CAPITULO 35

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HAILE PoV

- Jano – digo sin dejar de mirar a Alexey – el más cercano es Max, avísenle para que traiga a sus lobos.

- Ya lo sabe, sus lobos no deben tardar en llegar

- ¿en dónde está Beliar?

- Está sacando a los niños de en medio de la batalla – asiento – también está por llegar Korog con sus trols.

- ¿podrán aguantar hasta entonces? – pregunto mirando a los ojos a Alex

- Claro – sonrió por su seguridad, aunque esta vez sé que está flaqueando – ve por nuestro hijo y trae a la maldita con vida, amare ver como Maximiliano la desmiembra viva.

- Mi sádico favorito – me acerco a besarlo brevemente – si tu o Ethan mueren, te juro que los mato – asiente con una sonrisa antes de prácticamente desaparecer por el pasillo de lo rápido que se fue.

- ¿por dónde empezamos a buscar? – pregunta Jano a mi espalda

- No necesito buscarla, sé a dónde lo llevo – lo miro – pero tú no iras, ayuda a Ethan y Alexey, mantenlos con vida no importa el cómo solo hazlo

- Como ordene la princesita – frunzo el ceño – suerte preciosa.

Hizo falta solo ver aquella bufanda colgada en la puerta de la recamara de As para adivinar en donde los tenía. Regrese a mi habitación para vestirme mas que con una gabardina y para poder calmarme pues se que debo mantener la mente fría cuando vea a Isadora.

Mientras me vestía con lo primero que vi, una voz hermosa llego a mi cabeza.

~ hola, mi amor – la voz rasposa de Levent es una caricia a mi mente

~ no se supone que están ocupados ¿Qué hacen hablándome? – reconozco el tono serio de mi lobo y no quiero despedidas, se que todos estaremos bien

~ puedo hacer ambas cosas, me conoces tengo muchos talentos – sonrió solo un poco antes de escuchar su suspiro – me prometes que te cuidaras y que volverás a mí.

~ como una vez dijiste, siempre volveré a ti mi amor – abrocho mi chaleco negro – promete mantenerte con vida.

~ te amo

~ yo te amo mucho más – digo tratando de no llorar – iré por nuestro hijo ahora amor.

Sin más me transporté a mi antigua casa por que al parecer Isadora no tiene más imaginación o eso pensé hasta que entre a la casa la cual ya no estaba destruida si no mas bien como la última noche que estuve con mis padres, cada cojín, cada florero incluso aquel horrible cenicero con la forma de mis manos hechas de yeso, hasta el olor era igual, como la odio.

- Lindo ¿cierto? – dice apenas entro a la cocina, pues esta ves ese será su escenario.

- Si, me trae tantos recuerdos – digo irónicamente – me encanta.

- Debes admitir que es un buen lugar para hacer negocios – al rodear la isla veo a mi hijo parado entre los dos mismos hombres de hace horas, cuando me ve hace el intento de caminar, pero uno lo toma del hombro demasiado fuerte pues hace una mueca comenzando a llorar; la voz de Isadora me detiene cuando el intento de ir y matar al maldito – no haría eso si fuera tu a menos que quieras ver como tu hijo muere – respiro profundo.

~ no llores bebe, pronto nos iremos

~ tengo miedo...

~lo sé, pero debes ser valiente como tus papas que están peleando por nuestro hogar para que cuando regresemos todo este bien – asiente limpiando sus lágrimas con decisión.

DIVIDIDA: entre el deseo y lo ¿correcto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora