Ashley
Primera noche en el campamento, los niños están súper ilusionados, y no os voy a mentir yo también lo estoy, de pequeña siempre había querido venir a sitios así en verano pero nunca lo hice, ademas verles tan felices me hace feliz a mi, por no hablar de lo de Edu, al final parece que la calma ha llegado, durante la comida no hemos hablado mucho, pero al menos no nos hemos insultado, eso ya es un avance.Llegamos a la zona del bosque en la que han preparado la hoguera, el plan es contar historias y asar nubes.
—Buenas noches — susurra Edu a mi espalda, lo que hace que mi cuerpo se erice, siempre tendrá ese efecto en mi.
— Buenas noches— digo mirándole, los niños se sientan alrededor de la hoguera junto al resto de niños.
Yo y Edu nos sentamos algo más atrás y empezamos a escuchar las historias que cuentan los monitores del campamento.
— ¿Quieres que demos una vuelta?— me susurra cuando ya le llevamos allí más de media hora, no estoy segura de que contestar ya que hace mucho que no pasamos tiempo a solas, pero finalmente asiento con la cabeza.
Nos levantamos sin hacer ruido y nos alejamos por la montaña, ninguno dice nada, solo caminamos, el va algo adelantado, parece que sabe a dónde va, así que simplemente le observo, y trato de pisar donde el pisa para no caerme.
Se ha recogido el pelo en esa coleta tan característica, lleva un bañador a modo de pantalón, y una camiseta de tirantes.
— Hemos llegado— dice unos minutos después, se hace a un lado para que e pueda pasar y me quedo impresionada, se trata de un pequeño lago, rodeado de árboles, la luna se refleja en el agua.
— Esto es...
— Precioso— dice antes de que pueda acabar, aunque su mirada esta posada sobre mi y no sobre el paisaje.
— Justo iba a decir eso— ambos reímos—¿ y eso que hemos venido hasta aquí?
— Lo busque antes, ya sabes cuando hablamos, pensé que te gustaría, es mi forma de sellar La Paz— dice mientras se sienta en el suelo, yo le imito, de la misma forma que hicimos en aquel mirador en Madrid.
— Si me gusta, gracias— me apoyo e su hombro, no sé muy bien por qué pero mi cuerpo siempre se siente atraído hacia el suyo, el se siente como si fuese mi hogar, nunca había tenido esta sensación con nadie, y a pesar de todo lo que ha pasado aquí seguimos.
— Es impresionante la cantidad de estrellas que se ven desde aquí, en la ciudad a penas puedes ver 2 o 3– le digo mirando al cielo— cuando era pequeña mi padre y yo tratábamos de contarlas, pero claro era imposible cada vez aparecían mas— el sonrie.
— No hablas mucho de tu padre.
— Bueno no hay mucho que contar, cuando Erica murió mi madre se mudó aquí y él se quedó viviendo en mi ciudad, de vez en cuando viene de visita, pero obligarme a venir a vivir aquí sería una tortura para el.
— Lo entiendo, a mi padre tampoco le agrada mucho más grandes ciudades, al final el se crio sin nada, y pasar a vivir de forma ostentosa es un cambio muy brusco, no creo que nunca llegue a acostumbrarse a esta vida.
— Me cae bien tu padre, bueno toda tu familia me cae bien, a pesar de ser tantos siempre estáis los unos para los otros eso me parece de admirar la verdad, no en todas las familias es así.
— La verdad es que es de algo que me siento muy orgulloso, a pesar de todo siempre estamos juntos, aunque tu familia no se queda atrás, te he visto desvivirte por Alex y tus sobrinos para que saliesen adelante.
— No se, supongo que hice lo que cualquiera en la situación haría, pero aún así siento que hay cosas que no son como deberían ser— confieso— desde que Alex volvió siempre ha estado raro conmigo, es decir, no es como era antes, aunque supongo que ninguno volvimos a ser como éramos— el pasa su brazo por mis hombros y me atrae aún más a él.
— Siento haberme ido de tu lado— dice en mi oído— siento haber dicho todo lo que dije, nunca he pensado que quisieses dar pena o que solo querías liarme, fue la rabia la que hablo por mi, me ha encantado conocerte y que te abrieses a mi, pero cuando vi esa escena....
— Lo se— le corto antes de que siga hablado— Isabel me contó lo de tu ex— parece relajarse, a debido estar esperando este momento bastante tiempo— no debiste decir lo que dijiste, pero puedo llegar a entenderlo, y supongo que en algunas cosas tenías razón, no me esforcé por conocerte, me encerré mucho en lo que yo sentía y no pensé en lo que tú pudieses llegar a sentir, yo también lo siento por eso— ambos nos miramos únicamente alumbrados porque la luz de la luna, y a pesar de que esta mañana ya nos pedimos disculpas lo de ahora ha sido más real que nunca— prométeme que no vas a volver a huir— estiró mi meñique como cuando éramos niños, el sonrie y une su dedo al mío.
— Lo prometo.
— ¿Amigos?
— Siempre— se hace un silencio entre ambos— y ahora dejémonos de sentimientos— dice levantándose y quitándose la camiseta, me pongo nerviosa automáticamente al verle así, esta mucho más definido que la ultima vez que le vi— no es la primera vez que me ves sin camiseta— dice lanzándomela, no puedo evitar sonrojarme— vamos— dice caminando hacia el lago.
— No pienso meterme— le indico
— Claro que vas a hacerlo— dice muy seguro— sabes que en el fondo estás deseando— y en parte tiene razón, me parece una idea divertida.
— No he traído bikini
— No lo necesitas— me dice ya cuando el agua le llega por la cintura— ¿necesitas que vaya a por ti?
— Gírate— le digo mientras comienzo a quitarme la ropa.
— No sería la primera vez que te veo desnuda— dice riendo
— Tampoco han sido tantas— a pesar de sus palabras se ha girado para no incomodarme, al final me quedo en ropa interior y ando hacia el lago.
— Ojalá hubiesen sido más— dice cuando ya estoy a su altura y el agua nos cubre el cuello.
— Te echaba de menos— me dice
— Y yo a ti
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Fuera de juego || Eduardo Camavinga (1 y 2 parte)
RomanceUna prestigiosa abogada que no cree en el amor, hasta que uno de los futbolistas más reconocidos del país se cruza en su camino. Dos mundos totalmente diferentes y condicionados por el que dirán. Una historia de amor o desamor, ¿te atreves a descub...