Capítulo 9

420 30 0
                                    

- POV Naim -

—¿Te pasa algo? —Orión se acerca a la barra y pide un par de chupitos—. Has sido más borde de lo habitual con la amiga de Joe.

—Dudo que realmente sea su amiga. En realidad será la amiga de la chica con la que quiere acostarse esta noche, y esta es su manera de conseguirlo.

—Es un poco rebuscado incluso para Joe, ¿no crees?

—En realidad, Naim ha acertado —Silas se une a nuestra ronda de chupitos—. Esa chica se aprovecha de Joe para presentarnos a todo el que quiere conocernos. Su amiga es fan de Naim, quería conocerlo, igual que su prima quería conocerme a mí hace dos semanas. Seguro que hay alguien esperando a conocerte la semana que viene —amenaza a Orión con una sonrisa.

—Lo dudo, todo el mundo sabe que tengo pareja, lo hice público hace dos semanas. ¿Recuerdas?

—¿Desde cuándo eso frena a las fans?

Me doy cuenta de lo penoso que resulta a medida que formulo la pregunta.

—Soy gay —sigue defendiéndose Orión, como si así fuera a evitar lo inevitable.

Bebo mi chupito y pido otro.

—¿Le abres los ojos tú, o lo hago yo? —pregunto mirando a Silas.

—Son fans, harán lo que sea por conocerte, por darte la mano, robarte un beso... Por suerte, no todas son así. Por desgracia, el nuevo ligue de Joe, y todas a las que ha invitado a venir con ella, sí lo son.

—Es la parte oscura de ser un personaje público —pago las dos rondas de chupitos.

—Nunca te habían molestado tanto las fans, ¿por qué ahora sí?

Silas se ríe ante la pregunta de Orión.

—Me había dado por vencido —reconozco—. Me había autoconvencido de que ser famoso significaba rodearte de gente que solo te quiere por interés. Tener cuatro o cinco amigos, poder contar con tu familia, con tu banda, y resignarte a no saber si una chica te quiere por quién eres o por cómo eres —hago una breve pausa—. Pero el otro día conocí a alguien —me río—, aunque sería más acertado decir que me reencontré con una chica a la que nunca le ha importado quién soy.

—¿Cómo estás tan seguro de que no finge para que caigas en su red?

Voy a contestar cuando Silas se me adelanta:

—El otro día la conocí, y puedo asegurar que no intentaba aparentar lo que no era. Solo con que pases cinco minutos a su lado, puedes notar que le da completamente igual lo que piensen de ella. Lo que me lleva a preguntarme: ¿seguro que no quiere solo sexo?

—Según Inés, es exactamente lo único que quiere con los chicos desde hace tiempo —suspiro y pido una copa—. No confía en nosotros.

—Menudo cabronazo debió tocarle como exnovio —asegura Orión.

—¿Por qué la culpa siempre es nuestra? —protesta Silas—. Hay mujeres que son verdaderas arpías.

—De hecho, yo también pienso como Orión. Aunque me jode que sea así, primero, porque no se lo merece, y segundo, porque siempre se da por hecho que la culpa es de un hombre —le doy un largo trago a mi bebida—. Pero, por lo poco que me cuenta Inés, y por cómo intenta ocultar cualquier emoción o reacción sentimental, tiene pinta de que su última relación fué una mierda.

—¿Y vas a seguir viéndola?

La pregunta de Orión me sorprende, sé a lo que se refiere: una chica emocionalmente dañada suele ser complicada. Aún sabiéndolo, no tengo que pensar la respuesta.

—Me parece interesante, y me siento cómodo a su lado. Me permite ser yo mismo, hace tiempo que no podía serlo con nadie que no fuerais vosotros, Inés o mi familia. Además, me da la sensación de que ha perdido la confianza en sí misma en algunos aspectos, y quiero que la recupere.

—Eres consciente de que si no se fía de los chicos, y tiene problemas de confianza, seguramente en su última relación haya habido algún tipo de maltrato o cuernos de por medio, ¿no? Va a ser un quebradero de cabeza para ti ayudarla a sanar las heridas que otro ha provocado.

—Me lo tomaré como un reto —bromeo.

—No entiendo para qué te metes en esos follones sólo para tener sexo.

—Es mejor con alguien interesante, con la que puedas tener buenas conversaciones y risas aseguradas.

—Orión tiene razón —interrumpe Silas—. Me cae bien, parece buena chica, pero si no quieres nada serio, las hay menos complicadas.

Una sonrisa se instaura en mi rostro.

—Las complicadas son las que merecen la pena.

Una canción para sanar su corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora