Capítulo 16

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Cuando llegaron a Yiling, Nie Mingjue gruñó por el dolor de sus extremidades. Habían hecho un
viaje rápido, sin siquiera detenerse sobre su sable. Tratando de ver más allá de la expresión
ansiosa en Xichen. Sabía que no era de mostrar todo de él, ninguno del clan Lan lo era. Guardando sus emociones como si fuera lo mejor para ellos.

Pero lo vio explotar, sosteniendo a esos hombres, apenas supo como detenerlo, con tan solo verlo
a punto de golpear a los perros Wen. Parecía estar abrumado. Nie Mingjue bajó la mirada a su
mano, notando enseguida como sus manos temblaban.

Cada paso que daban aumentaba la ansiedad en el pecho de Lan Xichen, su corazón latiendo con
una mezcla de esperanza y temor. No podía evitar pensar en Wei Ying, en su sonrisa radiante, en
su valentía inquebrantable.

Caminaron por las calles, buscando desesperadamente alguna pista que los llevara a ella. Cada respuesta negativa que recibían era como un golpe a su alma, pero no se permitía rendirse. Wei Ying era más fuerte de lo que la mayoría podía comprender, y él lo sabía. Siguió adelante, determinado a encontrarla. Preguntaban a cada persona que cruzaban, buscando pistas, buscando cualquier indicio de que Wei Ying estuviera cerca.

—¿Una joven cultivadora? —dijo una señora, mientras sostenía contra su pecho un pequeño niño.

—¿Sí? —Lan Xichen sintió que su corazón se detenía en anticipación. Finalmente, ella asintió lentamente.

—Sí, la vi. Hace unos días, ayudó a una anciana a proteger su tienda de los hombres Wen. Luego
se fue hacia las afueras de la ciudad.

El alivio inundó a Lan Xichen, pero también la urgencia. Sabía que no podía perder más tiempo.

—Gracias, gracias por la información —dijo rápidamente antes de darse la vuelta y correr en dirección a las afueras de la ciudad. Nie Mingjue lo siguió de cerca, y juntos se dirigieron hacia el destino que podría llevarlos a Wei Ying. Con cada paso, Lan Xichen sentía que su corazón latía con más fuerza. Estaba cerca, podía
sentirlo. No se detendría hasta que finalmente la tuviera en sus brazos, asegurándose de que
estaba a salvo y sana.

Finalmente, en medio de la oscuridad de la ciudad, Lan Xichen encontró un rastro de sangre en el suelo. Un escalofrío recorrió su espalda mientras seguía el camino manchado, su corazón latiendo con más fuerza que nunca. La preocupación lo invadió, pero también la resolución de encontrarla sin importar los obstáculos.

—Da-ge, aquí —murmuró Lan Xichen con voz tensa, su corazón en la garganta mientras
señalaba el rastro.

Nie Mingjue se acercó y siguió la mirada de Lan Xichen hacia el rastro de sangre. El rastro los
llevó a una esquina oscura, donde Lan Xichen encontró algo que le robó el aliento. Era una cinta,
la cinta que Wei Ying solía llevar en su cabello. La tomó con manos temblorosas, sintiendo cómo
el peso de la situación lo abrumaba.

—Es de ella —murmuró Lan Xichen con voz quebrada, su garganta apretada por la emoción.

—¿Estás seguro?

Xichen asintió, porque después de todo había pasado tanto tiempo detallando cada una de sus
facciones, esas pequeñas muecas o incluso cuando aquella roja cinta fue tocada por él para atar su
cabello mientras dormía. No podía olvidar nada de ella.

Nie Mingjue puso una mano reconfortante en su hombro, compartiendo su preocupación en silencio. Lan Xichen cerró los ojos por un momento, dejando que la realidad se asentara en su
mente. Su corazón estaba lleno de temor por lo que podría haberle sucedido a Wei Ying. No podía
permitir que nada le pasara a la mujer que había llegado a amar profundamente.

Oscuridad entre las nubes Xixianfem!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora