✨ McCarthy

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"Angels"

La inesperada confesión de Jack me dejó sin habla. Jamás me había imaginado que algo así pudiera ocurrir, mucho menos que él viajaría a Dublín para decirme esas palabras. Mi mente luchaba por procesar la realidad mientras mis emociones se agitaban en un torbellino. Sus palabras resonaban en el silencio de la playa, y el peso de su significado se posaba sobre mí como un manto denso.

Las estrellas parecían centellear con complicidad en el cielo nocturno, como si fueran cómplices de este giro inesperado. No sabía qué decir, cómo reaccionar ante la vulnerabilidad que Jack mostraba. Las barreras que solía levantar con él se desmoronaban, dejando al descubierto una gama de emociones que había intentado ocultar.

Mis ojos, fijos en los suyos, buscaban respuestas en el reflejo de su mirada. En ese instante, Dublín dejó de ser solo el escenario físico, transformándose en un lienzo donde nuestras emociones se entrelazaban. La brisa marina acariciaba mis mejillas, como si quisiera borrar cualquier rastro de resistencia que pudiera quedar.

—Jack... —comencé, pero las palabras se atascaron en mi garganta. La intensidad del momento se apoderaba de mí, y la sorpresa, la incertidumbre y un atisbo de esperanza se mezclaban en un cóctel emocional que amenazaba con desbordarse.

—Sé que no he sido el hombre que te mereces —susurró, con una sinceridad que resonaba en cada palabra—. Me he portado muy mal contigo, y te pido que me perdones. Por todo, desde el comienzo, desde aquel día que nos conocimos, te pido perdón desde entonces.

Su confesión resonaba en el aire nocturno, y sentí el peso de cada disculpa como un eco de años de altibajos. La vulnerabilidad en su voz me tocó de maneras que no sabía que eran posibles. Las lágrimas amenazaban con empañar mis ojos, y mi corazón luchaba entre la resistencia y el anhelo de un cambio sincero.

En ese momento, la playa parecía contener el susurro de nuestra historia, como si las olas fueran testigos de una transformación en marcha. La intensidad del momento resonaba en el aire, dejándome enfrentar una elección entre la cautela del pasado y la posibilidad de un futuro redimido.

En medio de todo esto, mi mente es un caos, incapaz de articular una respuesta clara. No sé qué decirle, me debato entre mandarlo al diablo y exigirle que deje de jugar conmigo o, quizás, preguntarle incrédula si esto es simplemente una broma que está haciendo con Zackary. La confusión en mi interior se entrelaza con la complejidad de las emociones, dejándome en un limbo de indecisión y desconcierto.

—Mi papá te odia —solté, porque fue lo primero que cruzó mi mente—. Aidan también.

La tensión en mis palabras se amalgamaba con la cruda realidad de las relaciones a mi alrededor, erigiendo una barrera palpable entre nosotros.

Evitaba su confesión, desplazándola hacia un rincón, simplemente porque no sabía qué hacer.

Mis nervios se manifestaban en un temblor evidente en mis manos, todavía aferradas a las suyas, y sabía que él ya había percibido esa vibración sutil pero reveladora.

El dilema se cernía sobre nosotros, y mi incapacidad para lidiar con esta situación creaba una tormenta interna que amenazaba con desbordarse.

—Eny, sé que he cometido errores imperdonables, pero estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para ganarme el perdón de tu papá y Aidan —Jack respondió con determinación, su mirada reflejando un compromiso genuino—. Por ti, haré lo que sea necesario. No permitiré que ese odio sea la única historia que nos defina.

Sr. BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora