Mi sol y libertad [Rhaenyra Targaryen]

Ritual

Los días pasaron y por fin habían encontrado a la mujer que podría ayudarles en su situación, mientras esperaban la cálida luz del sol entraba al lugar junto con el aire perfumado del aroma de las flores del desierto llenaban el lugar.

Rhaenyra y Arianne se encontraban en una sala privada del palacio, sus manos entrelazadas mientras esperaban la llegada de las sacerdotisas de la Madre Rhoyne. La preocupación y la incertidumbre se reflejaban en los ojos de ambas, pero se consolaban mutuamente con suaves caricias y miradas tiernas.

Rhaenyra observó a Arianne, su rostro hermoso y noble ahora marcado por la preocupación. Después de hablar con ella sentía la responsabilidad de cuidar no solo del niño en su vientre, sino también de la mujer que ahora se encontraba a su lado. Ahora que era más conciente respecto a los Omega que le rodeaban las dudas y celos la atormentaban, pero ahora no era momento de pensar en eso pues era el tiempo de por fin encontrar respuestas.

Finalmente, la puerta se abrió y tres sacerdotisas entraron, vestidas con túnicas de lino blanco adornadas con símbolos antiguos. La sacerdotisa líder, una mujer de cabello negro y ojos penetrantes, se acercó a ellas con una expresión seria pero comprensiva.

" Mi Princesa Arianne, Princesa Rhaenyra" dijo la sacerdotisa, inclinando ligeramente la cabeza. "Hemos sentido la perturbación en las energías y hemos venido a ofrecer nuestra guía".

Arianne asintió, apretando la mano de Rhaenyra. "Hemos estado esperando por ustedes. Hay muchas preguntas que necesitamos respuestas".

La sacerdotisa líder asintió y extendió una mano hacia Arianne. "Permíteme examinarle, Princesa Arianne. Debemos entender la naturaleza de su estado para ofrecer una guía adecuada".

Arianne respiró hondo y asintió, permitiendo que la sacerdotisa colocara una mano en su frente. Los otros dos sacerdotes formaron un círculo a su alrededor, susurrando oraciones en un idioma antiguo. Una luz suave y dorada comenzó a emanar de las manos de la sacerdotisa, envolviendo a Arianne en un cálido resplandor.

Rhaenyra observó con ansiedad mientras la luz rodeaba a Arianne. Podía sentir la tensión en el aire, una mezcla de miedo y ansiedad de pronto le llegaron. Deseaba con todo su corazón que las respuestas trajeran alivio y no más preocupaciones.

Después de lo que pareció una eternidad, la sacerdotisa retiró la mano y miró a ambas mujeres con una expresión de grave preocupación.

"Princesa Arianne, su estado alfa ha estado contenido por mucho tiempo. Es un tipo de alfa extremadamente poderoso y raro, uno que puede ser peligroso si no se maneja adecuadamente".

Rhaenyra frunció el ceño, sus ojos llenos de preocupación. "Entonces... ¿Es un alfa?¿Realmente es un alfa? ¿Por qué sería peligroso? ¿Para quién lo sería? ¿Para ella, para mí o para nuestro hijo?"

La sacerdotisa suspiró. "Para todos ustedes. Este tipo de alfa puede volverse inestable si no se libera de manera controlada. La contención ha evitado que cause daño, pero también ha aumentado la presión interna. Necesitamos encontrar una forma de liberarlo de manera segura, por qué de no suceder eso la vida de la princesa terminará pronto".

Arianne miró a Rhaenyra y sus ojos vió reflejado una mezcla de miedo y angustia. "Te prometí algo Rhaenyra. No pienso, romper mi promesa, así que no tengas miedo haré lo que sea necesario para protegerte a ti y a nuestro hijo".

Rhaenyra sintió un nudo en la garganta. La idea de perder a Arianne o de que su hijo estuviera en peligro era insoportable. "Confío en ti, Arianne. Díganos qué debemos hacer". Contestó mirando a las sacerdotisas.

La sacerdotisa líder asintió, admirando la determinación de ambas mujeres. "Respecto a la otra situación que preocupa a sus mentes sobre el niño que esperan, nuestras visiones son nubladas. Los dioses de la familia Targaryen parecen proteger a la princesa y al niño, impidiendo que podamos ver claramente su futuro si está relacionado a nosotros y a la Madre Rhoyne".