Capítulo XIV

2.3K 268 179
                                    

Miró su reloj por décima vez en lo que llevaban de mañana, mientras le ofrecía un mordisco desganado a la tostada que desayunaba. Zayn frunció el ceño observándolo, removiendo sus cereales en el bol.

—¿Por qué te miras tanto el reloj?

—Para saber la hora —ironizó.

—¿Tantas veces? Hace dos minutos que lo miraste por última vez, y ya estás haciéndolo de nuevo.

—Debo ir a un sitio, y no quiero que se me haga tarde.

Zayn no necesitó más palabras que aquellas para comprender a qué se refería, y asintió con la cabeza.

—Es lunes —concluyó.

—Tengo tantas ganas de verla —suspiró.

Un destello de luz pudo vislumbrarse en el cristalino reflejo de sus ojos verdes, pensando en ella. Ansiaba tanto abrazarla, fundiéndose en su pecho hasta emborracharse en el dulce aroma que desprendía... necesitaba verla ya.

—¿A qué hora te vas?

—De aquí dos horas tengo que estar fuera del centro.

—Pues como no te tranquilices hasta entonces, vas a llegar allí medio desmayado.

—No te imaginas lo que daría por tenerla ahora mismo conmigo, Zayn —su mirada se nubló y atrapó su labio inferior con sus dientes, ejerciendo la fuerza justa y necesaria sin llegar a dañarse—. La necesito.

—Hoy pasarás el día con ella. Solo piensa que la espera merecerá la pena —sonrió compasivo, lanzándole una mirada cómplice mientras se llevaba una cucharada de cereales a la boca.

—Pero mira a quién tenemos aquí —un rubio insoportable se lanzó en los brazos de su amigo, quien soltó una carcajada amplia mientras lo besaba con descaro—. Mi marido.

—Largo de aquí, rubio —Harry gruñó demandante—. Sabes que a mí y a este no pueden vernos juntos —señaló al ojiazul, quien se cruzó de brazos a un lado de la mesa.

—¿Eres gilipollas?

—Buenos días, fierecilla —masculló divertido, sin mirarlo. Su mirada estaba clavada en el último trozo que quedaba de su tostada.

—Si tuviéramos piscina, te ahogaba en ella.

—Amanecimos cariñosos hoy —ironizó ladeando la cabeza para, esta vez sí, mirarlo a los ojos—. ¿Quiere un café la dulce princesa?

—Quiero que cierres la maldita boca y dejes de ser tan jodidamente imbécil —bufó.

—Cambia de actitud, señorito. No querrá usted desconocer aquel amor del que me habló anoche, al nadie ser capaz de aguantar a dicho chico insoportable —se la lanzó con disimulo, mirándolo de soslayo mientras disfrutaba del leve tono rojizo que bañó sus mejillas al escuchar sus palabras.

—¿Qué dice este? —Niall los miró confuso, sentado sobre las piernas de Zayn.

—Déjalos. No hay quien los entienda.

—No te soporto, Styles —lo fulminó con la mirada, tensando la mandíbula enfadado.

—Yo a ti menos, Tomlinson —le guiñó un ojo.

—No se soportan pero luego andan besándose cada vez que pueden —alzó una ceja mirando a Zayn, quien rió dándole una palmada floja a su trasero.

Harry frunció el ceño.

—¿Cómo sabe...? —Louis lo interrumpió.

—¡Horan me cago en tus putos muertos!

—Ups —estalló a carcajadas.

El orfanatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora