Capítulo 5

493 32 2
                                    

- POV Naim -

Una nota sobre la almohada es lo único que encuentro al levantarme la mañana siguiente:

"Ahora ya puedes decir que te has acostado con Chloe Torres".

No puedo evitar reír. Y yo que estaba preocupado por conocer a una más del montón, a la típica que se moriría por contarle a sus amigas que ha pasado la noche conmigo... Chloe es totalmente opuesta a ellas, o eso parece.

Giro la nota para comprobar lo que ya me temía: no ha dejado su número de teléfono.

Al escuchar que pican a mi puerta me levanto con la esperanza de que sea Chloe porque se haya olvidado alguna cosa. Ver a Inés me hace volver de golpe a la realidad.

—¿Qué pasa con esa cara de mierda? —protesta—. No quiero pensar con qué cara me hubieras recibido si llego a bajar recién levantada. ¡Parecía un mapache de lo mucho que se me había corrido el maquillaje!

Se ríe de ella misma mientras entra y se sienta en la cama. La nota llama su atención, intento quitársela de las manos pero tiene buenos reflejos y me esquiva. Abre los ojos como platos al leerla y casi se cae de la cama al girar para mirarme.

—¿Te has acostado con mi amiga?

Su seriedad me sorprende.

—¿No nos habías presentado para eso?

—Sí. No —suspira—. Sí, pero para que surja algo más, y aquí no veo su número de teléfono para poder tener futuras citas.

—No puedes planear ni dirigir la vida de la gente.

—¿Tienes su número? —insiste.

—¿Tú lo ves por algún lado? Yo tampoco.

Se frota la sien y suspira.

—Ya te lo doy yo.

—Si quisiera que la contactase me habría dejado su número.

—Chloe está pasando por una etapa oscura de su vida en cuanto a los hombres se refiere. No diré nada más, ya te lo contará ella si quiere —se levanta de la cama—. No debería haberme sentado ahí —un escalofrío recorre su cuerpo—. Vístete, bajamos a desayunar y me cuentas qué tal la noche.

Mientras bebemos un café con leche y engullimos un croissant de chocolate, le cuento que Chloe me parece una chica interesante, y confieso que no me importaría conocerla mejor, pero me niego a conseguir su número a través de Inés.

—Te organizaré una quedada con ella, tómalo como una segunda oportunidad de llamar su atención más allá del ámbito sexual. En ese está más que claro que te la has ganado.

—Yo no lo tendría tan claro viendo que ha huído sin dejar rastro.

—Te gusta más un drama que a una película de Disney... Se te olvida que soy vuestra amiga en común, ¿no? Puedo poneros en contacto cuando queráis.

—Una cosa no quita la otra.

De pronto Inés sonríe, orgullosa de algo que no comprendo.

—¿Es la primera chica que no le da importancia a estar contigo?

La miro con el ceño fruncido.

—No le veo la gracia.

—Chloe es única.

—En eso estamos de acuerdo.

Miro a través del gran ventanal y sonrío al recordar lo bien que lo pasé anoche.

—Gracias por la fiesta. La verdad, fué increíble. Excepto el pastel de chocolate y menta —pongo cara de asco—. ¿A quién le gusta eso?

—Había cuatro pasteles diferentes.

—Y solo tres personas comieron de ese —la interrumpo—. ¿En qué momento se te ocurrió?

—Se me acabaron las ideas: tarta de queso, de tres chocolates, carrot cake, y me faltaba una.

—Un simple bizcocho de yogur hubiera tenido más éxito.

—¿Cómo voy a poner un bizcocho en el cumpleaños de un famoso? Me horrorizo solo de pensar en los memes que se podrían crear.

Se me ocurren otros tres o cuatro sabores de tartas mejores que la de chocolate y menta, pero prefiero dejar el tema.

De camino a casa, una sensación de alegría y esperanza me invade. Al fin he conocido a alguien que merece la pena. Pase o no algo más con Chloe, lo que es seguro es que ha marcado mi vida, me ha confirmado que hay personas capaces de ver más allá de la fama que me rodea. El destino nos ha cruzado por un motivo, el mío está claro, el suyo todavía es un misterio.

Una canción para sanar su corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora