Capítulo 19

327 30 0
                                    

- POV Naim -

Oigo a Inés reírse desde el comedor.

—Te he llamado para que me ayudes, no para que te burles.

—Perdona, nunca pensé que te vería tan nervioso.

—Nunca me había planteado la posibilidad de conocer a mis suegros.

—¿En serio no lo pensaste cuando le pediste salir a Chloe? ¿Creías que desaparecerían de la faz de la Tierra o qué?

—No lo sé, Inés, simplemente no se me pasó por la cabeza que se podría dar la situación tan pronto.

—Es normal, ponte en su lugar: su hija está saliendo con un chico famoso, así que, en cualquier momento su vida va a ser expuesta. Solo quieren comprobar que, cuando eso pase, tú vas a ser lo suficientemente maduro como para sostener tu mundo y también el suyo, si es preciso.

Me llevo las manos a la nuca mientras empiezo a sudar.

—No me estás ayudando.

—La camisa azul claro —me aconseja—. Sin corbata, obviamente.

—¿Tejanos o traje?

—No vas a casarte, tejanos —antes de que pregunte, Inés señala una de mis bambas—. ¿De verdad pensabas ponerte unos zapatos de vestir? Estoy ansiando recibir un mensaje de Chloe contándome que su padre te ha recibido en chándal y zapatillas.

—Inés, deja de agobiarme, por favor, quiero estar presentable. Necesito que confíen en mí.

Me seco el sudor que cae por mi frente.

—Solo bromeaba. Conocer a los suegros no es para tanto.

Intento calmarme mientras peino un poco mi alocado cabello.

—He metido a su hija en algo muy gordo, lo mínimo que puedo hacer es mostrarles que voy en serio. Tarde o temprano pondré la vida de Chloe patas arriba.

—No lo harás tú, lo harán los periodistas.

—Pero será por mí. Son como sanguijuelas, nunca están satisfechos, da igual la exclusiva que consigan, siempre quieren más.

—Es su trabajo.

Recuerdo que hubo una época en la que Inés quería ser periodista.

—Te hubiera odiado muy fuerte si hubieras estudiado periodismo.

—No lo hubieras hecho, y yo tendría la vida solucionada a tu costa —da un trago a su cerveza—. No fui muy lista al elegir veterinaria.

Media hora después, por fin estoy listo para afrontar la cena con mis suegros. Lo peor de todo es que mi madre también me ha pedido conocer a Chloe y aún no le he contado nada. Después de ver lo mal que lo estoy pasando, creo que tardaré bastante en hacerla pasar por este mal trago.

Últimamente voy en moto a los conciertos, así que no es una opción si quiero pasar desapercibido, muchos periodistas ya saben mi matrícula por mucho que he intentado ser cuidadoso. La única apuesta segura es coger mi Seat Ibiza, a ese no lo tienen identificado.

Aparco lo más cerca posible de la casa de Chloe, y a pesar de estar oscureciendo, salgo con gorra y gafas de sol. Intento visualizarme: gorra, gafas de sol, camisa, tejanos y bambas... Menuda primera impresión van a tener de mí.

Al picar al timbre empiezo a sudar nuevamente.

—Mierda —mascullo mientras intento secarme el sudor lo más rápido posible.

Por suerte para mí, es Chloe quien me abre la puerta, dándome tiempo para quitarme la gorra y las gafas de sol.

—Gracias por venir.

Una canción para sanar su corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora