Capítulo 37

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- POV Naim -

Observo como el sol se sumerge en el horizonte, pintando el cielo con tonos anaranjados, mientras espero que Chloe llegue al punto de encuentro: un parque de las afueras de la ciudad. Mi mente se llena de pensamientos contradictorios que me hacen dudar a cada segundo de si estoy haciendo lo correcto. En mi interior hay un torbellino de emociones y experiencias, todas ellas me llevan a querer luchar por nuestro futuro; pero entonces aparece el recuerdo de su accidente, y el sentimiento de culpa arrasa con todo. He estado casi una semana posponiendo esto, pero debo afrontar la realidad. Ya son demasiadas noches reflexionando sobre lo que debo hacer, cuestionando si el amor que siento por ella es suficiente para justificar lo ocurrido. No lo es, nada puede pasar por encima de su seguridad. Esa conclusión me ha llevado a tomar una decisión dolorosa pero necesaria para asegurar su bienestar.

Ver a Chloe correr hacia mis brazos, con una sonrisa tatuada en el rostro, solo hace que esto me resulte más doloroso. Cuando me besa una opresión se instala en mi estómago, cada terminación nerviosa de mi cuerpo me insta a que la abrace, la bese, le diga lo mucho que la quiero... Pero no debo hacerlo. He tomado una decisión.

—Chloe, tenemos que hablar —la separo un poco y la obligo a sentarse en un banco. Su rostro refleja angustia—. Estoy seguro de que has sentido que nuestra relación ha cambiado, y creo que debemos afrontar la realidad: no podemos seguir con esto.

—¿Seguir con qué?

Contesta haciendo ver que no comprende el significado de mis palabras. Por su gesto sé que sí lo hace, pero no quiere afrontarlo. Sabía que esto pasaría, y yo tengo que ser fuerte por los dos y mantenerme firme en mi decisión.

—No quiero que sigamos adelante fingiendo que todo está bien cuando no lo está —lo digo rápido, de lo contrario no lo hubiera podido hacer—. Ahora mismo soy incapaz de mirarte a los ojos sin que la culpa me mate por dentro.

—No fue tu culpa —el contacto de la palma de su mano contra mi mejilla me estremece—. Y no tiene porque volver a pasar.

Posa sus manos sobre las mías, cogiéndolas con firmeza. Tengo que hacer de tripas corazón para poder deshacerme de su agarre. Ella mira mis manos, ahora solitarias, retira las suyas lentamente y muerde su labio inferior para evitar que tiemble. Sus ojos se cristalizan y una lágrima rebelde se pasea por su mejilla.

—No ha sido fácil para mí —hago un esfuerzo por no quebrarme—. He sido muy feliz a tu lado, más de lo que nunca pude llegar a imaginar, pero nuestra relación debe acabar en el momento en que tu vida está en riesgo.

No dice nada, se queda estática, casi no parpadea mientras de sus ojos escapan lágrimas sin cesar. Sus mejillas y la punta de su nariz se enrojecen, y hace un intento por controlar los sollozos.

—Chloe, mi amor por ti sigue siendo genuino, pero creo que mereces la oportunidad de encontrar algo más seguro. Quiero que seas feliz y libre, y no puedes serlo huyendo de alguien a diario.

—No puedes decidir por mí —su voz suena molesta, pero su rostro sigue impasible—. Una relación es de dos, ¿no tengo voto en esto?

Miro al horizonte, el sol ha dado paso a la luna tiñendo el cielo de tonalidades oscuras. Vuelvo la vista a Chloe, tiene la mirada fijada en mí. Ver sus ojos jade llenos de lágrimas provocan un vuelco en mi corazón. Sus labios están hinchados y brillantes por todas las lágrimas que han muerto en ellos.

—Lo siento, Chloe. Espero que algún día puedas perdonarme. Nunca he pretendido hacerte daño.

Sé que quiere decir algo, se nota por cómo intenta que sus palabras salgan de su boca, pero no lo consigue y al final desiste.

No me permito abrazarla, tampoco tocar sus temblorosas manos, ni siquiera secar sus húmedas mejillas. Contengo el aliento unos segundos y me voy, dejando a la persona que más he querido sola y angustiada.

Una canción para sanar su corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora