Capítulo 12

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- POV Naim -

Conduzco nervioso hasta llegar a la calle donde vive Chloe, una vez aparco el coche los nervios empeoran: apenas atino a teclear la letra correcta, y tardo más de dos minutos en enviarle dos frases cortas para avisar de que estoy esperando fuera.

Verla salir de casa me corta la respiración por un segundo y algo en mi estómago se remueve. Hace tiempo que no me sentía así con una chica.

Debo reconocer que esperaba que alguien de su familia saliera a cotillear, pero no lo hacen, tampoco veo a nadie asomado en las ventanas.

Entra al coche con las mejillas encendidas, dejándome con la incógnita de qué le habrá provocado semejante reacción. Se acerca y nos fundimos en un beso que refleja lo mucho que nos deseamos. Sus labios son adictivos, especialmente cuando usa el labial con sabor a cereza. Ninguno de los dos parece querer separarse, pero soy consciente de que debemos irnos cuanto antes.

—Será mejor que nos vayamos —susurro.

Muerdo su labio inferior provocando que un suspiro escape de su boca. No puedo evitar besar su cuello mientras se aferra a mi camisa.

—Pon la dirección —le entrego el móvil.

Durante un segundo hago contacto visual con esos orbes jade que me vuelven loco, más aún cuando irradian tanta lujuria. Me obligo a tomar el control sobre mi cuerpo nuevamente y emprender el viaje.

—No tienes puesta tu música —dice sorprendida.

—¿Por qué tendría que escuchar mi propia música?

—¿No te gusta?

—Claro que me gusta, pero no soy tan egocéntrico.

Me muero de ganas de poner mi mano sobre su pierna, pero dudo que pueda acabar bien en estos momentos, ambos seguimos un poco alterados por el calentón de antes.

—No esperaba que tuvieras un coche tan normal —su mirada recorre mi SEAT Ibiza—. ¿Están reparando tu descapotable y te han dado este de repuesto?

No puedo evitar reírme.

—Claro que no. Este es mi coche. ¿Tanto te sorprende?

—No es típico de un famoso de tu edad.

Entiendo a lo que se refiere. Todos los del grupo tienen coches caros y llamativos, y por eso nunca pueden pasar desapercibidos.

—Prefiero no llamar la atención.

—¿Por eso tienes los cristales tintados? ¿O para poder hacer cosas indecentes?

Nunca sé si estos comentarios los hace de broma o si realmente le preocupa.

—Mi coche está limpio —concluyo.

Veo que su cuerpo se destensa. ¿Realmente le preocupaba?

—Perdona, tengo un problema obsesivo con la limpieza y desinfección —reconoce avergonzada.

—Pensaba que era por celos —intento molestarla—. Como eres Escorpio...

Se encoge de hombros.

—Todos tenemos un pasado. ¡Y deja de decir que los Escorpios somos celosos!

Una sonrisa se instaura en mi rostro.

¿Cómo no voy a sentirme atraído por alguien tan especial? Su madurez en estos temas no es normal a su edad.

Puedo ver que su rostro se ilumina cuando suena la sesión de Bizarrap con L-Gante. Se muerde el labio para intentar no cantar, pero no puede evitarlo cuando subo el volumen y cree que no la oigo. La sensación al volver a escuchar su voz es indescriptible, me llena de paz.

Una canción para sanar su corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora