Capítulo 26

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Llegaron exhaustos a un pequeño pueblo en las afueras de Yiling, un lugar que había sido olvidado por el tiempo y la guerra. Los lugareños los recibieron con miradas de asombro y compasión, y pronto se corrió la voz de que necesitaban ayuda. Los habitantes, aunque escasos y desconfiados, los guiaron hacia un lugar donde podrían descansar y tratar las heridas que habían sufrido. Xichen ayudó a llevar a Wei Ying a una pequeña cabaña, donde la depositó con cuidado en una tosca cama.

Sentaron a Wei Ying en un lugar apartado, rodeados de velas parpadeantes que apenas lograban iluminar la oscuridad. Wen Qing inspeccionó las heridas de Wei Ying con cuidado, su expresión seria mientras evaluaba la gravedad de las lesiones. Xichen observaba con angustia, su corazón apretado por la preocupación. Uno de los habitantes del pueblo se acercó tímidamente. Era un anciano con manos curtidas por el trabajo y una mirada amable. Se ofreció a ayudar, compartiendo su conocimiento de remedios naturales y hierbas medicinales. Wen Qing asintió agradecida y aceptó su ayuda.

El ambiente en la pequeña cabaña estaba cargado de tensión y ansiedad. Xichen miraba a Wei Ying con cariño y desesperación, deseando con todo su ser que ella se recuperara. El pequeño pueblo estaba lejos de ser próspero y carecía de los recursos necesarios, pero hicieron lo que pudieron. Proporcionaron alimentos, agua y mantas para mantenerlos cómodos. Wen Qing y el hombre del pueblo utilizaron hierbas y remedios naturales para tratar las heridas y reducir la fiebre de Wei Ying.

Wen Qing se acercó a Xichen, su expresión seria, pero reconociendo el esfuerzo conjunto que habían hecho—. Hemos hecho lo que podemos por ahora —le dijo en voz baja—. Esperemos que pasen esta noche y que su fortaleza los ayude a superar esto.

Xichen asintió, su mirada fija en Wei Ying, quien descansaba cerca de la fogata—. No los dejaré, Wen Qing. Haré todo lo que esté a mi alcance para asegurarme de que se recuperen.

—Necesito que le des energía... quizás con eso puedan recuperarse un poco más rápido.

La noche cayó y el aire se volvió más fresco. Xichen se sentó junto a Wei Ying, sosteniendo su mano con suavidad. Miró su rostro pálido y lleno de vendajes, sintiendo una mezcla de esperanza y ansiedad. La madrugada se cernía sobre ellos, el peso del dolor y la incertidumbre apretando el corazón de Lan Xichen. Se encontraba arrodillado junto a Wei Ying, quien yacía débil y frágil, su respiración casi imperceptible. Sus lágrimas caían en silencio mientras sostenía su mano con ternura, sintiendo una mezcla abrumadora de culpa y amor.

—Lo siento —susurró Xichen con voz entrecortada, su voz temblando bajo el peso de sus emociones—. Prometí protegerte, y aquí estás, sufriendo por mi fracaso. —Miró la cinta blanca que rodeaba su muñeca, desgastado a casi quemada, apenas se sostenía en ella. Un nudo se formó en su garganta mientras se aferraba a ella como si pudiera encontrar consuelo en su tacto.

Las lágrimas seguían fluyendo, sus sollozos rompiendo el silencio de la noche. No le importaba que Wen Qing fuera testigo de su vulnerabilidad en ese momento. Su angustia era palpable, un recordatorio doloroso de que no había podido evitar este sufrimiento

Wen Qing y el hombre del pueblo se mantuvieron ocupados, administrando cuidadosamente los tratamientos y vigilando a Wei Ying. La tensión en el aire era palpable mientras todos esperaban con el corazón en la mano.

La noche transcurrió lentamente, con Xichen y Wen Qing compartiendo momentos de silencio y preocupación. Cada vez que Wei Ying emitía algún sonido, todos retenían la respiración, esperando a que se recuperara. Fue una espera agonizante, llena de incertidumbre sobre el futuro.

Pasaron las horas en un estado de tensa espera. Xichen usó su energía espiritual para enviar suavemente fuerza y sanación a Wei Ying y Wen Ning, como un débil rayo de luz en la oscuridad. Cada minuto se sentía como una eternidad, y su corazón latía en sincronía con el suyo, como si estuviera luchando por su vida junto a ella.

Oscuridad entre las nubes Xixianfem!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora