✨ McCarthy

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"I don't fucking care"

La comida con el señor Karim resultó ser más agradable de lo que esperaba, debido a que no tuve que realizar ninguna tarea, ya que sabía que podía estar sujeta a que el señor Black me pidiera algo o se le ocurriera una de sus brillantes ideas para impresionar al hombre frente a él. Sin embargo, eso no ocurrió, en su lugar, mantuvieron una conversación ligera y no necesitó de mis servicios en ningún momento. Gracias a esto, pude aprovechar el tiempo para responder todos los correos pendientes que tenía y los constantes mensajes que llegaban cada cinco o diez minutos.

—McCarthy —llama el diablo desde atrás—. Vámonos.

Ni siquiera me había percatado de que habían transcurrido dos horas desde que arribamos, cogí el teléfono móvil y me dirigí hacia donde el señor Black me aguardaba, con el objetivo de partir hacia la siguiente junta.

—El siguiente encuentro es con los hermanos Belmonte, señor —comunicó mientras nos dirigíamos hacia el vehículo donde Cormac ya nos esperaba.

—McCarthy, no olvides que aún nos falta tener una conversación —me comenta cuando nos encontramos a solas en la parte de atrás del coche.

—Señor —digo, provocando cierta incomodidad en su rostro—. Si me permite, no es necesario que debatamos sobre ningún tema en particular. Ayer, usted me dejó claro que nuestra relación se limita a mi papel como asistente personal, por lo tanto me resulta irrespetuoso que espere que haga cosas más allá de mis labores en el lugar de trabajo, especialmente dado que eso no fue especificado en el contrato.

Si el señor Black cree que todos están ansiosos por tener sexo con él, está muy equivocado. Personalmente, no tengo intención de hacerlo, incluso si me ofrece una gran cantidad de dinero. No soy de las personas que se degradan al punto de intercambiar sexo por dinero.

—McCarthy —advierte, pero yo no voy a aceptar su oferta.

—Señor Black —expreso de la misma manera—. No aceptaré su propuesta, ni en este momento, ni en un futuro cercano, por favor, le solicito de manera cortés que dejemos el asunto de lado, continuemos con lo acordado,me desempeñaré como su asistente personal y nada más.

Da la sensación de que no quedó satisfecho con lo mencionado ya que exhaló con irritación mientras cruzaba los brazos sobre su firme torso, como si estuviera pataleando y no tuviera otra manera de expresarlo más que de ese modo.

—Hemos llegado —aviso, habiendo transcurrido aproximadamente diez minutos.

El señor Black salió justo después de mí, en esta ocasión no tuve que utilizar el paraguas ya que estábamos lo suficientemente cerca del edificio como para hacerlo, nos adentramos y en el interior ya habían personas esperándonos, o más bien, esperando al señor Black con una sonrisa brillante.

Lo hermanos Belmonte son dos hombres de aproximadamente treinta años, altos, con músculos algo exagerados pero muy atractivos, portando impecables trajes de alta calidad, se mantenían con las manos dentro de los bolsillos de sus pantalones de pinza, sonriendo como si fueran un regalo de Dios para las mentes perversas como la mía. Ups... ¿Acaso pronuncié eso en voz alta? Bueno, ¿para qué negar lo inevitable? No tiene sentido ocultarlo.

—Jackson Black —dice uno de ellos mientras sonríe—. Mi querido camarada, ¿cómo te va? —le inquiere estrechando amistosamente su mano, da la impresión de que se conocen de antaño, o al menos eso parece, el señor Black esbozó una sonrisa idéntica y puedo garantizarles que experimenté una sensación de escalofrío por toda mi espalda.

¿Puede sonreír? ¡Dios mío, es lo más aterrador que he presenciado en todo el día!

—Bastián —dice mi jefe con una sonrisa mientras acepta el apretón con agrado—. He estado muy bien, espero que vosotros lo hayáis pasado igual —dice sin borrar su expresión de alegría, acercándose a saludar al que supongo es el hermano mayor del señor Bastián.

Sr. BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora