Capítulo 7

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Wen Qing, una mujer de carácter fuerte y firme, había sido criada de esa manera, y lo agradecía que hubiese sido de esa manera, porque ahora su hermana parecía no querer escuchar sus palabras. Ir contra la secta que la mantenía bajo amenaza con las vidas de sus seres queridos, era lo que estaba evitando desde que fue arrastrada a ese lugar. ¡Ni siquiera ella lo hacía! No tenía la fuerza suficiente para poder escapar.

—Incluso si estás aquí... necesito que regreses con los demás —susurró Wen Qing, tomando del brazo a la joven alejándola un poco de lado del Lan, mientras la sonrisa de Wei Ying vacilaba.

—Qing-jie.

—Wen RuoHan no dará su brazo a torcer, que ellos estén aquí significa el poder que está manejando, sabes muy bien lo que puede hacer... —aseguró notando como el gris de su mirada parecía dudar por lo que ella decía, pero negó rápidamente en su dirección, y miró detrás de ellas.

—Puedo hacerlo, no tardaré demasiado. Al igual que nosotros ellos tienen a alguien que los espera... luego regresaré con A-ning, y escaparemos de todos. Lo prometimos antes.

—Antes de saber sobre este enfrentamiento. Wei Ying.

—¿Wei Ying? ¿Interrumpo? —Xichen intercaló la mirada entre ambas, mientras que detrás de él seguía esperando los herederos, además de la neutral mirada que les daba Lan Wangji. Wen Qing endureció su mirada hacia él.

—¡Para nada! —respondió de inmediato con una sonrisa que logró calmar la tensión de los demás, en lo que los rodeaba, inspeccionado sus heridas, no había demasiado, quizás estaban exhaustos, y en un estado de alerta—. Por ahora, necesito que permanezcan unidos. Lo demás, queda en cuenta de nosotros para cuando haya una oportunidad de escapar.

—¿La hay? —preguntó alguien de túnica amarillas, Wei Ying quiso rodar los ojos al notar la poca confianza que mantenía Jin Zixuan, en lo que se acercaba hasta donde ella estaba—. Nada asegura que unos Wen nos ayuden... incluso pueden estar engañando a Zewu-jun.

—Si no crees en él, por lo menos cree que regresaran a casa. Él no miente —respondió en su lugar Xichen, ganándose una sonrisa junto a un guiño por parte de la joven.

La mayoría asintió inseguros de sus palabras, pero no había mucho que hacer, solo podían confiar en sí mismo en la situación actual. El mundo de cultivación iba a entrar en una guerra que podría acabar incluso con sus vidas. En esos momentos eran rehenes y a la vista, ellos sus únicos salvadores.

Los tres abandonaron el pabellón, mientras que Wen Qing continuó sumergida en sus pensamientos. Quiera encerrar a su hermana si fuera posible, colocarla a salvo al igual que a toda su familia, pero allí estaba, siendo de héroe otra vez.

Cuando la mayor Wen reaccionó se encontraba frente a una habitación pequeña, cerca de los suministros del palacio central. Podría pasar desapercibido para cualquiera. Volteó a ver a ambos, notando como Lan Xichen solo sonreía en su dirección, casi como si brillara, en lo que su hermana se encogía de hombros a la pregunta de sus ojos.

—¡HunTao, cariño! —se escuchó repentinamente, en lo que Wei ying fue rodeada por unos delgados brazos, para luego sus mejillas sufrir una invasión—. Los estuve buscando para que fueran a comer, ¿Cómo pueden estar por allí con el estómago vacío? Además... —intercaló la mirada entre ambos—. ¿Tuvieron algún problema para descansar? ¿Fue muy estrecho para ustedes? LingSu, ¿Estás bien? Eres más grande que mi niño, así que, me temí que no fuera cómodo.

Lan Xichen asintió con su amable sonrisa, tratando de evitar la mirada penetrante que le estaba dando a su lado la médico, mientras Wei ying volvió a ser consentida por la mujer, quien por fin se dio cuenta de la presencia de Wen.

—¡Joven maestra Wen! —se inclinó de inmediato, obligando a Wei ying a repetir su acción—. ¿Por qué no me dijiste que estaba aquí?

—Ling-jie no me dejo.

Wen Qing carraspeó—. No importa, puede retirarse aun necesito que estos dos me terminen de ayudar.

La mujer asintió, y no dudó en irse mientras prometía traerle algo para que comieran, dejando un gran silencio entre ellos. Algo que Xichen quería romper, nunca había estado en ese tipo de situación, bajo la mirada de alguien más, al momento en el que entraron a la habitación.

—¡Xichen no me obligó!

—¡Wei Ying! —gritó Wen Qing, mientras Lan Xichen permaneció de rodillas, esperando a que el castigo se efectuara. ¿Cómo se atrevía compartir habitación con una dama?—. ¡Deja de decir ese tipo de cosas! ¡Eres una joven dama!

—Pero, Qing-jie, no podemos permitir que su identidad se revele. Wen Ruohan lo quiere con vida. ¿Entregaras a Zewu-jun?

Xichen escuchó el largo suspiró que dio la mayor Wen, en lo que se agachó en su altura, colocando su mano sobre el hombro del Lan—. Recuerde que mi hermana es una niña —susurró en su oído, sintiendo algunas punzadas sobre la piel, traspasando su túnica—. Zewu-jun... siempre me entero de todo.

....

—Saldrán. Wen Chao quiere cazar o lo que sea, tengan cuidado, se llevara a todos los jóvenes herederos —continuó Wen Qing, revisando las vendas que se envolvían en el pecho de la joven, por tercera vez—. Que no te descubran.

—¡No pasara! Además, trataré de nadie salga herido.

—Tampoco lo estes tú, no podré acompañarlos. Wei ying... ten cuidado, si terminas sin la mitad de tus extremidades ¡No me llames!

La risa de la más joven solo hizo suspirar a la mayor. Ni ella ni su querido hermano deberían de estar pasado por una situación como esa. Eran jóvenes... y deberían de vivir de esa manera. No rodeados de probabilidades en las que podrían morir.

—Prometo que todo estará bien, Qing-jie... A-xian cumples siempre sus promesas —respondió abriendo la puerta, en donde estaba recibiendo una mala mirada de la mujer, a lo que solo sonrió.

—No subestimes a Wei Ying —dijo suavemente Xichen, su tono firme pero lleno de convicción—. Ella tiene una fuerza interna increíble y es capaz de cuidarse a sí misma. Además, yo estaré aquí para protegerla.

Las palabras de Xichen causaron una reacción instantánea en Wen Qing. Sus ojos se estrecharon de ira y su voz se volvió aún más cortante—. No necesita tu protección, y mucho menos la de alguien de tu secta.

Wei Ying, sintiendo la creciente hostilidad entre los dos, intentó intervenir para calmar la situación, desde que su hermana se enteró sobre como compartieron cuarto, había empezado a ser mucho más hostil con el futuro líder—. Por favor, tranquilícense —imploró—. Cumpliré mi promesa de no hacer nada peligroso. ¿Si, Qing-jie?

Wen Qing asintió mientras veía como corrió al encuentro de donde iban los demás. Ese mismo intruso que su querida hermana había traído, ahora ya no actúa tan cauteloso con ella o con Wuxian. Arrugó la mirada, en lo que tanteó las agujas que se escondías en su manga. Empezaba a ser muy peligroso la clara cercanía que ellos tenían. Quizás... podía presentarle un poco sobre los instrumentos que ella utilizaba, si se enteraba de algo más. Olvidaría por completo la posición de ese hombre, y se convertiría en su objeto de experimentos. 

Oscuridad entre las nubes Xixianfem!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora