Capítulo 11.

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Rodeó el auto, y me abrió mi puerta. Me tomó de la mano y entramos a la gran casa Maslow.

—Mamá... —dijo James mientras veía con atención la casa, que estaba demasiada silenciosa y sola.

—Parece que vinimos de oportunistas, James. —jalé un poco su brazo, en son de que nos fuéramos.

—Es extraño... nunca dejan abierto por ninguna razón —frunció el ceño.

—Tal vez salieron de pronto, y olvidaron la puerta.

—Tal vez —dijo no muy convencido.

Salimos de la casa Maslow, subimos al auto y arrancó a quien sabe donde.

—¿Adónde vamos, Maslow? —miré su rostro, que estaba fruncido totalmente.

—No me digas así, ____________ —frunció los labios—. Parece que estas molesta, porque siempre que te enojas me dices Maslow.

—Claro que no estoy molesta —besé la comisura de sus labios y después me incorporé en mi lugar.

—Y vamos a un strarbucks, por café y un panquesito, tengo hambre. ¿Quieres tú también? — me dirigió una mirada rápida y después la volvió al camino.

—Oh... sí, claro. —fruncí el ceño y me recargue en al ventana.

James estaba preocupado por algo, y no me lo había dicho.

Minutos después, llegamos a un starbucks en el centro de Los Ángeles.

James rodeó el auto, me abrió la puerta y me tomó de la mano para entrar en la cafetería. Entramos, pedimos un mokaccino para mi y uno normal para James, con unas rebanadas de pastel de chocolate para acompañar.

—Son veinte con cincuenta —dijo el mesero .

Yo estaba tomada del brazo de James, viendo para todos lados, buscando una mesa libre.

—Voy a buscar mesa, James.

Me miró y asintió. Vi que sacó su billetera y me fui a buscar una mesa cerca de la ventana.

Cuando estaba por poner mi bolso en una, me tropecé con un cargador, solo musité un "lo siento" y fue después cuando vi un rostro demasiado conocido.

—Culpa mía... —levantó la mirada de la laptop— ¿___________?

Vestía de una bata de médico y debajo de ella una camisa celeste.

—Si... —fue entonces cuando recordé quien era— Oh por Dios —sonreí—. ¿Christian Carter?

—Él mismo —inclinó un poco la cabeza—. Y... ¿que tal? ¿gustas sentarte? —se puso de pie y apuntó la silla acolchonada.

—No, en realidad...

—¿Está todo bien? —dijo James llegando con una bandeja en la que estaban nuestras cosas.

—Sí, solo que me encontré a Christian... —lo miré y sonreí.

—Oh si, ya te recuerdo —dijo James frunciendo el ceño.

—Y yo también... —dijo Chris rodeando los ojos con suma delicadeza. Casi tanta que no lo noté.

—Bien... —dije para calmar lo tensó del ambiente— pues, nos vemos entonces —le dirigí una sonrisa a Chris— ¿Nos vamos, James?

Asintió con el ceño fruncido. Fuimos a la mesa que estaba dos después a la de Chris, ya que en la que estaba por sentarme me la habían ganado. Así que me senté en una, y James se sentó frente a mi. Yo hice mi cabello para atrás y tomé mi café y mi pastelillo.

Comencé a comer.

—¿No que estaba en México?

Fruncí el ceño y levanté la cabeza, no sabía a que se refería.

—¿Eh?

—Sí... Christian, ¿no se había ido a México?

—Eso fue lo ultimo que supe de él. La última vez que lo vi fue en el hospital, cuando estaba internada —tomé de mi moka—. ¿Por qué preguntas?.

—Pensé que estaba en México. —levantó las cejas y siguió comiendo.

No sabía a donde quería llegar, así que me quedé callada y comí mi desayuno.

Después de haber comido, salimos rumbo a casa.

[...]

Todo el camino fue demasiado callado. Ni siquiera volteó a verme. Ni siquiera me abrió la puerta.

Caminó muy rápido rumbo a la puerta, la abrió y entró aún sin verme.

—¿Estás bien, James? —dejé mi bolso en una pequeña mesa que esta lado a la puerta y fruncí el ceño.

—Sí —respondió distante.

Volví a asentir confusa.

Me subí a la recámara (a pesar de ser medio día), y me tiré a ver "Dance Moms".

[...]

01:18 p.m.

Tenía dieciocho minutos de haber terminado "Dance Moms" así que seguí "viendo" la plasma, pero esta vez sin poner atención.

Más bien pensaba en lo distante que estaba James. Primero, cuando salimos de casa de sus padres, y después, cuando estábamos en el starbucks.

Tan en la luna andaba, que ni cuenta me di que la puerta medio se abrió.

—Lamento haberte hablado así... —se recostó junto a mi, y pegó su cabeza en mi pecho.

Comencé a sobarle el cabello.

—No te preocupes... —susurré— Solo dime porque te pusiste así.

—Primero porque me preocupa mi familia, no tengo idea de donde están y porque la puerta estaba abierta —se levantó y me miró serio—. Y en segundo, por... Christian.

—¿Christian? —pregunté. Asintió—. ¿Porqué?

—Ya sabes... me da miedo... que te vuelva a mover el tapete —frunció los labios.

Reí.

—James... tú sabes que yo te amo a ti —tomé sus mejillas entre mis dedos y las apreté—, aun que no puedo negar que se puso más bueno.

No bromeaba.

—¿En verdad? —se notó preocupado.

—Sí —respondí firme—. Aunque tu estás muchísimo mejor.

No bromeaba.

—____________... —dijo en tono de regaño. Ya sabemos que se sonroja con todo tipo de comentario.

—Bueno, él esta más bueno.

Ladeó la cabeza como cachorro recién regañado.

—Es mentira, amor —pegué mi nariz a la suya.

—¿De verdad no te gusta?

—No me gusta nadie que no seas tú. Excepto Jamie Doran —mordí mi labio inferior.

—De acuerdo —sonrió—. ¿Quieres hacer algo?

—Solo quiero saber como está tu familia —mi vista se fue un momento a un lugar en específico, después la volví a él.

—Yo también... voy a llamarle a mamá —bajó.

Fui tras de él. Yo también quiero saber que sucede con su familia, (ahora también mía).

Se paró con una mano en la cintura y con la otra sostenía el teléfono en si oreja.

—¿Kevin? —sonrió—, hermano, ¿que haces ahí? —esperó un momento con la gran sonrisa en su rostro.

Había escuchado un par de veces ese nombre. Es primo de James, compañero en bromas y travesuras.

—¿Todos? ¿de verdad? —volvió a sonreír con emoción—. Ya salgo para allá.

Me miró y sonrió.

—Vamos a casa de mis padres.

—¿Están todos bien?

Asintió.

Salimos al coche de James y viajamos a casa del señor y señora Maslow.

[...]

Estacionó el coche y tocó la puerta.

Un chico más o menos de su tamaño (centímetros más alto) vestido con unos jeans flojos y una camiseta a cuadros abrió la puerta.

Sonrieron.

[.........]

Xoxo

Juntos, ¿para siempre? |James Maslow|Where stories live. Discover now