Adios

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La propuesta de Kevin resulto muy tentadora así que termino aceptándola sin pensar, pero ahora estaba en un debate interno, pues, aunque no quiere debe regresar una vez más a casa para dejar todo acondicionado para su largo viaje. El debate estaba en sí iba él o Kevin. Su buen amigo se había ofrecido a ir, pero había cosas que Alex debía hacer de manera personal. Así que termino con el debate y decidió ir.

-Escucha con mucha atención querido amigo.

-Sí- Contesto Alex sentado esperando el sermón que le daría Kevin antes de su viaje de preparación.

-Tal vez cuando llegues tengas dudas, no talvez, lo tendrás, te conozco, empezaras a pensar si es buena idea, y todas tus cosas locas que se te vengan a la mente. Así que antes de que te retractes ya compre tu boleto para el próximo destino, lo compre con mi dinero así que si no subes a ese avión me pagaras su valor multiplicado por mil, ¿de acuerdo? – dijo Kevin con una voz firme, para detonar que hablaba enserio.

-De acuerdo- Alex sabia, perfectamente, que su amigo si cumpliría esa amenaza, así que volvió a aceptar su trato.

-Otra cosa, lo más seguro es que te encuentres con Mark, cuando lo hagas, no lo evites, enfréntalo y dile que te vas, no le digas cuando regresaras.

-Pero, si no sé cuándo regresare.

-Tienes razón, pero lo importante es que no sepa que regresaras algún día.

-Está bien, seguiré tu consejo.

-Así me gusta, eres un hijo muy obediente, mi querido Alex- dijo Kevin para después abrazarlo, sabía que su amigo necesitaba ese abrazo más que nadie.

Al separarse, Alex termino de alistar su equipaje improvisado que había llevado, los dos amigos salieron de la posada, caminaron juntos hasta la terminal de autobuses para que Alex abordara el autobús que lo llevaría hasta el aeropuerto. Se despidieron.

El camino de regreso a casa fue tranquilo, las cosas en la ciudad no habían cambiado, era obvio ya que solo se había ido dos días, pero Alex sintió que se había ausentado por años. Miro por la ventana del taxi todo se recorrido hasta llegar a casa.

Al bajar del taxi noto una silueta parada a un lado de la puerta de su casa, no se asustó ya que reconoció la silueta de Mark desde lejos.

-¿Qué haces aquí?

Mark se sobresalto al escuchar la voz de Alex, su mirada parecía perdida, el estado de su ropa estaba deteriorada, se encontraba despeinado, lucia demacrado.

-Yo... yo pensé que te habias ido-

-Me fui, pero ya regrese

Mark dio un paso hacia él, pero Alex retrocedió.

-Alex, lo siento.

-¿Qué sientes?

-Todo, fui un egoísta, por favor deja que te explique todo.

Alex dudo, pero recordó lo que su amigo le dijo, no debía escapar tenía que enfrentar a Mark.

-Esta bien, hablemos adentro.

Entraron a la casa, Alex fue directo a la cocina a buscar un poco de agua, le ofreció a Mark, pero este se negó. Regresó a la sala, vio que Mark ya se encontraba sentado en uno de los muebles así que se dispuso a sentarse en el desocupado. Los minutos pasaban, Mark tenía la cabeza baja, mirando hacia el piso, mientras estrujaba sus manos con nerviosismo.

-¿Diras algo?- pregunto Alex, tenía el tiempo contado y todavía tenía cosas que hacer, por lo tanto no le hacia gracia perder valiosos minutos en silencio.

Cautiverio (alfaxalfa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora