Preocupación

1.8K 226 11
                                    


Después de la revelación sobre las feromonas, el aire en casa habitación que se encontraban reunidas se volvió denso, cargado de silencios incómodos y palabras no dichas. Cada interacción con Rhaenyra se transformó en un delicado equilibrio, donde las palabras esenciales flotaban en el aire mientras el resto se perdía en un océano de silencios significativos. La atmósfera en vez  de estar llena de vida y risas, por haber dicho la verdad como se lo había imaginado Arianne ahora se veía envuelta en una sombra de misterio y distancia. La princesa de Dorne, consciente de la fragilidad de esta nueva dinámica, se encontraba atrapada entre la esperanza de resolver la situación y el peso de la incertidumbre que se cernía sobre su matrimonio.

Las paredes del castillo gracias a esto parecían retener un montón de susurros de secretos cada vez que les veían. Agregandole a eso Arianne llevaba consigo el peso de la verdad no revelada, sobre el verdadero origen del bebé de su esposa, un secreto que temía compartir con Rhaenyra. La revelación de que el bebé no era de ella se volvía como una sombra amenazante sobre cada una de sus interacciones sin que lo supiera la omega, pues Arianne se encontraba atrapada entre el temor de ser rechazada y el remordimiento por el egoísmo que había conducido a esta situación. Contrario a su forma de ser segura ante cualquier situación, se sentía temerosa como un cachorro pues al abrir la caja de Pandora que contenía su secreto, acabaría con la oportunidad de restaurar una conexión con Rhaenyra pues tenía la certeza de que la verdad las llevaría por caminos irreconciliables. Encontrándose en un dilema angustioso.

La princesa, ajena al verdadero origen del bebé en su vientre, se mantenía distante de casi todo en el palacio, hablando solo lo esencial con Laena.

Laena y Rhaenyra se hallaban en el jardín de los dioses, un lugar que solía ser testigo de risas y confidencias, pero ahora estaba envuelto en un silencio incómodo. La princesa guardaba el peso de aquella verdad en su corazón, temerosa de abordar el tema delicado que oscurecía el vínculo con su esposa con cualquiera que no fuera Arianne pues sabía que si alguien más lo sabía sería trágico para las dos.

"¿Qué piensas?" resonó la voz de Laena en el tranquilo rincón del jardín.

Rhaenyra contempló las flores a su alrededor antes de responder con cautela, "Nada en particular, solo me siento un poco preocupada."

La Omega asintió con comprensión, "Sabes que estoy aquí para escuchar cualquier preocupación que tengas." Tomó su mano con delicadeza, buscando ofrecer consuelo en ese momento de incertidumbre.

"Las festividades relacionadas con el anuncio del pequeño están por terminar, y soy consciente de que pronto tendremos que partir a Dorne. Y tengo miedo", confesó Rhaenyra, dejando entrever la vulnerabilidad que yacía tras su fachada real.

"Es comprensible que tengas miedo, Nyra. Dorne no está cerca de Desembarco del Rey ni de Dragonstone," comentó Laena, ofreciendo una sonrisa suave como un rayo de consuelo en medio de la oscuridad.

"Lo sé. Nunca he estado tan lejos de mi padre o de este castillo," respondió Rhaenyra, su mirada perdida reflejando la incertidumbre que le agobiaba.

"Podrías verlo como el inicio de una nueva aventura, lejos de la corte y de la querida reina consorte que busca provocarte en cada oportunidad que tiene. Distante del pequeño Aegón, que inevitablemente te recuerda a tu hermano perdido," sugirió Laena, tratando de infundir ánimos en su prima y alejarla de las sombras que la acosaban.

"No soy tan valiente como crees, Leana. Nunca he estado lejos de mi padre por mucho tiempo," admitió Rhaenyra con inseguridad en su voz.

"Claro que eres valiente. ¿Cómo explicas tus interacciones con Vhagar o Caraxes? Eres la única, aparte de mamá, que no tiene miedo de estar cerca de mi preciosa dragona," afirmó Laena, intentando infundir confianza.

Mi sol y libertad [Rhaenyra Targaryen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora