar tan enorme.- sugerí.
- ¡Qué buena idea!- Los ojos de Lexi se iluminaron-. ¡Claro que no sabes donde está todo! Vamos, chicos.
《Bien, Adilah, este es el momento en que puedes buscar posibles puntos de huida. Toma nota, esta información es útil》. No presté mucha atención a las explicaciones de Lexi mientras me llevaba de paseo. Los hombres iban detrás. Lo que note en esta visita fue que todas las salidas estaban vigiladas. Me quedó claro que Adonis era muy estricto en cuanto a quién entraba y quién salía.
Por alguna razón, la idea de no poder irme no me entristecía. El mero hecho de pensar en irme ahora me causaba tristeza. ¿Unas horas en presencia de Adonis y ya me sentía así? El vínculo de compañero era algo muy poderoso. Lexi me mostró donde estaba la cocina y, al entrar, mucha gente salió. Estas personas se detuvieron y se inclinaron hacia mí. 《¿Qué demonios?》. No quería que me hicieran reverencias, me hacía sentir rara.
- Sé que no estás acostumbrada a que la gente te haga una reverencia, pero es su forma de mostrarte su respeto- susurró Lexi, adelantándose a los chicos al percibir mi incomodidad-. Adilah, esta gente ha rezado para que llegues y ayudes a su rey.
Sus palabras se me quedaron grabadas. Adonis había estado solo durante demasiado tiempo; su gente también debió perder la esperanza. Supongo que el hecho de que Adonis me encontrara era lo mejor para él y para su pueblo. Vaya, me estaba convirtiendo en una blandengue, pero no estaba enfadada por ello. Una vez terminada la visita, Adonis y yo nos despedimos. Adonis me dijo que se reuniría conmigo arriba después de haber pedido la comida. Abracé a Lexi antes de volver a la habitación.
El aroma celestial de Adonis permanecía en el aire y yo inhalaba con ansia. Su aroma me excitaba: era una sensación increíble. Me llamó la atención el collar de Hunter y me acerqué. Si hubiera correspondido a mis sentimientos antes, no estaría en este lío. Sin embargo, algo en lo más profundo de mi ser me decía que Hunter nunca había sido el indicado para mi, nunca me habría hecho eternamente feliz. Suspirando, recogí el collar para tirarlo a la basura. Aunque no quisiera, era lo mejor. No necesitaba ningún recuerdo de mi pasado. Antes de que pudiera tirarlo a la papelera, entró Adonis y al instante su mirada se posó en el collar.
- ¿Por qué sostienes esa cosa?- preguntó, cerrando la puerta.
-Bueno, yo estaba...- no tuve oportunidad de responder, porque adonis se acercó más a mi, y su pecho subía y bajaba.
- ¿Por qué estás triste por este collar?- su voz profunda hizo que saltarán chispas por todo mi cuerpo.
- No estoy triste por el collar. De hecho, iba a...- de nuevo, mi frase quedó inconclusa, esta vez porque miré a los ojos de Adonis.
Sus impresionantes ojos de color avellana estaban cambiando a negro. Sabía lo que eso significaba. Su licántropo se había hecho con el control. Mi corazón se aceleraba cada vez más, pero no por los nervios, sino por la excitación. Culpe de ello a mi loba.
- Dime la verdad. He visto como te miraba ese chico.- escupió Adonis.
《¡Vaya, mierda! No me digas que se ha dado cuenta de que Hunter es quien me ha roto el corazón》. Abrí la boca, lista para soltar una mentira, pero una mirada a los ojos de Adonis me la cerró rápidamente. Me sentí obligada a decirle la verdad.
- Si, Hunter es el que me rompió el corazón. Pero ahora lo único que consigue es hacerme sentir incómoda. Ya no me gusta estar en la misma habitación que él. Este collar solo estaba en mis manos porque iba a tirarlo a la basura- le expliqué.
El collar se me cayó de la mano directamente a la papelera. Sin perder un segundo, Adonis me levantó y me colocó encima de la cómoda. Enterró su cara en mi cuello, haciéndome jadear. Esa pequeña acción suya hizo que deseara acariciarle el cabello. Mis manos encontraron por sí solas el suave pelo de Adonis. Adonis dejó escapar un gemido. Dios, ¿por qué me atraía tanto?
Ese sonido hizo que mi centro del placer se tensara y apreté los muslos. Adonis no olería mi deseo, aunque estaba poniéndome muy difícil disimular lo que sentía. Sus labios me recorrieron desde la mandíbula hasta el cuello y cerré los ojos, saboreando el contacto. Ahogué un grito al sentir que me mordía el cuello.
- Si piensas en huir, te encontraré, y cuando lo haga, te enseñaré por qué la gente tiene pesadillas conmigo.- Le susurró Adonis al oído.
Salió de la habitación dejándome desconcertada e increíblemente excitada...
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Reina de los licántropos
Hombres LoboAdilah, una mujer loba de 19 años, nunca se había considerado una romántica empedernida hasta que el chico al que amaba la dejó al encontrar a su compañera. Con el corazón recién roto, asiste a regañadientes al Baile de los Licántropos, donde conoce...