Capítulo 40

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- POV Chloe -

Me exaspera saber que Naim ha recibido de vuelta el collar y no ha hecho nada por saber de mí. Pero Inés me ha dado la clave para resolver el problema: tengo que afrontar y superar todos mis miedos. Sé cómo hacerlo, y aunque no estoy segura de conseguirlo, tengo que intentarlo.

Observo las nubes pasar desde la ventana de mi habitación mientras sostengo una taza de té entre mis manos temblorosas. Las sombras del pasado me han atormentado durante años, pero finalmente ha llegado el momento de enfrentarlas.

He evitado durante mucho tiempo regresar al lugar donde todo comenzó: el parque que colinda entre su barrio y el mío. En aquel lugar me insultó por primera vez. Un chico con el que había tenido algo pasajero durante el verano acababa de volver a la ciudad y me escribió para quedar. En un momento que miré la hora en el móvil vió el mensaje, y no dudó en llamarme de todo mientras daba por hecho que jugaba a dos bandas. En ese momento solo me justifiqué y acepté que me insultara. Esa situación se repitió indiferentemente de quién fuera el chico que me hablase, desde su punto de vista todos eran un posible foco de infidelidades.

Camino por el sendero que serpentea entre árboles y matorrales. El viento juega con mi cabello mientras frunzo el ceño al fijar la vista en el banco en el que nos sentamos aquel día.

Ese evento creó la primera cicatriz, a ella se le fueron sumando un sinfín de heridas, hasta que se quebró por completo.

Siempre dudó de mí, daba igual lo que hiciera, con quién hablara, cómo me vestía... Desde su punto de vista cualquier conducta o vestimenta que él no aprobase eran motivo de insulto y menosprecio.

Cierro los ojos con fuerza y cojo aire.

Nunca hice nada malo, aunque llegué a pensar que sí. Consiguió que dudara de todo, mi mente se volvió inestable y buscaba siempre su aprobación.

Debería haber bloqueado a cualquier chico con el que anteriormente hubiera tenido contacto desde el momento en que hablé con él por primera vez, no tendría que hablar con ningún amigo del sexo opuesto, no debería quedar con amigas en momentos que podría estar con él, este vestido me encanta pero es demasiado escotado... Me hizo creer que esas, y muchas otras cosas absurdas, eran lo normal cuando tenías pareja.

Un par de lágrimas recorren mi rostro mientras sigo el camino de vuelta a casa.

Más adelante se ocupó de hacerme creer que debería dar gracias de que me quisiera, que nadie más podría hacerlo. No era lo suficientemente buena. Cuando quise huir, ya era tarde, no podía dejarle por miedo a que tuviera razón.

Un día, sin previo aviso, algo en mi interior se rompió en mil pedazos y todo mi ser gritó por ayuda. La ansiedad se apoderó de mi frágil mente, y arrasé con todo lo que tenía que ver con él.

Aún a día de hoy creo que hice cosas mal, y seguro que las hice, pero cuando pienso en nuestra relación soy incapaz de distinguir dónde empieza lo tóxico y dónde acaba lo sano. ¿Había algo sano en ella? No lo creo. Desde el principio fue todo muy turbio, y no lo supe ver. ¿Yo fuí una novia tóxica? Seguro que sí, seguro que no todo fue culpa suya, pero lo poco que recuerdo de nosotros son las cosas que me hicieron cambiar.

Ahora soy consciente de que debí frenarlo todo ese primer día, debí ser firme y contestarle que no podía tratar así a alguien a quien estaba conociendo. Quizá eso hubiera marcado un límite que no se hubiera atrevido a cruzar. Quizá hubiera finalizado nuestro encuentro para no volver a vernos más. Pero si nada de eso sucedió es porque el destino me tenía preparada una lección, y la aprendí, me la grabé a fuego. Sé identificar perfectamente cualquier comportamiento tóxico, ya venga de mí o de otra persona, y no pienso permitir ni una cosa ni la otra.

Después de mucho meditar, llego a la conclusión de que cada persona llega a tu vida por un motivo, normalmente para dejar una lección de vida. Mi exnovio apareció para mostrarme la peor parte de una relación: la toxicidad; Naim llegó para sanarme, para sacarme de la oscuridad en la que me había sumido tiempo atrás, para enseñarme que puedo volver a confiar.

Una canción para sanar su corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora