✨ McCarthy

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"If you can't find a way.

Create one"

Que el señor Black haya descubierto que estoy a nada de tener el mejor sexo bisexual de mi estadía en New York no me hizo perder las ganas, de hecho me hizo sentir mejor que nunca, me gustaba y me subía el ego que él supiera que no es el único que puede follar cuando quiere y con quien quiere.

Pero eso no me hizo sentir mejor. No me hizo sentir bien ni mal, me hizo sentir una cosa extraña en el pecho, en la boca del estómago, como cuando te dan un golpe, así me sentí.

—"Responde, McCarthy" —susurró—. "¿Estás follando?"

Pero era muy tarde para echarse para atrás, debía seguir de pie y con valor, así como él podía hacerlo delante de mí sin importarle en lo absoluto, yo también podría hacerlo, así estemos hablando por teléfono nada más.

—Si, señor Black, estoy a nada de follar —respondí, viendo cómo Cyrus y Joy volteaban a verme sin comprender a quién le estaba dando explicaciones.

—"Ven, McCarthy" —y sentí que su voz grave y aterciopelada me acariciaba los tímpanos de una forma tan sensual que lo único que pensé fue: «iré».

—Estoy ocupada, señor Black, si quiere puedo llamarle a alguien para que esté a su disposición esta noche y las siguientes en las que mi descanso termine —le informé, las ganas se me estaban pasando y ahora lo único que quiero es dormir, descansar y olvidar por un par de horas todo lo que tenga que ver con Jackson Black.

—"¡No te estoy pidiendo que consigas a una maldita sumisa, lo que quiero es que vengas, ahora mismo!" —exclamó con patente molestia marcada en su voz.

—Señor Black-

Ni siquiera me dejó terminar para cuando el señor Black ya me había dejado con la palabra en la boca, importando poco si yo tenía algo más que decir.

—Imbécil —susurré viendo mi reflejo en la pantalla del móvil apagado.

—¿Todo bien? —me pregunta Joy acariciando mi rostro con su mano mientras la otra viaja a mi cintura para rodearla y apresarme para que no pueda alejarme.

Las ganas que tenía de follar toda la noche con estos dos dioses griegos se fueron a la mierda por culpa del señor Black, y podía retomar mis deseos y hacerlos realidad pero... ya para qué.

—Lo siento, debo irme —me disculpo, tomé mis cosas, arreglé mi ropa y salí de ahí en dirección a mi casa, quiero despejar mi mente un segundo, recordarme por qué hago lo que hago, y por qué estoy trabajando para un imbécil como el señor Black, por qué sigo haciendo esto, por qué...

Llegué a mi casa en cuestión de treinta y cinco minutos, no quedaba lejos pero con el paso con el que venía una tortuga podría rebasar sin problemas mi velocidad, no quiero hacer nada, no quiero hablar con nadie, no quiero que nadie me moleste, pero a pesar de eso, tengo que responder las llamadas y correos que llegan al móvil del señor Black, porque la muy estúpida, o sea yo, olvidó dejarlo en la oficina.

—Buenas noches, habla ENy McCarthy, asistente personal del señor Black, quisiera posponer la reunión prevista del día de mañana para el día lunes de la próxima semana —pero el secretario del señor Morris se rehusaba a posponer la maldita reunión.

—"Me es imposible posponer esa reunión, la agenda del señor Morris está demasiado ocupada como para hacer ese cambio" —me explica, y yo sé lo que significa y lo que se siente que te cambien la fecha que ya tenías programada para tal día y después tener que mover absolutamente todo para acomodarla.

Sr. BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora