Capítulo 27

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El tatuador estaba sentado en la mesa mirando la cara larga de su madre y hermano que tenía delante. Si no fuera porque una le tenía algo, una pizca de respeto, ya se hubiera largado casi una hora atrás que llevaban dentro de ese restaurante ubicado en la zona alta. Estaba repleto de gente con un dineral tras sus espaldas, era obvio y difícil de disimular analizarlos a cada uno. Esposas con sus maridos que le pagaban la cena, mujeres de negocios importantes tratando temas en ellas, compañero de trabajo y familia disfuncional -como la suya- fingiendo caerse bien, cuando ni las caras se soportaban.

Yoongi seguía comiendo ignorado el incómodo hecho de que su madre solo lo había invitado para pedir el dinero que le correspondía. Min negó en su cabeza ante la idea de darle un dinero que no existía, y que, si lo hubiera, no era de nadie más que suyo. La mujer era terca, que no entendía la parte legal del asunto, y su hijo abogado, que estaba sentado allí, parecía que tampoco le explicaba, así que eran dos ingenuos contra uno cuerdo.

La madre de Yoongi aclaró su garganta para ver si captaba su atención y servirle otra copa de vino, típico juego de emborracharlo y ver si ebrio cedía.

-¿Otra copa? -Extendió la botella. -Para que te baje la comida.

Min tomo la servilleta y se limpió las comisuras.

-Algo impresionante de mí, es que ni ebrio me ven la cara. Dame diez, veinte copas de vino, soy difícil de convencer por más borracho que esté. -Sonrió burlesco. Bebió agua con hielo para pasar el gusto de la comida.

-No puedo creer que no me des mi parte... -Dejo bruscamente la botella salpicando una gota sobre el mantel de tono marfil. -Será mejor que dejes el orgullo y me lo des, Yoongi.

-¿No sé cuál es tu fascinación por quitarme dinero cuando tu marido está podrido en billetes? -Interrogó tomando su chaqueta y retrocediendo un poco con a la silla hacia atrás.

La mujer se cruzó de brazos y bufo molestos. Jihoon lo miro con desagrado.

-Mira, gracias por invitarme, pero no tengo tiempo para esto. Estoy harto de hablar de dinero. -Se levantó de la mesa, pero Jihoon lo siguió hasta que lo agarro del hombro y lo llevo a la silla otra vez.

-Escúchala... -gruño entre dientes el rubio.

-No te metas, ¿sí? -Le empujo un poco llamando la atención de la gente. -No tengo paciencia, ya te lo dije.

El hermanastro y la madre se quedaron como piedra al ver que Min se iba como si nada. Las personas murmuraban sobre lo que veían u otros trataban de intuir que paso. La mujer sintió vergüenza al igual que el joven.

Mientras que los dos que quedaron dentro se amargaban por la ida del tatuador, este sacaba un cigarrillo de su pantalón para encenderlo y fumar sentando en una banca que estaba a metros de aquel restaurante.

De camino refunfuñaba mientras pensaba en todo lo que se tuvo que vestir para esa cena del terror. Literalmente, se convirtió en quien no se sentía cómodo, con ropa apretada y camisa de vestir que le provocaba picor en el cuello. Llevaba puesta una camisa blanca, debajo un chaleco formal de un traje que iba a juego con su pantalón de vestir y zapatos del mismo estilo, para cubrirse del frío tenía un abrigo largo hasta los muslos, el cabello peinado hacia atrás dejando que los mechones largos rozaban su nuca.

Le envió un mensaje a Jungkook para decirle que le fue horrible y que se arrepentía de haber ido. Jungkook solo podía aconsejarlo. Al igual que aquel día en el gimnasio, donde boto todo el estrés golpeando un saco y diciendo lo que le pasaba por Taehyung, aunque siendo bien sincero consigo mismo ya debía dejarlo atrás, aun así, era concentre de que era difícil. Kim ya se había infiltrado en la mente y corazón del tatuador, haciendo más complicado saber qué demonios sentía por él.

Coconut & Cigarette [Yoontae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora