Alex

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Sus largos dedos se movían de manera armoniosa sobre el teclado, por cada segundo que pasaba las palabras iban apareciendo en la pantalla, sus ojos ámbar se enfocaban en la pantalla del portátil, gracias a sus habilidades en la mecanografía no era necesario ver el pequeño teclado.

Y así es como la sociedad se convirtió en una sociedad podrida. Finalizo su texto. Su cuerpo se relajó al momento de cerrar el procesador de texto. La fecha de entrega de su tesis se acercaba, y sus ánimos no estaban del todo bien en especial cuando iba al trabajo. Hasta hace unos días ir al trabajo era su escape perfecto de la tesis, pero recientemente un intruso no lo dejaba en paz. Todos los días llegaba a la misma hora, pedía el mismo café y durante el tiempo en que tomaba su café el hombre lo único que hacía era seguirlo con la mirada, eso le molestaba.

La presencia de aquel hombre le incomodaba tanto que mejor pidió un cambio de turno. El turno de la tarde no le gustaba ya que, según él, le quitaba sus horas valiosas de la tarde, pero estaba dispuesto sacrificar eso con tal de no encontrarse con esa persona. El turno vespertino era más tranquilo de lo que se imaginaba, había muy pocos consumidores y todos muy tranquilos, lo mejor era que aquella persona no había aparecido, realmente no le interesaba tener un acosador, sobre todo si este era un alfa dominante. Al principio pensó que era su paranoia, que el alfa no lo miraba a él, pero mientras pasaban los días confirmaba que ese sujeto en efecto lo miraba a él.

Su primer turno vespertino llego a su fin, volteo el letrero de abierto a cerrado, le tocaba hacer la limpieza así que era el único en la cafetería, mientras barría escucho como la puerta principal abría.

-Lo siento, ya cerramos- dijo sin voltear a ver al intruso.

-Te cambiaron de turno.

Sus movimientos se detuvieron. Al darse la vuelta se encontró con el hombre.

-no me lo cambiaron, yo pedí el cambio.

-Acaso estas huyendo de mi.

-Claro que sí, no quiero que un total desconocido ronde a mi alrededor.

-Entonces dejemos de ser desconocidos, soy Mark, ¿tu eres?...

-Mucho gusto Mark, yo soy QUIEN TE IMPORTA.

Una sonrisa se le dibujo a Mark, al verlo sonreír Alex sintió escalofríos.

-Eres muy chistoso, ALEX.

Los ojos de Alex expresaban sorpresa. –como sabes mi nombre, apoco me investigaste, wow ese es otro nivel de acoso-

-Eres tonto o te haces, desde el primer día conozco tu nombre por tu etiqueta de identificación.

La mano de Alex se dirigió de inmediato a su pectoral izquierdo como para tapar su nombre – malditas normas del servicio al cliente- susurro para él mismo. Una sonora carcajada lo trajo de vuelta a su situación actual.

-entonces Alex, como ya no somos desconocidos que tal si me pasas tu número de celular-

-Claro, dame tu celular- Mark le estiro el teléfono, Alex lo miro incrédulo –¿eres idiota o qué? Por supuesto que no te pasare mi número, ahora deja de acosarme o llamare a la policía-

-tú no sabes con quien estás hablando.

-Sí lo sé, con Mark el acosador de empleados de cafeterías.

-Cuántos años tienes, eres muy inmaduro para ser un adulto.

-Y tú eres muy idiota para ser un adulto.

La sonrisa de Mark se agrando –Me agradas Alex, volveré- dijo Mark para luego darse la media vuelta y caminar hacia la salida.

-No, por favor ya no vuelvas.

Cautiverio (alfaxalfa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora