✨ McCarthy

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"Wild"

Cómo había prometido, llamé a mis padres justo después de salir de la empresa, por suerte y gracias a Dios, el señor Black había decidido salir temprano, claro, en casa lo esperaba una persona para satisfacer sus deseos sexuales, pero, para mi sorpresa, no escuche ruidos proviniendo de la habitación roja, solo... silencio.

Mamá y papá me soltaron el sermón más grande, largo y exasperante que puedas imaginar, me regañaron, me reclamaron, incluso me dijeron que si volvía a hacer esto iban a enojarse de verdad, porque no era justo que pasaran meses y no les diera señales de vida, que ellos piensan que a lo mejor algo malo me ha ocurrido y que por eso no les he llamado para contar sobre mi.

Después de que todo se calmara, los regaños cesaron, comenzamos a charlar como una familia normal, mis padres se ven cansados pero aún así están ahí, frente a mi, sonriendo y preguntado acerca de mi nueva vida en New York, todo bien, les dije, no queriendo preocuparlos por la vida de mierda que llevo desde que me enamoré de mi jefe.

—¿Cuándo vendrás? —preguntó mi papá, no súper qué responder, bueno, quizás podría darles una respuesta pero ni yo misma estaba segura, estaba consciente de que una vez terminado mi contrato me iría muy lejos, lejos del señor Blanco y mi amor no correspondido.

—Muy pronto —sonreí, aunque ellos no quedaron del todo convencidos de mi respuesta y era claro que iban a quedar así, esperan escuchar una respuesta más precisa y concisa—. Pediré unas vacaciones y muy pronto estaré nuevamente en Dublín.

Mi argumento parece mejorar su estado de ánimo, pues mi mamá ha sonreído en grande y comienza con su relato de todas las cosas que prepararía para mi regreso.

Si tan solo mi madre supiera la verdad...

De la nada la figura de un señor Black sin camisa y solo con los pantalones de vestir se hizo presente desde atrás, yo lo vi por mi reflejo en la cámara, mis padres se quedaron en silencio, observando al señor Black con interés y preguntándome silenciosamente quién era.

—Es el señor Black —dije, notando cómo mi jefe no se dignaba a voltear a verme, solo pasó de paso a tomar un botellín de agua y regresar a su habitación, cerrando de un portazo—. Una disculpa, ha sido un día largo.

—El señor Black... ¿es tu jefe? —preguntó mi papá, asentí en respuesta, no sabiendo lo que se aproximaba—. ¿Vives con tu jefe, Eny?

—Es solo por cuestiones de trabajo, papá, soy la asistente personal del señor Black, y no podemos pasar todo el día y toda la noche en la empresa —explico de manera poco detallada, sin embargo eso no parece complacer a mi papá.

—¿Desde cuándo vives con él? —cuestiona.

—Técnicamente... desde que comencé a trabajar para él —respondí, mi padre se levantó de su asiento y se perdió quien sabe a donde, estaba claro que la noticia y la nueva revelación de que yo vivo con mi jefe no pareció agradarle en lo absoluto.

—Déjalo, mejor dime, ¿cómo es tu jefe? Se ve que es muy guapo —me dice mi madre y solo atino a escuchar el murmullo de mi papá, quizás, refunfuñando por todo esto.

—El señor Black es solo mi jefe, mamá —dije, tratando de desviar la atención y el camino que la presencia del señor Black llevó a nuestra pasiva conversación.

Sr. BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora