Capítulo II

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"Sigue, joder. Ni se te ocurra parar ahora"

—¿Qué cojones? —murmuró medio dormido, sin abrir los ojos.

Una risa seguida de varios gemidos, acabó haciéndolo suspirar. ¿Sería posible?

Giró su cabeza lo suficiente como para poder ver el despertador, y abrió un ojo con toda la pesadez del mundo. Fue entonces cuando su furia se desató.

—¡Son las seis de la mañana y vosotros follando como dos putos perros en en celo! —gritó furioso, tapándose la cabeza con su almohada dispuesto a volver a dormirse.

—¿Envidia, Tomlinson? —rió Niall, tratando de concentrarse en no gemir. Zayn no disminuyó sus movimientos ni un solo segundo, hasta que acabaron al compás.

—Tus muertos.

Su mente comenzó a rodar y su sueño desapreció en cuestión de minutos.

Aquella noche había dormido más bien poco. Concentrado en cada ruido que escuchaba en el pasillo, desconfiado de todo aquel ser vivo que compartiera edificio con él. No se fiaba de nadie.

Y, para colmo, debía dormir con dos conejos que no tenían nada mejor que hacer que ponerse a follar a cualquier hora, sin respetar el sueño de los demás. ¿Qué más podía pedir?

—Sois asquerosos —se sentó sobre la cama de un bufido, y se llevó las manos a la cabeza para masajearla durante unos segundos. Estaba cansado.

—¿Jamás has hecho un mañanero? Es lo mejor del mundo —Zayn, quien permanecía tumbado mirando el techo, estrechó a Niall contra su pecho para acabar acariciándole la cabeza. Louis retiró la mirada.

—No en la misma habitación de alguien que intenta dormir.

—No hemos hecho tanto ruido, Lou.

Obviando el apodo con el que se había referido a él, Louis lo observó atónito.

—Habéis rajado el puto cojín que tenéis en la cabecera de la cama, ¿Y me vienes con que ha sido un polvo suave?

—He dicho silencioso, no suave —rió.

—Puto rubio —murmuró entre dientes.

Los segundos se hicieron minutos mientras él se limitaba a permanecer ahí, sentado sobre su cama con la mirada perdida. Con las voces de fondo de Niall y Zayn conversando entre ellos, sin saber muy bien qué debía pensar.

Se había vuelto algo de cada mañana. Un espacio de tiempo que se dedicaba a él mismo, en el que tan solo se limitaba a existir. Cuestionándose su existencia sin hacer nada más que respirar, mirando a la nada sin mover un solo músculo.

Fue Niall quién se percató de aquello.

—Zayn —lo llamó preocupado—. Mira a Louis. Dios, Dios. Lo hemos traumado. ¡Está traumatizado!

—¿Qué dices? —exclamó en una risa, observándolo también—. Solo está reflexionando.

—Hemos traumatizado a un crío —continuó con su preocupación—. Vamos a ir a la cárcel, Zayn. ¡Traumatización infantil!

Fue Louis quien lo observó cansado.

—No te soporto.

—Genial, eso significa que ya estás bien. Casi pensé que debía cumplir condena con presos macizorros que me doblasen el peso y la edad. ¿Qué haría yo en una cárcel? Sería carne fresca para esos depredadores —su rostro se veía concentrado en la conversación que mantenía con él mismo.

Un suspiro profundo fue lo que acabó obligándolo a levantarse, sin ganas ni tiempo por escuchar más estupideces de aquel rubio cansino. Sin embargo, miró a Zayn algo confundido.

El orfanatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora