Conversaciones

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En el pasillo por el que caminaba la joven Dorniense, todos los sirvientes que se encontró se detuvieron. Al ver el espectáculo que era la princesa. Pues la curiosidad sobre la que ahora era esposa de la hija mayor del rey estaba en todos.

Los ojos de la joven se entrecerraron con disgusto al notar esto, sus dedos delgados apretaron con más fuerza la sabana, mientras algo de la luz que entraba al pasillo brilló en su rostro, lo que pareció hacerla más atractiva que antes. El sonido de unos pasos se detuvo atras y sintió sus oídos enrojeciendo, apretando sus labios decidió ver quién era la persona detrás de ella.

"Esta vez, si que hicieron un desastre contigo". Escucho decir a Tyanne quien se estaba aguantando la risa. Pues al notar que la princesa que regularmente era segura, sarcástica y en ocasiones prepotente darle una mirada de impotencia se sintió satisfecha.

"Princesa no es correcto estar en ese atuendo, ¿puede acompañarme?" Continuo diciendo con una sonrisa burlona.

"Claro". Respondió Arianne tratando de recomponerse por lo sucedido anteriormente.

Señalando con su mano Tyanne comenzó a caminar, no sin antes decir a los sirvientes "No deberían desear algo que no es suyo para tener".

Cuando estaban por entrar a la habitación que había sido de Arianne desde que llegaron a Desembarco del Rey, escucho la voz de su padre "La familia Martell es la única regente que tiene Dorne, no tiene que preocuparse su alteza. Tenga la certeza que cualquier descendiente de la princesa Rhaenyra y mi hija estará bien cuidada" al voltear noto que su padre se encontraba hablando con la reina quien sonreía con sus labios delgados de manera falsa. Sin embargo, su plática se vio interrumpida cuando las palabras de la reina murieron al ver a la princesa Arianne, en todo su esplendor.

La mujer no pudo evitar querer reprimir la inquietud que sintió en su corazón al ver a la ahora esposa de la que fuese su mejor amiga y sintiendo vergüenza por la situación se dió la vuelta siendo seguida por su padre quien le lanzó una mirada fulminante, lo que desconcertó a Arianne pues ella no le había hecho nada a la mujer.

La esposa del Rey por lo que sabía era solamente un poco mayor que su esposa, algo ingenua en palabras de su padre, pero era alguien a quien no podía ofender mientras estuvieran en Desembarco del Rey porque estaba bajo la protección total de la corona. Después de todo por lo que entendía Alicent Hightower era aparte de la esposa del Rey Viserys, hija Otro Hightower mano del Rey, querida en apariencia por todos en la ciudad por dar el primer hijo alfa que sería heredero al trono de hierro. Realmente no creía que todas las esperanzas de los siete reinos deberían terminar en un niño que apenas podía hablar, pues aunque llegase a ser un príncipe con todo lo necesario para dirigir un pueblo, siempre estaría con él la sombra de su abuelo que buscaría estar en el poder.

Sin embargo, cuando se trata del linaje Targaryen, lo único que podían hacer las grandes casas nobles que antes eran reinos era callar.

Volviendo al punto en el que estaba la reina Alicent Hightower era una joven bastante intrigante por la manera en la que se convirtió en la consorte pues por lo investigado desde que la muerte de la anterior reina pasó sus días consolando a la princesa y las noches con el rey, para después de que se terminará el período de luto hubiese una ceremonia de matrimonio, despreciando así a los Velaryon.

Aunque eso le pareció mejor, a la otra opción de la que se había enterado pues para ella era bastante desagradable pensar que la joven Omega Laena Velaryon a quien se encontró por casualidad y quién si era honesta, en otro momento sin ella ser lo que era hoy, le hubiese gustado conocerla y quizá llegar a cortejarla.

Mi sol y libertad [Rhaenyra Targaryen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora