Capítulo 2

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—Entonces, ¿Quieres saber cómo esta Gusu Lan? ¡Ay! ¡A-ning, eso duele!

Lan Xichen observó desde la esquina de la habitación, mientras observa como la joven chica hacia un puchero en cada quejido al ser tratada. Incluso se sintió un poco avergonzado por mantenerse en la habitación. Era como traspasar la intimidad ajena. Pero Wen Qing no dejó que saliera, debía de aprovechar en ese momento, según sus palabras o no habría oportunidad para que ella los dejará hablar.

Te estaré vigilando, Zewu-jun.

—Lo siento, Ying-jie, pero Jiejie dijo que debes, debes conocer sobre tus heridas —escuchó decir al más joven. No parecía arrepentido de lo que hacía, incluso cuando tartamudeó, su agarre era firme mientras la atendía.

—Puedo esperar si quiere, joven maestra.

—No, no, déjalo, es más rápido que sepas la situación. Además, A-ning no es así, Qing-jie lo corrompió —respondió Wuxian sin dejar de lloriquear en queja. Vio al mencionado Wen Ning negando lentamente sin verlo.

Lan Xichen vio como el joven Wen dejaba los implementos sobre la mesa, mientras la puerta era abierta y el aura imponente de Wen Qing lo hizo retroceder un poco. Aún no estaba tan acostumbrado a la presencia de la mujer que a tan solo minutos lo había preparado mentamente para echarlo.

—No me culpes de tus desgracias, Wuxian. A-ning, la abuela te busca, y tú —señaló a la joven convaleciente—. Si sigues así, mis agujas no se mueven solas.

—Está bien, Qing-jie, sin amenazar a esta débil mujer. ¿Qué puede pensar Zewu-jun de nosotros? —se quejó la joven, pero eso no pareció funcionar con ella.

—¿Crees que eso me importa? Es un aviso, Wuxian. Y usted, Zewu-jun, asegúrese de que no se levante de esa cama, y tome asiento. Si las heridas se abren, no será ella la que lo cure, solo le comparto que tampoco seré amable.

—Entiendo, Joven Maestra Wen.

Wen Qing salió de la habitación, sin dejar de observar de manera amenazante a la mujer en cama, quien solo sonreía en respuesta para despedirla. Él tomó asiento como se le ordenó. Al solo estar ellos dos, Wuxian suspiró. Algo que imitó, no lo pudo evitar. Era un poco incómodo estar en silencio con quién lo rescató y con quién aún no se había disculpado.

—¿Qué quieres saber? —preguntó ella, acomodándose sobre la cama, mientras él aún mantenía la mirada alejada.

—Le debo una disculpa por mi actitud de hace un momento, cuando fue usted quién salvó mi vida, actué de manera grosera —se inclinó un poco hacia ella—, lo segundo, si no la molesto, ¿Podría saber su nombre?

La escuchó reír tan alegre, incluso con las heridas que mantenía parecían un poco más graves que las propias. Bastante despreocupada, por lo que alzó la mirada, notando su delgado rostro inclinarse en su dirección. Wuxian guiñó uno de sus ojos, por lo que bajo nuevamente la mirada, sintiendo como sus mejillas se calentaban—. Está bien, Zewu-jun, es bueno saber que puede reconocer un error con facilidad. Son mi familia, y puedo hacer lo que sea por ellos.

—Lo entiendo —asintió en respuesta.

—Me presento, Soy Wei Ying, de cortesía Wuxian, cultivadora errante.

—Pensé...

—... ¿Qué era Wen? —ella negó—: no lo soy, pero, desde que los he conocido han sido mi familia, el apellido no tiene nada que ver.

—Eso es muy lindo —balbuceó Xichen.

—Lo sé, entonces con respecto a su secta. En estos momentos, deben haber mandado una carta a las sectas para mandar a sus herederos a una "re-enseñanza" por lo que puede ser que su hermano, deba ir. —Xichen asintió en respuesta. No era de su gusto que su hermano tenga que sufrir en su ausencia, siendo que era el mayor y el heredero. Wuxian continuó—: Gusu Lan se están recuperando de la quema, lo cual es de conocimiento común, ya que fueron en contra del sol. El maestro Qiren es quien tomó el cargo, y su padre... esta gravemente herido.

—Comprendo.

Realmente lo hacía. Su padre no había aparecido en el mundo de cultivación desde que se casó, y se recluyó mucho más después de la muerte de su madre. Incluso cuando tuvo su fama por la fuerza y el manejo del Guqin por el que tan conocido, no iba a ser igual, el salir a una batalla en el que fueron tomados por sorpresa.
No sería lo mismo, quizás... también lo perdería.

Lan Xichen cerró los ojos unos segundos, queriendo controlar el dolor que carcomía su pecho. Debía de controlarlo como le habían enseñado, debía de hacerlo.

—Zewun-jun, respire por favor. No se puede rendir.

El movimiento de las sábanas llamó su atención, el tacto sobre sus rodillas lo sobresaltan. Por lo que abre los ojos, arrepintiéndose al segundo, al notar como los grises ojos de Wei Wuxian lo consolaban.

—Solo puedo decirle que esto no es el fin, aún hay personas por proteger. Esperaban su ayuda como líder. La guerra es algo que ya no podemos evitar. Wen Ruhoan quiere sentirse superior, y eso nadie se lo puede sacar de la cabeza. No le importa que tanto heridos tenga, incluso si es su familia directa. Eso no le importará.

—Joven maestra Wei.

—Las pérdidas son algo que no se pueden evitar —dijo alguien desde la entrada de la habitación, parecía un poco enojada, mientras se acercaba a ellos.

—Qing-jie.

La mencionada tomó a Wei Wuxian de su oreja, sin ponerle atención a las quejas, mientras volvía a envolver con las sábanas. Fue en ese momento que Lan Xichen fue consciente de la túnica interior con la que se encontraba la joven.

—Incluso si permito que estén juntos en la misma habitación, al menos se consciente de tu desnudez.

—Aún tengo ropa, Qing-jie.

—¡Tú-! —suspiró, ignorando la mirada interrogante de Wei Wuxian, por lo que se volvió hacia un sonrojado Lan Xichen—. Aunque alguno de los dos bandos gane, lo que se perderá son las vidas de inocentes. Zewu-jun, ahora es el líder de Gusu Lan, debe pensar en cómo preservará esas vidas, y tú, deja de hablar y descansa. Ahora fuera.

—Gracias por la información Joven maestra Wei, descanse por favor.

Mientras Lan Xichen salía de la habitación, observó como el niño de antes, paso a su lado, tropezando. Con rapidez lo tomó de la cintura, sintiendo como el dolor en su brazo se intensificó. A lo que solo sonrió a la mirada inocente del menor.

—¡Gege! ¡Gracias!

—Con cuidado.

El niño asintió para correr hasta la cama en donde fue recibido por una sonriente Wei Wuxian, quien llenó de besos el rostro del infante, mientras Wen Qing aún estaba regañándola.

Todo era tan extraño, y hogareño.
Aún sus heridas debían de ser tratadas antes de poder buscar ayudaba para lo que estuviera por llegar.

Lan Xichen lo sabía, desde que fueron atacados, desde que los herederos fueron retenidos. El mundo de la cultivación resurgiría.

Y quizás... Wei Wuxian podría ayudarlo.

Mientras volvía a la misma habitación de dónde despertó, el joven tímido, Wen Ning, se acercó a él en silencio. Por lo que se detuvo esperando a que hablara.

—Joven maestro Wen... ¿Puedo ayudarle?

—No vuelva a entrar en la habitación de Ying-jie. Usted... Debe esperar a que estemos nosotros. Por favor.

Wen Ning se inclinó ante él, para después dirigirse hacia la habitación de Wei Wuxian.

Él solo podía observarlo hasta que la puerta fue cerrada. Sus mejillas nuevamente se calentaron al recordar cómo estuvieron juntos minutos antes, siendo ambos jóvenes, aunque no había segundas intenciones. Lan Xichen había visto el cuerpo de la joven, delgado y de caderas anchas, podía ver unas vendas cubriendo el área de sus pechos, además de su largo cabello negro.

Su corazón se aceleró, mientras cerraba la puerta del lugar, quiso golpear su propio rostro. Había incumplido una de las reglas.

Oscuridad entre las nubes Xixianfem!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora