Quiso matarlo en el preciso instante en que abrió las cortinas de golpe, sin pensárselo dos veces. Comenzó a dar palmadas al aire segundos después, y Louis le lanzó uno de los cojines con los que dormía, enfadado por su comportamiento.
—¿Pero a ti qué cojones te pasa?
—Son las tres de la tarde, William.
—¿William? —bufó enrabietado, dándose la vuelta para volverse a dormir—. Cómeme la polla.
—Veo que estás bien servido de eso.
Logró captar su atención tan solo un poco, lo justo y suficiente como para que abriera su ojo derecho para mirarlo con disimulo. Le ardía la cabeza, y se sentía destrozado.
—¿A qué te refieres?
—¿Con quién dormiste anoche, bella durmiente? No has aparecido aquí hasta hace unas horas.
—¿Y a ti qué te importa?
—Eres mi mejor amigo, Louis. Claro que me importa —se sentó a su lado abrazando su almohada, y lo miró emocionado, esperándolo con paciencia para escuchar su historia—. Vamos, cuéntamelo todo. Con detalles.
—Déjame dormir. ¿Tanto te cuesta?
—Has dormido toda la mañana.
—Pues ahora también voy a dormir toda la tarde.
Un bufido cansado se escapó de entre los labios del rubio, quien miró en dirección a la puerta cuando se abrió. En ella, un morocho y un rizado, rieron al observar la escena.
—Buenos días, princesita —se burló Harry, cruzándose de brazos mientras apoyaba su hombro en el marco de la puerta.
Louis se estremeció cuando la oscuridad de su voz se filtró por cada hueso de su cuerpo hasta rozar su corazón quemado. La sangre de sus venas se congeló, y una especie de ira subió despacio hacia su cabeza hasta hacerlo enfurecer.
—Tus putos muertos.
—Vaya, se ha levantado contenta la reina de la casa —continuó burlándose—. Yo que venía a darte un beso de buenos días.
—Tócame un solo pelo y te juro por mi vida que te vomito encima.
—Anoche no decías lo mismo.
Y tan solo bastó aquello. Cinco palabras que resultaron ser la gota que colmó el vaso, convirtiéndose en el impulso suficiente que acabó obligándolo a levantarse de la cama con rapidez.
No le costó más de dos largos pasos agarrarlo del cuello con rabia, estampándolo contra la pared. Mirándolo de lleno a los ojos.
—Cierra la maldita boca.
—¿Ya no me pides que te folle? —una sonrisa sarcástica se formuló en sus labios mientras lo miraba con diversión. Su dedo se deslizó despacio por su cuello para hacerlo enfadar más.
—Eres un hijo de puta.
—¿Por qué te enfadas? —soltó una carcajada—. En el fondo, hasta me sentí alagado de que me lo pidieras a mí.
—Fue un momento de debilidad, mi cabeza me ganó sin razón alguna. No fue más —lo miró con seriedad, apretando el agarre de su cuello hasta borrar la sonrisa burlona que mantuvo en sus labios en aquel mismo momento.
Zayn quiso intervenir, pero Niall lo agarró del brazo para impedirlo. Era algo que debían resolver por sí solos.
—Fóllame, por favor. Harry, Harry. Fóllame —imitó su voz.
No aguantó más cuando su puño impactó de lleno contra el pómulo del rizado, haciéndole ladear la cabeza con una sonrisa peligrosa en sus labios. Se acarició la zona adolorida aún agachado, y lo miró mientras repasaba sus dientes superiores con la lengua, aún sonriendo.
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El orfanato
Fanfiction¿Sería capaz de arder la llama del amor en los adentros de un orfanato, o su fuego acabaría arrasando con todo lo que encontrase a su paso? Entre las paredes de un edificio en el que el misterio, la pasión y la lujuria, jamás han dejado de ser los p...