CAPITULO 21

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Ashley
— Venga ven.

— ¿Pero a donde vamos?— dice aún con un antifaz en los ojos, no he querido dar pistas del plan aunque no sea gran cosa, así al menos le da emoción.

— Creia que a ti te encantaban las sorpresas— rebato ante su impaciencia.

— Y me encantan, pero lo de no ver como que no me gusta.

— Bueno ya queda poco, no llores más— responde con un bufido y agarra mi mano más fuerte.

Después de alguna protesta mas consigo llevarle hasta la habitación.

— Te digo de verdad que no aguanto más, se me ha olvidado lo que era ver.

— Edu por favor, que llevas solo 10 minutos con eso en los ojos, no seas dramático, ¿también te olvidas de mi cuando dejas de verme 10 minutos? — le preguntó quitándole el antifaz.

— Nunca me olvidaría de ti— me coge de la cintura atrayéndome hacia  a él.

— Ves por eso no quería quitarte eso hasta que llegásemos— le beso y me aparto para abrir la habitación. 

Entro y el me sigue, no me ha costado mucho convencerle de que se viniese conmigo en vez de ir con los chicos, no es que quiera ser ese tipo de novias acaparadoras, pero he venido solo a osar el día con él y me gustaría estar el máximo tiempo posible antes de irme de nuevo.

— ¿En serio has viajado 8 horas solo para estar aquí un día?

— Mm— me hago la pensativa— no exactamente, he venido a pasar el día contigo.

— Es cierto eso lo cambia todo.

— Si la verdad es que si.

Entro a la habitación y el sigue mis pasos, se para al ver la terraza totalmente decorada.

— Ash esto es...— le corto antes de que pueda terminar la frase.

— Se que no es mucho pero no me daba tiempo a preparar otra cosa— antes de que pueda terminar de hablar ya tengo su boca pegada a la mía.

— Me encanta, esto, que hayas recorrido medio mundo para pasar un día conmigo y me encantas tú Ash, me encantas desde el primer día que te vi.— nos miramos durante un rato, sin decir nada, solo sonriendo, sintiendo esa conexión que siempre nos ha unido, normalmente siempre tengo la necesidad de llenar los silencios, no me gusta estar callada, o sentir incomodidad al no tener nada que decir, pero con él me siento bien, no hace falta decir nada para trasmitirnos todo lo que sentimos, todo lo que somos.

— Te has tenido que pasar mucho tiempo encendiendo velas.

— Debo decir que en eso he hecho trampas, era una imprudencia dejarlas encendidas tanto tiempo.

— Entonces...— me anima a revelar mis trucos.

— Ha sido Mike, le avise cuando salíamos, y bueno todo bonito y listo para nuestra cena.

— ¿Mike está aquí?— pregunta apartando la silla para que me siente.

— Si; ha venido con Randal y su hija para verme y presentarme a la bebe— me siento mientras le cuento Lis por menores de la historia, y las ganas de ambos de ser padres.

— Y...¿a que no sabe lo mejor?— digo mucho más entusiasmada de lo que he estado nunca.

— Deja de dar intriga y cuéntamelo ya, como te gusta crear expectación— le miro mal— pero eso me enamoro de ti— trata de arreglarlo.

— Haré que no lo he oído, pues bueno La nena se llama Ashley, Edu le han puesto mi nombre a su hija.— no muestra ningún tipo de entusiasmo—¿que pasa? — le pregunto ya que su reacción ha sido mucho más seca de lo que esperaba.

— Que ya nunca podré hacerte mejor regalo que ese mi amor.— dice riéndose lo que me alivia.

—Ah vale menos mal ya creia que...— me quedo mirándole, el no aprec entender porque lo hago— ¿acabas d e llamarme mi amor?— abre mucho los ojos.

— Ehhh, no que va.

—Estoy bastante segura de que lo has hecho— afirmó porque sé perfectamente lo que he oído.

— No tienes pruebas sobre ello— zanjas la discusión.— empieza a comer.

— Me gusta— digo

— Pero si aún no has empezado a comer.

— No tonto, que me digas mi amor— sonríe, acerca su silla pegándola a la mía, apoya su hombre sobre la mes quedando de lado a ella, y son su cara Justo enfrente de la mía, trato de apartar la mirada por vergüenza, pero el no me lo permite posando su dedo sobre mi mejilla.

— Puede que sí que lo haya dicho— dice rompiendo el momento intenso que se había creado, ambos rompemos a reír, y es que es tan bonito tener a alguien con quien poder reír sin ningún tipo de reparo.

— Y ahora come mi amor que se enfría— dice de nuevo y me guiña el ojo, reafirmando que si que lo había dicho, yo le hago caso y seguimos la cena

Hoy el capítulo se lo quiero dedicar a mi amiga grezadanel,
Siempre estoy aquí cuando me necesites.
Te quiero amiga

Fuera de juego || Eduardo Camavinga (1 y 2 parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora