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Dos días más habían pasado, Zoro manejaba por la ciudad muy tranquilo, se encontraba nervioso porque su destino no era nada menos que ir a visitar el baratie.

Al llegar se quedó unos minutos en el estacionamiento tratando de juntar el valor suficiente para verlo a la cara.

Entro y no había mucha gente en el lugar. Desde la puerta de la entrada pudo ver la melena rubia de Sanji en la recepción por lo que se acercó.

-¿podemos hablar?-pregunto el peliverde.

-No se de que tenga que hablar con usted.-dijo sin mirarlo.
-Sanji, ¿por favor, puedes darme un minuto?
-Como puede ver estoy trabajando.-se encontraba viendo una revista, ojeaba cada hoja tratando de no darle su atención al peliverde.

Zoro iba a seguir protestando pero alguien toco su hombro llamando su atención.

-Ya te dijo que el no quiere hablar contigo, porque no te largas antes de que te saque a patadas-era Zeff.

Zoro se dio por vencido al recordar la advertencia que le dio tempo antes, no le tenia miedo, solo no quería más problemas.

Les dio la espalda y estaba por salir, pero el rubio se levantó y fue detrás de él.

-vamos afuera, te escucho.-ignoro los reclamos de Zeff y salio junto al peliverde.

Ambos ya afuera se mantenían de pie uno frente al otro, Zoro seguía sin decir nada y eso ponía de nervios al rubio.

-¿Querías hablar conmigo no?

-Si. Yo, espero que me creas pero, hable con hiyori y...

-No te basta con engañarme y ahora vienes a decirme en la cara que sigues hablando con ella.

-¿que? No, escúchame, me lo contó todo.

-Si, a mi también, y te recuerdo que esa fue la razón por la que terminamos.

-escúchame. - lo tomo de ambas mejillas.-No te engañe.

-Ya no confío en ti.-Zoro quito sus manos de las mejillas de Sanji lentamente, esas palabras le habían dolido, y sabía que por más que tratara de hacerle saber Sanji ya no le creía.

-Esta bien, no voy a seguir intentándolo, voy a dejarte en paz.

Zoro se retiro, Sanji no lo detuvo y lo dejo ir.

Sanji sentía las inmensas ganas de ir tras el y decirle que también lo amaba, que le creía cualquier cosa que le dijera pero que volvieran a ser lo que eran antes, solo se trago todo eso y siguió su camino al restaurante. Su orgullo podía más.

-

Zoro era un mar de lagrimas siempre trataba de ser y verse fuerte pero era una ocasión en la que no podía más.

Extrañaba a Sanji y mucho, pero este no quería escuchar ni una sola palabra y que iba hacerle a eso.

Nami se encontraba en la sala de estar de su casa hablando por teléfono con su mejor amiga.

Planeaban cuando seria la próxima fiesta.

Nami camino hasta el cuarto de Zoro tocando la puerta.

-¡Zoro! ¿Puedo pasar?-no espero respuesta y paso de todos modos.-Zoro...

-¡¿que es lo que quieres bruja?!-grito.

-Quiero tratar de animarte, vamos.

-¿trajiste a Sanji? Solo eso podría animarme.

Amigos en común  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora